Cultura Por: J.C. Maraddón 25 de abril de 2024

El antes y el después de una canción

Ha causado sorpresa la aparición de un registro de la voz de un Charly García de 12 años, cantando el tema “Vampiro” por encima de un rasgueo de guitarra. La toma, realizada durante un viaje de estudios en la provincia de Córdoba en 1963, desnuda el precoz talento del artista.

J.C. Maraddón

La moda de los documentales biográficos que revelan perfiles ocultos de grandes estrellas del deporte o del arte, se alimenta en especial de la existencia de material de archivo suficiente para ilustrar cada momento en la vida del personaje retratado. No basta con recabar testimonios de los testigos cercanos de esos hechos: hace falta exhibir las imágenes que dan cuenta de aquello que se está narrando, ya sea mediante fotografías, videos o audios, que en algunas ocasiones habían sido conservados en el ámbito privado, y que a partir de su inclusión en estas producciones pasan a tomar estado público.

Mientras más joven sea la figura a abordar, mayores serán las chances de que ese material rescatado esté accesible y tenga la calidad requerida para su reproducción. En los últimos treinta años, con la digitalización de los soportes y el perfeccionamiento de los aparatos que posibilitan registrarlo todo, casi no queda aspecto de las celebridades que no cuente con su correspondiente respaldo audiovisual, disponible cuando se realiza una investigación previa exhaustiva que releva ese catálogo, lo clasifica, limpia sus impurezas y lo pone en manos de directores y editores para que lo usen como parte esencial de su narración.

Las camaritas familiares que proliferaron en los ochenta y noventa, vinieron a reemplazar a las filmadoras de Súper 8 que las precedieron, dispositivos que estaban lejos de tener una aceptación masiva y cuya posesión se circunscribía una elite con el poder adquisitivo necesario para comprar ese artefacto. Desde al menos los años noventa, existe un amplísimo registro que incluye los primeros pasos de muchos astros de la actualidad, a los que en aquel entonces no se les otorgaban grandes chances de triunfar, pero de los que se tenían expectativas de que alcanzaran notoriedad en aquella disciplina en la que empezaban a destacarse.

Mucho más complicado es obtener contenidos testimoniales de los famosos nacidos antes de los años setenta, cuando se fotografiaba de modo analógico  y cuando era muy difícil realizar una filmación de un niño con probabilidades de despertar idolatría en el futuro. Solo algún fugaz paso de esos aspirantes por estudios de cine o televisión, podía ser recuperado siempre y cuando hubiese habido algún visionario que conservara ese celuloide para que no se degrade. Si el sujeto del documental no hubiese atravesado ninguna de esas circunstancias, las probabilidades de que se hayan archivado secuencias suyas se reducen a cero.

Quizás sea ese el motivo por el cual ha causado sorpresa la aparición de un registro de la voz de un Charly García de 12 años, cantando el tema “Vampiro” por encima de un rasgueo de guitarra. La toma, realizada durante un viaje de estudios en la provincia de Córdoba en 1963, desnuda el precoz talento compositivo e interpretativo de un artista que recién en los inicios de los años setenta iba a encauzar su recorrido como músico profesional a través del dúo Sui Géneris para luego integrar La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán, hasta arrancar como solista en 1982.

Lo curioso es que mucho tiempo después, en 1991, Charly iba a grabar por primera vez una versión de “Vampiro”, en el disco “Tango 4” que firmó junto a Pedro Aznar. Aunque el estribillo de su pubertad se mantenía (“Vampiro, ¡dejame dormir tranquilo!”), el resto de la letra fue reelaborada por García para hacer referencia a su adicción a las drogas, que había derivado en su internación ese mismo año. “Estoy perdiendo el calor/Me voy muriendo y no sé por qué”, dice ese Charly adulto, en un giro poético que de ninguna manera se podría imaginar que tomaría, al escuchar esa vocecita adolescente rescatada del olvido.