Nacional Por: Javier Boher21 de octubre de 2025

Rematando bienes públicos

La polémica por la subasta del predio de FORJA se mete en un absurdo debate teórico que no puede contra la evidencia empírica concreta

Por Javier Boher 
rjboher@gmail.com


Siempre aparece alguna discusión sobre la riqueza y qué se entiende por ella. Muchos (casi que la mayoría) la entiende como la mera posesión de algo, aunque ignorando el uso o el aprovechamiento de eso. Es la discusión que hay sobre los recursos naturales, sobre la que algunos partidos evitan la explotación privada “para que no se la lleven toda” y que termina invariablemente en que no se hace nada y no se aprovecha el recurso.
Con los bienes del Estado pasa lo mismo: se defiende la propiedad pública de los predios o edificios, pero sin pensar en la utilidad que pueden tener para toda la población. En realidad sí piensan, pero no hacen. La discusión se traslada a un plano teórico o hipotético, completamente abstracto y alejado de la realidad, que termina siendo onanismo de técnicos y negocio de consultores.
Hace unos días se publicó el listado de los bienes que el Estado nacional tiene en Córdoba y que saldrían a subasta. Los hay más grandes y más chicos, más conocidos o menos relevantes. Algunos están ubicados estratégicamente, mientras que otros no tienen un lugar tan importante. Algunos seducen a los desarrollistas, mientras que otros quizás no tengan una puja excitante.
La discusión más fuerte llegó hace unos días, cuando se puso el foco sobre lo que fuera el predio de FORJA. Muchas veces se ha hablado sobre el mismo por su tamaño, su ubicación y su relevancia para el entorno, aunque hoy se concentraron en el perjuicio que la venta le significaría a Córdoba, ya que sobre el predio se encuentra el hospital municipal Comipaz (que se construyó con fondos nacionales).
La peor parte de la discusión es la que ignora toda la historia reciente del lugar y propone algún tipo de revalorización o intervención estatal para ponerla al servicio de los vecinos independientemente de las decisiones del mercado, como si ambas cosas fuesen opuestas.
El concurso de ideas de 2018 proponía recuperar el lugar a través de la densificación con viviendas y la construcción del nuevo Concejo Deliberante. Todo ocurrió por la sintonía entre los gobiernos de Ramón Mestre y Mauricio Macri, que propusieron una revalorización concertando entre lo público y lo privado y que muchos rechazaron porque era de “la derecha”. Las trabas al gobierno de Macri impidieron los cambios, que llegan algunos años después en una versión mucho peor que la original, tal como pasó en otras áreas, como las empresas públicas, las universidades o el Conicet. 
La gestión peronista que sucedió a Mestre archivó el proyecto y decidió terminar el Concejo que había quedado inconcluso en tiempos de Giacomino. Pasaron los años y se le sacó algo de jugo al convenio entre nación y municipio para incluir FORJA al barrio, aunque sin avanzar realmente en un plan integral.
Ahora la Nación quiere vender el predio y el hecho de que nunca se haya abordado una transformación real del mismo es un gran argumento a su favor. Los defensores del Estado presente están bastante ausentes cuando hay que asumir las culpas de las cosas que no hacen.
No sirve discutir en el aire sobre la puesta en valor. Es como tener un galponcito en el fondo de la casa y querer poner plata para transformarlo en una sala de juegos cuando los recuerdos no alcanzan para pintar la casa principal ni para arreglar las humedades de una capa aisladora mal hecha. ¿Cuántos predios ha querido transformar el Estado sin éxito o cuántos ha logrado intervenir, pero no mantener?
Quizás esto es una oportunidad para todos y el Estado nacional le puede vender todos esos terrenos y edificios a las provincias a cambio de deudas por jubilaciones o a cuenta de coparticipación. Se paga con propiedades a valor de mercado para aligerar el gasto a nivel nacional, evitar el déficit y permitirle a los que quieren jugar al Estado interventor que se saquen el gusto de tener todas esas cosas que hoy dependen de otras jurisdicciones. 
Nación puede pasar rutas, trenes, Fadea, los predios del ejército y todas estas cosas. Si alguien hiciera un relevamiento completo sin dudas se podría ver de cuánta plata se está hablando, pero también se podría saber cuántos problemas se resolverían si se simplificara la propiedad. Siempre uso el caso de Argüello, por ser el que mejor conozco: cuando hicieron la obra de agua en la calle Tomás Garzón el lío fue mayúsculo, porque la Ricardo Rojas era jurisdicción provincial, las vías, nacionales; la calle paralela, municipal; y el canal y sus calles, provinciales. Tres jurisdicciones intercaladas para poner 150m de caños, un infierno de burocracia.
FORJA, Fadea y todos esos predios son valiosos en la medida en la que se los usa para algo que genere un impacto positivo en la vida de la gente, no para poseerlos y soñar con todas las grandes.
 cosas que se podrían hacer allí. Si no se lo usa y se desarrolla (sea el Estado o un privado) apenas si se convierten en baldíos o descampados que perjudican a los vecinos. Aunque a algunos no les guste, la única verdad es la realidad: cada vez que tuvieron la oportunidad no se hizo nada por mezquindades políticas y falta de visión. Al menos eso es lo que confirma la evidencia empírica.

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