Cultura Por: J.C. Maraddón02 de julio de 2025

La beneficencia pura y dura

Para conmemorar los 40 años del Festival Live Aid, se han previsto diversas actividades, entre las que se cuenta la retransmisión del evento en toda su extensión por parte de la emisora británica Greatest Hits Radio, en un programa especial que incluirá testimonios de los protagonistas.

J.C. Maraddón

Durante la etapa dorada de la cultura hippie, el rocanrol se había plegado a las luchas callejeras mediante canciones y declaraciones a la prensa, donde se plasmaba su apoyo a los reclamos por los derechos civiles, por el fin de las guerras y por un mayor cuidado del medio ambiente. Quizás el Concierto para Bangladesh en el Madison Square Garden, organizado por George Harrison haya sido el giro cualitativo en ese tipo de iniciativas, ya que esta vez se trataba de músicos de rock implicados directamente en una causa que pretendía recaudar fondos para donarlos a UNICEF, por la situación de los refugiados en la región de Pakistán del Este.

La crisis económica de 1973 impulsó una mutación de los paradigmas y los sueños de cambiar el mundo de la generación sesentista iniciaron una pronunciada declinación, algo que en la evolución rockera se patentizó en el surgimiento del punk, que renegaba de cualquier esperanza global. El nihilismo era el sustento filosófico de esa nueva moda, que abogaba por la anarquía y la destrucción, en contraste con los ideales sostenidos por sus antecesores, que todavía creían en la posibilidad de construir una humanidad mejor, basada en sentimientos fraternales y alejada del imperativo de la competencia que aparecía como subyacente al capitalismo.

Pero la punkitud tuvo una duración acotada y hacia finales de los años setenta, cuando la espuma bajó, quedaron en pie al menos un par de tendencias muy poco homogéneas, que de allí en más capitalizaron la herencia sonora de esa fugaz revuelta que encabezaron los punkies. Los rankings de ventas vieron emerger de esos escombros la llamada new wave, que exhibía atributos como la simpleza, la frescura y la contundencia, motivo por el cual estaba condenada al éxito y, por ende, a diluir sus pretensiones en el aporte de hits, sin que por detrás hubiera ningún otro fundamento.

A la par, anclados en un perfil más alternativo y experimental, estaban los artistas enrolados dentro de lo que se denominó genéricamente post-punk, una corriente que ya entrada la década del ochenta iba a aportar algunos de los nombres más prestigiosos del panorama internacional. Sin embargo, cabe aclarar que la new wave y el post-punk no eran categorías excluyentes, y que con frecuencia se dieron a conocer bandas y solistas cuya obra navegaba con fluidez entre estos dos rótulos, dependiendo de la etapa que atravesaba su carrera y de la inspiración que animara a sus intérpretes y compositores.

Entre estos últimos se puede encuadrar a Boomtown Rats y Ultravox, dos formaciones que se habían forjado en tiempos del punk y que, una vez apagada esa rebelión, obtuvieron una mayor resonancia. Fueron los líderes de esos grupos, Bob Geldof y Midge Ure, respectivamente, quienes iban a rescatar aquella antigua militancia rockera por la solidaridad. Ellos fueron los encargados de lanzar la convocatoria y organizar el 13 de julio de 1985 el festival Live Aid, con el objetivo de mitigar la hambruna que asolaba a Etiopía y Somalía. El mismo día, sendos escenarios ubicados en Londres y Filadelfia alojaron a las más famosas estrellas de la época.

Para conmemorar los 40 años de ese acontecimiento, se han previsto diversas actividades, entre las que se cuenta la retransmisión del evento en toda su extensión por parte de la emisora británica Greatest Hits Radio, en un programa especial que incluirá testimonios de los protagonistas. Desde esa recaptura, tal vez pueda verse en perspectiva lo que significó aquel emprendimiento, que sin duda fue representativo del espíritu ochentoso: desencantados ya de toda expectativa por alterar las condiciones en que se desenvuelven las cosas, los músicos se concentraron en la beneficencia pura y dura.

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