Milei blindó el acto de los F-16 y dejó a Provincia fuera del cuadro

Por Gabriel Marclé

La llegada de los F-16 a la base de Las Higueras se presentaba como la oportunidad para una foto institucional entre Nación, Provincia y municipios del sur cordobés. Pero Javier Milei optó por otra construcción política. Viajó, encabezó el acto y lo blindó para que la escena —y la narrativa de modernización militar— quedaran exclusivamente bajo su control, desoyendo las lecturas que lo imaginaban en una fase “aperturista” tras su triunfo electoral.

La exclusión fue explícita. Ni funcionarios de primera línea del Gobierno de Córdoba ni intendentes del Gran Río Cuarto tuvieron acceso al evento central. La vicegobernadora Myriam Prunotto, el legislador Juan Manuel Llamosas y el intendente de Las Higueras, Gianfranco Lucchesi, debieron seguir la ceremonia desde una pantalla instalada para la “fanzone” de vecinos. Según comentaron a Alfil, realizaron gestiones de último momento para ingresar, sin éxito. “No íbamos a quedar como colados”, resumieron.

El malestar se replicó en los alrededores de la base. Algunos intendentes habían organizado recepciones protocolares y se enteraron sobre la marcha de que no habría lugar para ellos, razón por la cual organizaron la “contra actividad” detrás de las barreras que impuso Nación en el Área Material de Las Higueras. Según pudo saber Alfil, en ningún momento Protocolo de Nación tuvo orden de contar con los jefes municipales en el acto, y en la Rosada incluso surgió enojo por la forma en que algunos —puntualmente Lucchesi— se convirtieron en voceros no oficiales. Como si hubiera recelo ante cualquier intento de otro actor por capitalizar la actividad.

En el Gobierno provincial eligieron la vía del “beneplácito institucional” por el arribo de las aeronaves, aunque sin ocultar fastidio. Pese a que Prunotto declaró ante la prensa que la invitación era un tema “secundario”, el gesto adusto de la dirigencia lo desmentía. Algún referente incluso habló del “ninguneo” de Milei hacia los intendentes que desde hace tiempo buscan una audiencia. El único que quedó al margen fue Guillermo De Rivas: el riocuartense evitó aparecer en la foto de los excluidos. En definitiva, la lectura del Panal fue inmediata: más que un desaire, el gesto funcionó como señal de campaña rumbo a 2027.

La respuesta provincial llegó rápido en X. Martín Llaryora subrayó que la elección de Córdoba “no es casualidad” y reivindicó la tradición de instituciones como la Escuela de Aviación Militar y FADEA. “Cada vez que la Argentina necesita experiencia, compromiso y trabajo serio, los cordobeses estamos presentes”, publicó, en un mensaje que osciló entre el orgullo y el pase de factura. En el Panal interpretaron que Milei no está dispuesto a compartir dividendos simbólicos de uno de los hitos más celebrados por su base: la modernización de las Fuerzas Armadas.

La decisión presidencial tampoco ayuda a distender un vínculo ya condicionado por reclamos como el pago de los aportes de la Caja de Jubilaciones. Pero la señal más fuerte estuvo dirigida al tablero provincial: en el hangar solo estuvieron quienes aspiran a disputarle el poder al cordobesismo en 2027. Además del confirmado hombre de la Rosada en Córdoba, Gabriel Bornoroni, asistieron todos los diputados que defenderán el plan libertario en el Congreso, guiados por las locales Laura Soldano y Belén Avico. También se sumó Luis Juez, aunque con una cercanía menos marcada respecto a los “puros”. La composición del público dijo más que cualquier discurso.

En Las Higueras, Milei profundizó su narrativa: antikirchnerismo sin matices y reivindicación de las Fuerzas Armadas como símbolo de eficiencia y ruptura con “décadas de destrato”. Respaldó la designación del teniente general Carlos Presti como ministro de Defensa y dedicó varios pasajes a cuestionar las gestiones K, especialmente en la disputa cultural sobre los crímenes de la dictadura: acusó al kirchnerismo de “hacer usufructo de una tragedia”.

El cierre fue la imagen que selló el sentido político del acto. Milei posó frente a los F-16 daneses, acompañado únicamente por su círculo de confianza —gabinete y plantel legislativo—. Una postal que ordena a los propios, marca territorio ante aliados potenciales y deja claro que la épica libertaria —al menos en esta fase— no se comparte. Un gesto que, por más que algunos intenten minimizarlo, podría tensar aún más la relación con Córdoba en días de definición.