Provincial Por: Felipe Osman06 de octubre de 2023

Fittipaldi hizo pesar la localía y postergó su duelo con Saillén

Le mega asamblea del Sindicato de Limpieza, que debía definir la Junta Electoral y poner fecha a la elección, fue suspendida “a falta de un resultado claro”. El operativo policial estuvo a cargo de más de 300 efectivos. Se volvió a escuchar la palabra “intervención”.

Por Felipe Osman

En un marco que tuvo más similitudes con un clásico de fútbol (entre adversarios acérrimos) que con una asamblea gremial, la interna Sergio Fittipaldi – Franco Saillén por el control del Sindicato de Limpieza sumó un nuevo capítulo.

El operativo policial desplegado incluyó hasta un itinerario diferenciado para el acceso de los colectivos que llevaban a los afiliados alineados con cada bando, y la asamblea que había sido convocada para las 10 recién comenzó a las 15. Primera irregularidad. El estatuto solo prevé una hora de tolerancia.

Villa Allende se mantuvo en vilo desde que el Club Quilmes empezó a recibir a los más de 3.500 afiliados hasta que, ya entrada la tarde, los empleados de limpieza abandonaron la ciudad.

Que la asamblea se llevara a cabo en esa localidad fue un pedido expreso de la Policía, que, tras el funesto episodio en el que una afiliada al gremio fue asesinada durante un mitin de la parcialidad que responde a Fittipaldi, no estaba dispuesta a dejar absolutamente nada librado al azar.

Mientras el salón se llenaba, los adeptos a cada una de las listas empezaron a cantar, en una suerte de duelo de hinchadas. Los partidarios de Saillén protestaban porque buena parte de los empleados que habían llevado en colectivos que salieron desde 25 puntos de la provincia no pudieron entrar al predio para participar de la asamblea. No figuraban en el padrón, aunque muchos de ellos aseguraban ser afiliados al sindicato desde hace más de 10 años. Segunda irregularidad.

Mientras los adeptos a la lista de Saillén insultaban a Fittipaldi, éstos coreaban el nombre del secretario general para tapar las otras voces. Luego, unos a otros se gritaban “asesinos”, atribuyéndose mutuamente la responsabilidad por el crimen de Gabriela Pérez, que falleció el 9 de septiembre pasado mientras se celebraba un acto de respaldo a la lista de Fittipaldi. Esa tarde, los disparos vinieron desde afuera del Club Yapeyú, y aún se desconoce quiénes fueron los autores del delito.

Después de horas de cacheos y unos cuantos desmayos, la asamblea empezó a las 15. El orden del día incluía: elegir a las autoridades que conducirían la asamblea, designar a la Junta Electoral, fijar la fecha de las elecciones para el próximo 20 de diciembre, y designar a los afiliados que firmarían el acta.

Por estatuto, quien conduciría la asamblea era Fittipaldi, el secretario general del sindicato. Luego, se oyeron dos mociones proponiendo la integración de la Junta Electoral, la primera, de Fittipaldi, la segunda, de Saillén. El problema: el estatuto define que la votación debía hacerse a mano alzada. 

Al momento de “contar” los votos la asamblea se volvió más y más tensa. Por las imágenes que enseñaba la trasmisión que hizo el propio Soelsac a través de sus redes, se advertía que la parcialidad que responde a Saillén era ostensiblemente mayor. Sin embargo, el rudimentario mecanismo de votación imposibilita un recuento preciso. Y Fittipaldi no estaba dispuesto a perder.

Los veedores del Ministerio de Trabajo de la Nación propusieron que los adeptos a cada lista se ubicaran a uno y otro lado del salón dejando un pasillo en el medio, para facilitar el “recuento”. Sobre el lado izquierdo, los partidarios de Saillén se mantuvieron quietos. Al otro lado, los partidarios de Fittipaldi no fueron tan colaborativos. Provocaron a sus adversarios e incluso llegaron a pedir expresamente la suspensión de la asamblea.

Después de casi una hora, la resolución fue pasar a un cuarto intermedio por la “imposibilidad de advertir un resultado claro”. 

Durante el día, circularon entre los afiliados audios varios con aprietes, advirtiéndoles que “votaran bien”, y recordándoles que al regreso todos se encontrarían de nuevo en los micros. En rigor, es el arcaico mecanismo de votación elegido el que hace posible esas amenazas e imposibilita advertir un “resultado claro”. Burdas artimañas para amañar elecciones. Como dos siglos atrás, pero en pleno siglo XXI.

Ahora Fittipaldi deberá fijar una nueva fecha para la asamblea que defina la Junta Electoral, organismo clave, encargado de guiar el proceso eleccionario. Mientras tanto, se alarga una tensión que lleva meses, y que ya ha generado repetidos episodios de violencia. El caso de Gabriela Pérez es, en realidad, el más conocido por obvias razones. Pero los partidarios de Saillén y los de Fittipaldi tienen cortocircuitos a diario.

Mientras tanto, se volvió a escuchar la palabra “intervención”. La mencionó la ex concejala Laura Sesma, reprochando al Ministerio de Trabajo no avanzar en ese sentido después del crimen de Gabriela Pérez.

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