Cultura Por: J.C. Maraddón26 de julio de 2024

Mucho más que una canción bonita

En estos días se cumplen 40 años de la publicación del disco debut de la cantante nigeriana Sade. Concebido con una exquisitez única, el álbum “Diamond Life” fue uno de los más citados en las listas musicales de las radios FM que aquella época se jactaban de emitir “en estereofonía”.

J.C. Maraddón

Unas cuatro décadas atrás, todavía era la AM la frecuencia radial en la que se difundían las novedades musicales a las que los jóvenes estaban atentos y, de ser posible, grababan en casetes vírgenes para después volverlas a oír cuando tuviesen ganas. Los pocos programas destinados a hacer escuchar esos hits que pronto estarían de moda eran seguidos con una fidelidad a toda prueba por quienes encontraban allí una de las pocas vías de acceso a esas fuentes musicales, que no fuesen leer una revista especializada e ir a la disquería y, en una inversión de riesgo, jugarse a comprar el álbum.

El comienzo de las transmisiones de FM en Córdoba estuvo a cargo de Radio Nacional en los años setenta, pero como la programación consistía en su mayor parte en música clásica, hubo que esperar bastante hasta que esas ondas estéreo se prestaran a transportar sonidos más modernos. Desde 1979 se sumó a ese espectro de frecuencia modulada Radio Universidad, con una emisora que iba a incorporar hacia 1982 programas de Buenos Aires como “El tren fantasma”, con Omar Cerasuolo, y “9 PM”, con Lalo Mir y Elizabeth Vernacci, además de ciclos locales que ya venían en el aire como “Sutilezas”, con Mario Luna, que ocupaba el trasnoche.

En estos programas predominaba el rock en todas sus variantes, porque se trataba del género que marcaba tendencia en ese entonces. Y después de la Guerra de Malvinas se le brindó mayor espacio a los rockeros argentinos, que aprovecharon para copar la escena y en un breve lapso se encaramaron en lo más alto de las preferencias de los oyentes, que llamaban a las radios pidiendo temas de esos intérpretes. Ya a esa altura también había empezado sus transmisiones la 99.7, frecuencia modulada de LV2 donde Rubén Alvaraz compartía sus “Ondas en FM”.

Fue esa emisora precisamente la que se dispuso a aprovechar a pleno la estereofonía que posibilitaba este soporte para proponer una sonoridad específica, en la que predominasen las piezas de música pop con alto contenido melódico. Y se armonizaron esos temas con voces de locutores que fueran prolijos y dulces en su entonación, creando así un estilo que cautivó a las audiencias que pretendían sintonizar esa clase de señales, en vez de aquellas que saturaban con piezas roncaroleras presentadas por conductores que hablaban en voz alta. En el medio cordobés, se instaló así una manera de hacer radio que todavía perdura.

Entre los artistas que mejor encajaban en esa estética, no se pueden obviar los nombres de los que se inscribían dentro de una corriente jazzy muy valorada en la década del ochenta, cuyos singles eran programados una y otra vez por los musicalizadores, como una manera de forjar la identidad en la que se asentaba esa apuesta radiofónica. Hasta el día de hoy, efe emes como Aspen siguen recurriendo a ese catálogo, confirmando que aquella idea que prendió en la primavera democrática ochentosa no ha perdido seguidores, aunque quizás los actuales tan sólo busquen un remedio para su nostalgia.

En este mes de julio se cumplen 40 años de la publicación del disco debut de la cantante nigeriana Sade, que fue una de las más citadas en las listas musicales de aquella época. El álbum “Diamond Life” estaba concebido con una exquisitez única y, por si hiciera falta, incluía canciones como “Smooth Operator”, que estaban destinadas al éxito. Pero entre nosotros su obra quedó presa de esa pátina edulcorada que caracterizaba a aquellas FM donde todo transcurría sin sobresaltos. Cuatro décadas después, vale la pena extraer a Sade de ese arcón y redescubrir en su repertorio mucho más que una música bonita.



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