Provincial Por Yanina Soria 26 de junio de 2023

Triunfo sin gloria: Llaryora ganó en retroceso

El intendente construyó el triunfo provincial de Hacemos Unidos desde la Capital. Retracción territorial en el interior y duras derrotas en ciudades importantes. Una victoria amarga sin mayoría en la Legislatura ni en el Tribunal de Cuentas. Temblor interno en el peronismo.

El intendente Martín Llaryora logró cumplir ayer el objetivo político que comenzó a amasar con patrocinio del mandatario Juan Schiaretti el 10 de diciembre del 2019 cuando asumió en el Palacio 6 de Julio: convertirse en el próximo gobernador de Córdoba. Sin embargo, la de anoche fue una victoria con sabor a poco. 

Después de una elección de extrema polarización, el candidato de Hacemos Unidos por Córdoba pudo vencer a Luis Juez de Juntos por el Cambio por una magra y discutida diferencia que al cierre de esta edición (a las dos de la madrugada) no llegaba al tres por ciento. Si bien las proyecciones agitadas desde el propio campamento peronista durante toda la jornada electoral hablaban de una ventaja de hasta 15 puntos, fueron unos 51 mil votos los que separaron al intendente de Capital de su principal retador. 

Dando vuelta una lógica que imperó históricamente en el peronismo, Llaryora construyó su triunfo desde la Capital, la ciudad que gobierna desde hace tres años y medio, y que le sirvió para balancear el mal desempeño que obtuvo en la mayoría de los departamentos del interior. 

 
De hecho, la marca obtenida en el principal distrito electoral y en su departamento natal, San Justo, aportaron puntos fundamentales para poder alzarse con el botín provincial en una pulseada reñida hasta el último minuto. 

El de anoche no fue el festejo que imaginaban en el llaryorismo cuando planificaban para el 25 de junio “el domingo super feliz”. Ni la diferencia sobre Juez era la que esperaban, y mucho menos lo fue el manto de sospecha instalado por el referente de Juntos por el Cambio debido a las (inexplicables) demoras en la carga de los datos procesados. Tampoco lo fue la retracción territorial que dejó el final de la jornada para Hacemos Unidos la elección provincial. No sólo con la pérdida de la mitad de las bancas departamentales sino con duras derrotas en ciudades de escudería PJ como Cruz del Eje, Villa Nueva, Río Ceballos, Mina Clavero, Malagueño. 

En efecto, Llaryora sucederá a Schiaretti pero sin la suma del poder, deberá gobernar en un escenario político inusual para el peronismo como es no tener el control pleno en la Legislatura de Córdoba donde se quedará sin la mayoría, y tampoco la tendrá en el Tribunal de Cuentas. El mandatario electo estará obligado a buscar consensos parlamentarios para avanzar con sus proyectos, una experiencia que contrastará de lleno con la actualidad legislativa de Hacemos por Córdoba que asumió el periodo en curso con un bloque de 51 parlamentarios propios. 

Lo cierto es que esta madrugada, cerca de las dos, luego de que Juez saliera desde el búnker de Juntos por el Cambio avisando que no reconocerán ninguna derrota hasta que se concluya con la publicación de los datos oficiales, Llaryora se subió al escenario de Hacemos Unidos. El discurso que tenía preparado debió ser modificado y su mensaje fue una respuesta a las acusaciones de la oposición por las demoras en el sistema. “Los máximos perjudicados hoy somos todos los cordobeses, pero en especial aquellos que tendríamos que tener el derecho a festejar con semejante campaña que hicimos. No hay más perjudicado claro que nosotros, a esta altura y en una provincia como la nuestra tendríamos que tener todos los resultados”, dijo el gobernador electo que se refirió al cuarto de siglo del gobierno peronista tras aclarar que “hoy empezamos de nuevo, en diciembre arranca una nueva generación y forma de hacer política”. 

Llamativamente, Schiaretti arribó al hotel Quórum saludó (fríamente) a Llaryora pero no subió al escenario ni compartió la foto de triunfo con su sucesor. En su mensaje, el intendente de Capital se refirió al “Gringo” y pidió por su candidatura presidencial. Pero no mucho más. 

La tensión que se vio en el ambiente es la que se comenzó a palpitar detrás de bambalinas, puertas adentro anoche mismo ya se escuchaban pases de facturas cruzadas. Pues, en el peronismo oficialista sobrevienen horas de tensión.  

Desde el seno del llaryorismo señalaron que la elección se ganó gracias a los distritos donde gobierna y gobernó el actual intendente capitalino, “la ganó sólo”, decían ayer desde su entorno. Hubo reproches a Schiaretti que giraron en torno a no haber permitido que se vote antes (mayo era el mes que quería el intendente); a haber salido “tarde” a militar en el interior y a haber ensayado un acercamiento con Horacio Rodríguez Larreta en plena campaña provincial. Llaryora insiste con que ese paso en falso que dio el precandidato presidencial lo perjudicó porque terminó ensalzando a Juez. 

Sin embargo, existe otros factores que bien valen apuntar en el análisis del triunfo amargo que digirieron anoche Hacemos Unidos. 

1- ¿Funcionó lo del Partido Cordobés? A priori, la ampliación de la coalición peronista que propuso Llaryora hacia sectores del PRO y la UCR con representación en intendentes y dirigentes del interior, parece no sólo no haber sumado nada desde lo territorial sino tampoco desde lo electoral. Los cordobeses no premiaron esa transversalidad. 

2- Simultaneidad con comicios locales. Tampoco rindió como se esperaba la estrategia llarorista de pegar las elecciones municipales en unos 190 pueblos y ciudades con las provinciales. Casi no hubo efecto de Llaryora para los intendentes ni de ellos para su candidato. El PJ perdió bastiones importantes como las ciudades arriba mencionadas. 

3- “Corte” de boleta. El resultado de anoche desmitifica el preconcepto de que los cordobeses no saben usar la Boleta Única de Sufragio; por el contrario, hubo un alto uso del “corte” por tramo. Tanto que en muchos departamentos Llaryora se impuso como gobernador pero Hacemos Unidos no pudo quedarse con las bancas legislativas de esos distritos. 

4- Mérito de Juez. Por lo bajo, muchos dirigentes encumbrados del PJ reconocieron el buen desempeño del candidato de Juntos por el Cambio en el interior provincial y hablaron de una nacionalización de la elección. 

Las que vienen serán horas álgidas dentro de un oficialismo provincial que tiene mucho por revisar. Llaryora ganó, pero no con la gloria que hubiese querido. 

Mientras se reacomoda la ropa, el gobernador electo deberá poner en marcha la maquinaria para lo que se viene en julio en la Capital y luego intentar que la tropa del interior, la más golpeada con la elección de ayer, garantice su trabajo por Schiaretti para las PASO. 

Lo que sí dejó en claro esta madrugada es que hoy arranca el tiempo del llaryorismo.  

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