Cultura Por: J.C. Maraddón02 de diciembre de 2025

Más mala imposible

En los cinco episodios de alrededor de media hora cada uno que conforman la tira “Yiya”, muy pocos momentos exhiben un titubeo o un arrepentimiento por parte de la que fue la primera asesina serial argentina, quien murió en 2014 sin reconocer jamás los crímenes que se le atribuían.

J.C. Maraddón


Alguna vez nos hemos referido aquí al maniqueísmo en la construcción de personajes de ficción, que sobre todo se da en los relatos que pretenden dejar un mensaje y que para ello necesitan diferenciar entre aquellos que obran en la búsqueda del bien y los que lo hacen por pura maldad. No es extraño encontrarse con este tipo de retratos en las fábulas infantiles o en los libros religiosos, donde lo que se pretende es inculcar preceptos morales a través de individuos que encarnan los valores a los que deberíamos aferrarnos si estamos dispuestos a ubicarnos del lado correcto de la vida.

Sin embargo, no hace falta demasiado ingenio para advertir que en la realidad la gente no se atiene a esos ejemplos ficticios y muestra contradicciones y dobleces que impiden determinar con precisión quién se maneja dentro de las normas convenidas y quién opera de un modo que lo vuelve peligroso para su prójimo. Hasta el más bondadoso de los seres puede esconder su costado oscuro y hasta el más perverso de los criminales tal vez guarde algún resquicio de inocencia, si nos guiamos por los casos concretos que se nos exponen, sea por vía directa o a través de las noticias.

Por eso, en la evolución de las producciones audiovisuales se ha manifestado una tendencia a abolir la presencia de caracteres que se sitúan en los extremos de las categorías de la ética, para posicionar en cambio en los roles protagónicos a personas que se debaten en la mucho más creíble ambigüedad y que quizás encaran una lucha interna donde a veces triunfa lo sublime y en otras ocasiones se impone lo nefasto. La relativización que es típica de los tiempos modernos aflora de esta forma en películas y series que suelen atraparnos precisamente por ser verosímiles.

Estos mismos cuidados se trasladan a las narraciones extraídas de hechos reales, cuyos artífices son humanos de carne y hueso, sometidos a vaivenes cotidianos como los que atravesamos todos. Más aún dentro del género denominado “true crime”, donde abundan asesinatos cometidos con brutalidad o premeditación por hombres o mujeres con síntomas psicopáticos. Si el guion los presenta de entrada como bestias insensibles, le resta al espectador la posibilidad de dudar de sus intenciones o de adentrarse en su personalidad, detalle no menor en el hilo de las secuencias que habitualmente concluyen con la condena por parte de la justicia.

En los cinco episodios de alrededor de media hora cada uno que conforman la serie “Yiya”, muy pocos momentos exhiben un titubeo o un arrepentimiento por parte de la que fue la primera asesina serial argentina, quien murió en 2014 sin reconocer jamás los crímenes que se le atribuían. Más allá de ser fiel o no a los acontecimientos tantas veces rememorados, la tira disponible en Flow nos enfrenta a una mujer despiadada, de una crueldad que no se otorga respiros ni admite autocríticas. No hubiera venido mal traslucir sus vacilaciones, las haya tenido o no la verdadera Yiya Murano.

Actuaciones soberbias de Cristina Banegas, Julieta Zylberberg y el resto del elenco, prestigian esta realización dirigida por Mariano Hueter y guionada por el experimentado Marcos Carnevale, que por fin se anima a abordar aquella trágica sucesión de envenenamientos acontecida en 1979. Mientras el país se hallaba sumergido bajo una cruenta dictadura, una señora distinguida quedaba envuelta como mentora de una estafa piramidal en la que había involucrado a sus amigas, quienes iban a ser sus futuras víctimas. Ingredientes para el suspenso no le faltan a este expediente judicial rescatado varias décadas después por un periodista, que será el encargado de entrevistar a la homicida y contarnos su versión de los sucesos.

Te puede interesar

Llamadas tribales a vivir el viernes

Es uno de esos viernes de fin de año, donde las carteleras se superponen, el movimiento se duplica, la oferta se diversifica. Hay en la ciudad una vida artística y cultural contagiosa que expresa y convoca a las tribus.

Un himno gay en el Mundial de Fútbol

Tal vez la lectura literal de lo que la canción “Y.M.C.A.” dice, incitando a la juventud a unirse para hacer realidad sus sueños, haya sido lo que motivó al presidente Donald Trump a utilizarla en sus mítines políticos. Y quizás esa misma sea la razón para que Village People la interprete hoy en la ceremonia del sorteo de la Copa 2026.

El homenaje a un distinto

A propósito de los 25 años del estreno de “Nueve reinas” y como un tributo al malogrado director Fabián Bielinsky, la plataforma HBO Max ofrece en su grilla el documental “Nueve auras”, donde entre otras cosas se registra la reunión de Ricardo Darín, Gastón Pauls y Leticia Bredice, protagonistas de aquella recordada película.

Tanto nuestro depositado en las artes

Siempre Córdoba es altavoz de artistas, de patrimonios, de apuestas a los sentidos y a los sentimientos, al pensamiento y a la crítica. Bienvenidos al jueves.

Entretenimiento… y algo más

Resultó llamativo el anuncio realizado en HBO Max, donde se anticipa que en 2026 podría estrenarse un spin off de “Chespirito: sin querer queriendo”, que revelaría detalles desconocidos del trayecto vital de Ramón Valdés, quien con su personaje de Don Ramón se ganó el corazón de la audiencia.

Caras y caretas cordobesas

Aparte de sus colaboraciones literarias a “Caras y Caretas”, entre 1909 y 1912 Lugones no aparecía destacado en el semanario, pese a ser un período de mucha importancia para su figura como poeta nacional. Recién en 1912 será entrevistado en Londres.