Cultura Por: J.C. Maraddón10 de noviembre de 2023

Aquellas noches de discotecas

A 25 años del debut en la pantalla grande de “A Night At The Roxbury”, las desventuras de los hermanos Butabi (interpretados por Will Ferrel y Chris Kattan, también autores del guion) sirven hoy entre otras cosas para comparar aquellos estereotipos de seducción con los actuales.

J.C. Maraddón

Aunque se entronca en la tradición de las comedias musicales estadounidenses, la película de 1977 “Fiebre del sábado por la noche” ha funcionado como una bisagra en el género porque visibilizó la categoría de las historias que se desarrollan alrededor de una discoteca, una filmografía específica que iba a dar lugar al estreno de algunos títulos taquilleros y otros no tanto. Pero la que sí ha sabido ser muy lucrativa es la comercialización de las correspondientes bandas de sonido, que en el caso del largometraje encabezado por John Travolta se transformó en un clásico que significó la consagración definitiva de los Bee Gees.

Pero claro, los boliches de los setenta fueron sufriendo variantes en su oferta de diversión y en los rituales que se practicaban allí dentro, por más que haya habido aspectos de la ceremonia discotequera que persistieron en el tiempo. Y aquel ámbito de esparcimiento juvenil que despuntó en los años sesenta bajo el nombre de “night club” o “boite”, debió adaptarse a las tendencias de moda, tanto en la vestimenta de los habitués, las bebidas (y drogas) consumidas, la música que el disc jockey mezcla en su consola, los pasos de baile, la iluminación, los efectos especiales y otros detalles anexos.

Después del boom de la disco music, recién hacia fines de los ochenta y comienzos de los noventa se impuso otra corriente sonora específicamente elaborada para los locales bailables. El house y la música electrónica en general se abrieron paso bajo las bolas de espejos y alteraron casi por completo los usos y costumbres vigentes hasta ese entonces en los recintos nocturnos. El DJ se volvió un gurú al que todos le rindieron culto y los espacios VIP discriminaron al público, que mientras más barreras encontraba para ingresar, más se emperraba en trasponer los límites.

Las situaciones en las que derivaban esos nuevos hábitos se vieron representadas en un sketch del ciclo televisivo “Saturday Night Live”, donde Will Ferrell y Chris Kattan interpretaban a los hermanos Butabi, casi siempre acompañados por un actor invitado, que podía ser Jim Carrey, Sylvester Stallone, Alec Baldwin o Tom Hanks. La obsesión del trío era poder entrar al club Roxbury y allí conquistar chicas, en toda ocasión acompañados por el tema “What Is Love?” de Haddaway, al ritmo del cual los tres movían sus cabezas en sincronía, un efecto que era tal vez lo más gracioso de cada episodio.

Tan fuerte pegó ese segmento que en 1998 se transformó en una película llamada “A Night At The Roxbury”, con guion y actuaciones a cargo de los propios Will Ferrell y Chris Kattan, con la dirección de John Fortenberry y la producción de Paramount. Por el tipo de humor que exhibía, el filme ingresó de lleno en el estilo de comedias de moda en el momento de su estreno, pero recibió críticas feroces, que hacían hincapié en que su único recurso cómico era mofarse de la estupidez de los protagonistas y que se estiraba como chicle una idea cuyo éxito había partido de un formato breve.

Objeciones aparte, a 25 años de su debut en la pantalla grande, las desventuras de los hermanos Butabi sirven para comparar aquellos estereotipos de seducción con los actuales, de la misma manera que el Tony Manero de “Fiebre del sábado por la noche” personifica al poco sofisticado galán que desplegaba sus habilidades en una disco de su época. Y también para auscultar la función que cumplieron, cumplen y quizás sigan cumpliendo esos antros a los que el deseo lleva tantos parroquianos, que aceptan correr el riesgo de caer en las garras de la desilusión.

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