Cultura Por: J.C. Maraddón24 de julio de 2025

Brillante en la oscuridad

Todo lo anecdótico que pueda parecer el historial de insolencias de Ozzy Osbourne, se completó con una personalidad artística arrolladora para que el cantante fallecido el martes pasado escriba en la historia del rock varios de los capítulos que definieron la orientación iconoclasta de ese movimiento.

Por J.C. Maraddón 

Cuando el rocanrol se atrevió en los años cincuenta a mezclar lo blanco con lo negro, los prejuicios de la sociedad estadounidense afloraron con énfasis y el puritanismo reinante condenó ese género que excitaba a los jóvenes y los ponía a bailar de un modo que era visto como escandaloso. Para colmo, el héroe anglosajón de ese estilo musical, Elvis Presley, se ufanaba de contonear sus caderas como sólo los afroamericanos podían hacerlo, desatando una polémica que incitó a los censores a ordenar que la TV lo enfocara de la cintura para arriba, aunque a los gritos de las fans no hubiese modo de acallarlos.

En realidad, los sectores biempensantes creyeron que se trataba de una moda pasajera, pero al advertir que el fenómeno no se apaciguaba sino que incrementaba su volumen, apelaron al recurso de lo maldito para intentar que los adolescentes abandonaran la práctica de esos rituales paganos. Así fue como pastores y sacerdotes iniciaron una prédica destinada a erradicar el asunto de raíz, al tachar al rock de diabólico y posicionar a los ídolos musicales y a sus seguidores como seres poseídos por impulsos demoniacos, que debían ser contrarrestados regresando a los preceptos de la fe y conteniendo los bajos instintos.

Quizás estos sermones produjeron el efecto deseado en algunos fieles, pero no por ello el avance rockero detuvo su marcha. Por el contrario, se transformó en la banda sonora de la época y multiplicó su influencia sobre las generaciones que habían nacido en la posguerra. Incluso los Beatles coquetearon con aquel costado diabólico en temas como “Revolutión 9” y “Helter Skelter” en tanto los Rolling Stones publicaron un álbum llamado “Their Satanic Majesties Request” y hasta hicieron hablar a Lucifer en primera persona en la canción “Sympathy For The Devil”, convertido luego en un clásico de su discografía.

Es decir que el rock, en vez de desmentir cualquier connotación que lo vinculara con el diablo, asumía la defensa de ese ángel caído, con una perspectiva irónica que refutaba mediante la caricatura esas acusaciones que con tanto fervor le habían proferido desde los púlpitos. Quedaba así despejado el terreno para que se asomaran aquellos que harían de esa pose satánica una herramienta para darse a conocer y para ganar adeptos entre quienes compartían el hartazgo frente a las imposiciones religiosas que pretendían abolir determinados gustos musicales como si eso fuese un procedimiento tan fácil de llevar a cabo.

Fue ese el momento en que Black Sabbath comenzó a hacerse escuchar y emitió el primer rugido del heavy metal, complementando la voz de Ozzy Osbourne con los riffs de Tony Iommi, para dar forma a un invento que otros habían empezado a experimentar, pero al que ellos lo dotaron de sus rasgos definitivos. La opacidad de sus vestimentas, sus ojeras resaltadas y sus gestos adustos alimentaban el mito del rock satánico, y las letras repletas de alusiones a la magia negra y el ocultismo expusieron, ante la mirada de todos, que estaban dispuestos a jugar con lo oscuro.

Ozzy Osbourne, como vocalista del grupo, aceptó con gusto ese papel de la reencarnación del mal, y su leyenda se agigantó con actitudes como las de morder aves y murciélagos en escena, entregarse a las adicciones y protagonizar episodios controvertidos una vez que se apartó como solista. Todo lo anecdótico que pueda parecer ese historial de insolencias, se completó con una personalidad artística arrolladora para que Osbourne escriba en la historia del rock varios de los capítulos que definieron la orientación iconoclasta de ese movimiento. Su muerte, ocurrida el martes pasado a los 76 años (17 días después de su último concierto), empuja un poco más al rocanrol hacia las llamas del infierno. 

 

Te puede interesar

No se consigue así nomás

A regañadientes, los detractores del cuarteto han debido aceptar el actual estatus del género, pero no se privan de hacer escuchar sus quejas cuando se les presenta la oportunidad, como ha ocurrido en estos días con su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.

Tan populares como indefendibles

Para traducir aquellos personajes a los tiempos que corren, mucho deberán trabajar los responsables de llevar a una producción audiovisual de ficción las aventuras de Alberto Olmedo y Jorge Porcel, un proyecto que trascendió en redes sociales y del que todavía no se sabe si será una película o una serie.

Intimidades de una diva nacional

Más allá del material de archivo que rescata sus proezas infantiles en el inicio del camino hacia la consagración, lo que vemos en el documental “LALI: La que le gana al tiempo”, estrenado la semana pasada por Netflix, es la evolución del “Disciplina Tour”, desde las dos funciones en el Luna Park hasta llenar el estadio de Vélez.

Llaryora y Passerini celebran: el Cuarteto declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO

El Gobernador e Intendente manifestaron en sus redes alegría ante la distinción de la organización internacional. Se trata de un reconocimiento institucional que subraya su relevancia cultural y fue anunciado y celebrado por autoridades provinciales.

Hacia dónde sopla el viento

La información que trascendió el viernes sobre la compra de la actual Warner Bros. Discovery por parte de Netflix, no deja de ser una consecuencia natural de esa evolución que pone a las viejas estructuras societarias del siglo veinte en manos de aquellos que supieron leer con mayor eficiencia las señales del futuro.

Llamadas tribales a vivir el viernes

Es uno de esos viernes de fin de año, donde las carteleras se superponen, el movimiento se duplica, la oferta se diversifica. Hay en la ciudad una vida artística y cultural contagiosa que expresa y convoca a las tribus.