Cultura Por: Gabriel Ábalos12 de agosto de 2024

Caras y caretas cordobesas

Páginas publicitarias del semanario porteño machacaban en 1913 la necesidad imperiosa de adquirir una Fonola, piano automático que traía un amplio repertorio, cuyo anuncio prometía su incorporación al ferrocarril Central Córdoba, para amenizar los viajes.

Foto publicada por "Caras y Caretas" el 18 de octubre de 1913.

Por Víctor Ramés

cordobers@gmail.com

La Fonola: sea pianista en 5 minutos (Primera parte)

En la actualidad, en un tren de lujo como el Venice Simplon-Orient-Express, con sus relucientes vagones azules y dorados y una cena de chef, es concebible disfrutar durante el viaje en el vagón bar de un piano de cola tocado por un virtuoso. Aquí en el país ya casi no hay ni siquiera trenes, pero la imaginación publicitaria en 1913 montó en el imaginario de la revista Caras y Caretas una fonola para acompañar el recorrido del Ferrocarril Central Córdoba. Tal vez fuera cierto lo que contaba el presunto cronista: aquel viaje a Tucumán pasando por Córdoba, para promocionar un aparato en su auge comercial que era furor en los hogares que podían pagarse el lujo. La nota se acercaba más a la publicidad en su contenido y tono, que el artículo periodístico que pretendía ser. Si el relato sin firma refería un hecho, o si se trataba de una ficción, no es lo importante; lo que es más que probable es que nunca llegara a incorporarse ese servicio de musicalización en las líneas, como aseguraba el texto. Es seguro que a la casa Breyer Hnos., fundada en 1882, que comercializaba oficialmente en la calle Florida el producto, le bastase con el efecto de la fotografía y la crónica publicitaria para promover la popular Fonola Breyer. 

Rumoreaba la nota que “si la idea merece como hasta ahora, buena acogida en el público, extenderán la mejora a todos los trenes que recorran sus líneas, de manera que en cualquier estación que se embarquen los viajeros, tendrán ocasión de distraerse con buena música.” Si volvemos la vista al tiempo presente y jugamos literalmente con las palabras impresas en Caras y Caretas en 1913, se puede señalar que ha experimentado gran éxito y crecimiento reciente la idea de instalar pianos en las estaciones de trenes. En la Argentina la empresa Yamaha inauguró pianos en Retiro y en Constitución, aunque la ola es mundial: se encuentran también pianos en algunas estaciones de Los Ángeles, y en Francia la compañía de ferrocarriles SCNF viene implementando desde hace cuatro años la instalación de pianos de libre acceso en más de setenta estaciones del sistema. Asimismo, es conocida por ello la estación de tren St. Pancras de Londres, ciudad donde hasta las estaciones de metro pueden sorprender con un piano público. Pero nada de eso equivale a lo de la Fonola Breyer, que prometía salir desde Retiro hacia Córdoba con el piano a bordo. 

Ese artefacto podía combinar su ejecución manual por un pianista, así como su ejecución automática por medio de un rollo de papel perforado. Esta última era la gran novedad, por supuesto, y la publicidad emprendida por la casa Breyer hacía hincapié en el hecho de que no se precisaba saber tocar el piano para usarla. 

Vamos ahora a la cita de referencia tomada de Caras y Caretas del 18 de octubre de 1913:
Amenizando los viajes - Una iniciativa ferroviaria
La monotonía de los viajes en tren es tan aterradora, que ha intimidado siempre, al punto que muchas personas, y especialmente las familias, se resuelvan a emprender un viaje a Córdoba, Tucumán o Salta, sólo después de muchas cavilaciones, o apremiadas por la necesidad. A nosotros, nos fué preciso hacer uno a Tucumán y ya resignados a sufrir la tiranía del tedio, durante dos noches y un día, nos embarcamos el jueves pasado en Retiro por la línea del Ferrocarril Central Córdoba. Imagínense los lectores nuestro estado de ánimo y comprenderán entonces la grata impresión que nos produjo ver en el salón comedor, un espléndido piano Fonola Breyer, provisto de selecto y numeroso surtido de rollos. El entusiasmo contagió a todos los viajeros, ante tan feliz novedad, y no tardó mucho en hacerse el más activo uso del instrumento por señoritas y caballeros. Era curioso ver el asombro de algunos viajeros que, sin haber tocado nunca un piano, ni tener la menor noción de música, se sentaban frente al sencillo instrumento y a los pocos minutos lograban tocar como maestros. Rapsodias de Liszt, two-step, tangos, y todo lo que les dejaban, pues hubo de establecerse turno, ya que todos querían lucir sus habilidades unos y probar sus aptitudes otros. Todo esto dio lugar a agradabilísimas reuniones, creando un ambiente de sana alegría, que nos hicieron perder la noción del tiempo y olvidar que estábamos en un vagón de ferrocarril corriendo a gran velocidad. En resumen, que el viaje fué entretenido y lo recordaremos siempre con placer y que por ello nos sentimos obligados a tributar nuestro más sincero aplauso a la empresa del Ferrocarril Central Córdoba, por su feliz iniciativa, reveladora de un anhelo por servir los intereses públicos, que merece estímulo. Nos informaron en el tren, que ya hay dos coches comedores provistos de pianos Fonola Breyer, y que, si la idea merece como hasta ahora, buena acogida en el público, extenderán la mejora a todos los trenes que recorran sus líneas, de manera que en cualquier estación que se embarquen los viajeros, tendrán ocasión de distraerse con buena música. Además, agregarán juegos de damas, ajedrez y dominó, y no omitirán esfuerzos para hacer amenos los viajes. Las salitas de los cómodos coches especiales para familias, serán transformadas para poder colocar en cada una un piano Fonola. La reforma, tratarán de terminarla antes de que se inicie la temporada veraniega en las Sierras do Córdoba, para solaz de las familias. En cuanto al piano, contra lo que podría creerse, el ruido del tren no molesta absolutamente la audición, que llena ampliamente el salón, lo que sin duda alguna se debe a la excelencia reconocida de la marca. La fotografía que acompañamos, fue tomada en el curso del viaje. El coche comedor (igual a todos los que emplea el Central Córdoba), tiene la particularidad de haber sido construido en los talleres que la empresa posee en Córdoba, exclusivamente con maderas argentinas y haber merecido por su suntuosidad ser premiado en la Exposición Ferroviaria del Centenario.”

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