Nacional Por: Javier Boher23 de abril de 2024

Milei, Adorni, unos perros y 43 conejos

El tema de los perros del presidente sigue dando vueltas, despertando preguntas que el vocero presidencial ya responde como puede.

Por Javier Boher
rjboher@gmail.com

 

Ayer estuve buscando noticias para tratar de hacer algo más distendido o creativo, algo para salir de la pesada carga de discusiones políticas que giran siempre en torno a lo mismo y que terminan expulsando a la gente del debate público. La previa de la marcha en defensa de la universidad pública ha estado todo el día en el centro de la escena, así que es un poco difícil evitarlo.

Mientras recorría las páginas de diarios y portales en busca de un tema que no sea el de la marcha universitaria me topé con Manuel Adorni -el vocero presidencial- respondiendo ofuscado a una pregunta sobre Javier Milei y sus perros. “Con respecto a la cantidad de perros que pueda tener el presidente Milei no entiendo qué cambia que sean 4 perros, 5 perros o 43 conejos. ¿Cuál es la diferencia?”, dijo el vocero. Adorni le restó importancia al tema de la cantidad de canes que hay en Olivos porque, básicamente, nada parece indicar que eso sea relevante para la situación de recesión y ajuste que estamos viviendo.

El periodismo insiste en volver sobre el tema porque no parece muy normal dedicarse a hablar con el perro muerto, práctica que se le atribuye al presidente. Eso, que se presenta como algo muy exótico, cambia si se plantea como el diálogo con un ser querido que falleció o con algún tipo de deidad. El que no lloró alguna vez por haber perdido una mascota no tiene alma.

Pensando en el tema de Milei y sus perros me vino a la mente “Callejero”, de Alberto Cortez, que mi generación disfrutó en la versión de Attaque 77. “Era callejero por derecho propio. / Su filosofía de la libertad / fue ganar la suya sin atar a otros / y sobre los otros no pasar jamás” suena increíblemente liberal, aunque probablemente el cantautor y el presidente no encontrarían tantas coincidencias entre ambos.

Lógicamente también pensé en “Mi perro dinamita”, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. La historia es sobre un perro que rechaza hacer lo que los perros hacen, acompañar a sus amos y servirles de cualquier forma necesaria. Tal vez ese sea el perfil de Conan, el perro que decide los destinos de la patria desde el más allá, obligando al presidente a recortar partidas públicas en contra de la opinión de muchos. Perro malo.

Ahora bien, eso seguramente no le preocupa al presidente, que se debe abrazar a sus “hijos de cuatro patas” para cantarle al difunto Conan el Blues del Perro, de Pappo: “Es mi perro, es perfecto / Es mi perro, el más perfecto”, lo mismo que piensan todos los que prefieren a los canes por sobre los individualistas y poco afectivos gatos.

Hasta ahí llegaba mi conocimiento de canciones sobre perros, aunque haya muchísimas canciones. Me puse a buscar otros temas que me sirvieran para ilustrar la nota. Sorprendentemente, no encontré tantos, pero los que encontré me sorprendieron.

El primero fue un tema de Mecano dedicado a la perra Laika, una de las cosas más absurdas que se me ocurren, tres décadas después del viaje al espacio que la hizo famosa. Proteccionistas tempranos, rescatan el sufrimiento de la pobre callejera que fue usada para hacer política, fórmula repetida a lo largo de los años, como pasó con el pobre Batuque de De la Sota.

Encontré un tema interesante, de la siempre rara Juana Molina. “El perro”, es una canción que refleja lo que le pasa a la gente que tiene la mala suerte de vivir al lado de perros intensos y dueños desaprensivos. Así estarán los vecinos de la Quinta de Olivos que tienen que escuchar las peleas entre los mastines presidenciales o los aullidos a la luna. La historia del tema se resuelve porque la perjudicada le pone a la vecina una grabación con los ladridos todas las noches durante un mes. Terapia de shock que con el presidente puede salir mal.

Me encontré algún otro tema de perros dando vueltas por ahí, pero la respuesta de Adorni me dejó resonando un tema que todo padre ha padecido en estos tiempos de Youtube: Buenas noches, queridos conejos. Las canciones de la granja rescataron del olvido a ese clásico, para convertirlo en una de esas que se repiten todo el tiempo, como las canciones del pavo y la pava, la gallina turuleca o el caballo Percherón.

“No entiendo qué cambia que sean 4 perros, 5 perros o 43 conejos” me puso a pensar automáticamente en ese tema pegadizo, que a fines de los ’90 ya se vendía por la tele en esos compilados bailables retro que se ofrecían para los nostálgicos de los ’60 y ‘70. Imaginar a Milei, Karina, Adorni y el resto del circo libertario bailando ese tema disfrazados de conejos es algo que solamente puede pasarle a una mente atormentada tras 12 horas seguidas de trabajo, pero que reconforta tras tantas pálidas que andan dando vueltas cada día. Quizás no haya nada para ilustrar mejor la seriedad con la que hacen política.

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