Universidad Por: Francisco Lopez Giorcelli03 de octubre de 2025

Derrota aplastante: el Senado respaldó a la universidad pública y dejó solo a Milei

Con más de dos tercios, la Cámara alta confirmó la Ley de Financiamiento Universitario y desnudó la debilidad política del oficialismo. Desde Córdoba, Boretto celebró el apoyo y pidió al Ejecutivo cumplir lo votado. Se abre un nuevo interrogante en la discusión universitaria: Cómo sigue el conflicto.

Por Francisco López Giorcelli 


El Senado le asestó uno de los golpes más duros que haya recibido hasta ahora la administración de Javier Milei. En una sesión cargada de tensión política, los legisladores rechazaron los vetos presidenciales y confirmaron la vigencia de la Ley de Financiamiento Universitario, junto con la del Hospital Garrahan. La derrota fue categórica: el oficialismo libertario quedó en absoluta minoría, sin capacidad de impedir que la oposición consolidara una mayoría absoluta que lo dejó en ridículo.


Lo que se vivió en el recinto, básicamente , fue un cachetazo político que tendrá consecuencias más allá del universo académico. En el juego de poder, Milei había apostado a que la fragmentación opositora le permitiera sostener su decisión de bloquear la ley. No lo consiguió. El rechazo al veto fue tan contundente que, de inmediato, dirigentes de distintos bloques comenzaron a hablar de “quiebre de la hegemonía discursiva” del Presidente. El líder libertario se acostumbró a gobernar con decretazos, amenazas en redes sociales y vetos sistemáticos; pero el Congreso acaba de marcarle el límite.


Córdoba en el centro de la escena


La votación tuvo también una lectura local inevitable. En Córdoba, donde la Universidad Nacional de Córdoba es una de las más importantes del país y epicentro de la resistencia universitaria a los recortes, la noticia cayó como un verdadero alivio. El rector de la UNC, Jhon Boretto, no dudó en celebrar:


“Es muy importante haber logrado colectivamente que el Congreso sostenga la Ley de Financiamiento Universitario con amplia mayoría. Ahora el Ejecutivo debe garantizar su aplicación efectiva para que las universidades y el sistema científico puedan seguir desarrollándose”.


La declaración de Boretto no fue un gesto menor. El rector viene advirtiendo desde hace meses sobre el colapso presupuestario que enfrentaba la Casa de Trejo y todo el sistema universitario si el Ejecutivo se empecinaba en no reconocer el financiamiento votado por el Congreso. A su vez, el pronunciamiento de la máxima autoridad universitaria cordobesa es un claro mensaje hacia la política local: la UNC vuelve a ser un actor que interpela tanto a legisladores nacionales como al propio Gobierno provincial, que había optado por un perfil bajo en la pulseada con la Casa Rosada.


En el Senado, los cordobeses jugaron con un ojo puesto en su territorio. El juecismo, con el amigo del presidente, Luis Juez, como principal referencia, venía presionado por la comunidad universitaria que le reclamaba una definición clara.


La votación despejó dudas: Juez se alineó en el rechazo al veto, una postura que lo incomoda en su relación con Milei y sus aspiraciones en 2027.


El peronismo cordobés (o cordobesismo) encarnado en Alejandra Vigo, también decidió posicionarse del lado de las Universidades, menos incómoda que Juez claramente y muy distante al accionar de Carmen Alvarez Rivero que una vez más votó en contra de las universidades. 


La derrota libertaria


El oficialismo libertario quedó reducido a un papel testimonial. Ni siquiera pudo exhibir capacidad de negociación: los gobernadores, incluso aquellos que hasta hace poco acompañaban con disciplina el programa de ajuste, se vieron obligados a liberar a sus senadores. El costo político de votar contra el financiamiento universitario se había vuelto demasiado alto.


El resultado expuso además la soledad política de Milei. Su estrategia de confrontar permanentemente con la “casta” lo dejó sin puentes en el Senado. Cuando llegó la hora del poroteo, no hubo margen para especulaciones: la oposición alcanzó cómodamente los dos tercios necesarios y dejó al Presidente frente a un papelón legislativo.


En la política criolla, los números pesan más que los tuits. Y anoche los números fueron lapidarios. No hubo margen para que el Ejecutivo disimule el golpe: la narrativa de la “resistencia heroica contra el gasto público” se desplomó frente a una mayoría parlamentaria que le recordó al Presidente que el financiamiento universitario tiene un consenso social y político indestructible.


Córdoba, otra vez protagonista


La UNC y el movimiento universitario cordobés vienen teniendo un rol clave desde que la primera Marcha Federal Universitaria desbordó las calles de Ciudad Universitaria y proyectó un mensaje político que trascendió los claustros. Esa movilización fue el inicio de un ciclo de resistencia que terminó de consolidarse con el repudio al veto presidencial.


Los gremios docentes y no docente, ADIUC y la Gremial San Martín respectivamente, sostuvieron un plan de lucha persistente, con paros y asambleas que incomodaron tanto al Gobierno nacional como a las fuerzas políticas locales que buscaban quedar al margen. La votación de anoche les dio la razón: la presión social y política fue determinante para que el Congreso no se atreviera a convalidar el ajuste libertario.


¿Y ahora qué?


La pregunta que queda flotando es cómo reaccionará el Presidente. Fiel a su estilo, Milei difícilmente se quede en silencio. Sin embargo, el veto rechazado marca un antes y un después: la voluntad del Congreso se impuso y no hay margen institucional para bloquear la aplicación de la ley. El Gobierno deberá girar los fondos y ejecutar el presupuesto aprobado.


Claro que Milei podría optar por la vía de la resistencia pasiva: demorar transferencias, escudarse en tecnicismos administrativos o buscar excusas para incumplir lo votado. Pero ese camino abre un frente judicial y político de enormes dimensiones, además de exacerbar un conflicto que ya se volvió emblemático.


Lo cierto es que, en el tablero de poder, la derrota fue estrepitosa. El Senado dejó al desnudo la debilidad política del oficialismo y la incapacidad del Presidente de construir consensos mínimos. La universidad pública se convirtió en el talón de Aquiles de Milei: cada vez que intenta avanzar contra ella, la sociedad responde con una contundencia que desarma la retórica libertaria.


En Córdoba, donde la UNC no solo es una institución académica sino un actor político, el mensaje fue recibido como un triunfo colectivo. Boretto lo sintetizó: el desafío ahora es que el Ejecutivo cumpla. Si Milei insiste en desconocer al Congreso, el conflicto escalará y la resistencia universitaria volverá a ocupar la calle.


El Senado ya habló. Y lo hizo con un respaldo mayoritario que desbordó al oficialismo y marcó una derrota imposible de disimular para Javier Milei.

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