El radicalismo y un Giardino sin ganadores

Por Gabriel Silva

La multiplicidad de documentos, publicaciones en redes y videos virales de lo que fue el provincializado encuentro del radicalismo en Villa Giardino no deja la figura de un líder claro. No hay emergentes nítidos post debate en Punilla para la UCR, aunque sí es cierto que la mayor expectativa la sigue concentrando Rodrigo de Loredo.

El jefe del bloque en Diputados del centenario partido logró alambrar el encuentro, bloquear la cita de figuras nacionales -en un hecho inédito para la liturgia radical- y dejar la sensación de un liderazgo que, en los hechos, por ahora no es tal. Porque, así como no logra imprimir verticalidad en el control de la bancada en la Cámara baja, tampoco hasta ahora pudo ordenar al partido para lograr, desde ahí, negociar con socios locales y nacionales.

El encuentro en Giardino sirvió para confirmar lo que todos ya saben puertas adentro del radicalismo: De Loredo no cuenta con dirigencia propia, tiene aliados circunstanciales. Entonces, así como hace un tiempo encontró en Marcos Ferrer un socio al que terminó de alguna manera bendiciendo para que conduzca el partido después de septiembre; también exhibe alianzas con dirigentes que, al igual que el intendente de Río Tercero, tienen terminales fuera de la provincia: por caso, Soledad Carrizo, con el gobernador mendocino, Alfredo Cornejo; y Javier Bee Sellares, hombre del correntino, Gustavo Valdés.

Ambos con núcleos a estrenar en la próxima contienda y que entrarán en la negociación interna para respaldar al riotercerense al frente de la conducción partidaria, sólo si en ese acuerdo logran un compromiso a futuro por parte de De Loredo.

Asimismo, si bien pudieron de alguna manera los distintos referentes en Giardino mostrar un criterio uniforme a la hora de los cuestionamientos a la gestión provincial que encabeza Martín Llaryora, el tamiz para con la administración de Javier Milei es muy distinto. Y allí está otro de los focos de tensión que Giardino no sólo no pudo resolver; sino que lo  evidenciará en tensiones en las próximas semanas.

El cotillón con el recibieron algunos radicales a De Loredo en Punilla así lo demuestra, como también la buena relación que el diputado mantiene tanto con funcionarios muy cercanos a Milei, como con el expresidente Mauricio Macri. El dilema de los radicales cordobeses pasará los próximos meses precisamente por ahí: atarse a la expectativa que genera a futuro el diputado; o aferrarse a una cuestión ideológica y tomar distancia de los libertarios.

Algo que se preguntan incluso los que hablan a diario con De Loredo.

En tanto, el factor Ramón Mestre también juega. El exintendente reapareció en Giardino y navega por una postura de centro; lejos de la simpatía de algunos radicales para con Milei, también distante -aunque menos, es cierto- del alfonsinismo profundamente crítico. Mestre tuvo algunos reencuentros en la noche del viernes en Punilla, con Ferrer habla, lo que no quiere decir que esto lo traslade a De Loredo, pero es un jugador que el eje que desea conducir el partido deberá destrabar. De lo contrario, será difícil.

Por último, el peronismo insiste con asomar el hocico a las internas de otros partidos, sin que esto se traduzca en un beneficio propio. Lo hicieron el año pasado, amagan con reiterarlo ahora, y es notoria la falta de una coordinación interna de los nuevos referentes del oficialismo para llevar adelante la maniobra. Aunque sí es cierto que el sábado algunos despachos del Panal celebraron más el tweet de Emiliano Yacobitti en contra de Juez, que la repercusión de la escala de Myrian Prunotto en Punilla.