Nacional Por: Redacción Alfil29 de agosto de 2024

Génesis insurreccional en la Argentina: La Correspondencia que Perón mantuvo con su delegado personal John William Cooke

Parte 6/7

Peron Cooke

Daniel Alvarez Soza 

      En páginas posteriores, se habla de la necesidad de adecuar la estructura de la organización a la lucha, sostiene: “En todo el país el Movimiento se ha organizado. Su primera etapa ha sido la de un gran ejército derrotado que, deseoso de proseguir la lucha, se convirtió en una masa de millones de francotiradores diseminados por todo el territorio nacional. Los primeros comandos (unificación y coordinación local, por barrio, por sector, por grupo afín laboral, etc.) de grupos francotiradores fueron un paso adelante en el proceso organizativo. En esto estamos aún, ya que la clandestinidad no permitió seguir adelantando en la organización del Movimiento en lo que ello presupone marchar hacia una dirección centralizada y una actividad diversificada de todos sus organismos. Todos los ensayos de coordinación, unificación o siquiera acción conjunta de los grupos que constituyen la Resistencia han concluido en la nada. La razón es evidente: en la ilegalidad, bajo condiciones terroristas represivas contra cuanto oliera a  resistencia peronista y a organización popular, cada Comando fue un grupo guerrillero independiente y autónomo que no estaba dispuesto a reconocer más Jefe que Perón ni más objetivo que su retorno a la Casa Rosada. En esa escuela se formaron los cuadros-abnegados, valientes, combativos, aptos para el mando en el terreno táctico pero ineptos para la subordinación o la coparticipación de la autoridad en el mismo terreno”.

     “Esta realidad, demostrada hasta la saciedad, lo mismo en la Resistencia integrada por hombres y mujeres procedentes del campo político y del gremial (aunque de este último, en menor proporción) no se ha modificado. Su estructura correspondía a las condiciones en que se planteaba la lucha y su eficacia, pese a los defectos apuntados, se demostró, que los comandos se transformaron en la columna vertebral de la resistencia popular y en el factor de emulación con excelencia para su ampliación”.

      “Ahora, sin embargo, -dice luego- hay nuevas condiciones. Estas ofrecen la posibilidad de proceder a la movilización general en los terrenos de la legalidad y la semilegalidad. El ámbito es amplio y no debemos ni podemos, de ninguna manera y bajo cualquier pretexto, dejárselo librado a nadie más que a nosotros mismos. Necesitamos llenar esos “terrenos baldíos” con los millones de peronistas intransigentes que por mil razones no han podido o han carecido de condiciones para participar en la lucha clandestina. El problema reside en hallar formas de organización que se ajusten al nuevo terreno en que es posible luchar; dar con las grandes consignas que abran la marcha y que jueguen como factores de organización y de puesta en marcha del Movimiento en los nuevos caminos que las actuales condiciones permiten abrir. Desde el punto de vista organizativo, esto es esencial. En la legalidad y semilegalidad se dará, necesaria e ineludiblemente la conjunción de todas nuestras fuerzas, sin que cada una de ellas pierda su peculiaridad ni deje de cubrir su propio terreno. Adecuar la estructura del Movimiento a las necesidades de la lucha presupone, en primer lugar, cubrir todos los frentes. La organización es el instrumento específico para lograrlo” (30).  

     “Concluye este razonamiento, con una elaboración impecable sobre la relación de acción y organización que viene a justificar su insistencia en el estudio, análisis y preocupación que pone de manifiesto para lograr este objetivo y allí dice: “La teoría y la práctica demuestran que acción y organización son valores interdependientes, que se desarrollan paralelamente. Emprender la primera sin la segunda es labrar su propia derrota, pero empeñarse en la segunda sin apoyarse en la primera es ignorar que el movimiento se demuestra andando...” (31).

    “Pasa luego a los aspectos operativos de su plan y dentro del cuadro de principios generales, plantea una exigencia general: “Actuar”. Allí dice: “…es necesario que desarrollemos una política insurreccional y que la masa, el pueblo en su conjunto o en su gran mayoría no sólo la   adopte sino que la considere la única salida en un momento determinado de su gimnasia insurreccional. Hablar de la insurrección como un hecho y no como culminación de un proceso es buscarle otro nombre al golpismo y despojarla del contenido popular que la justifica, la alienta y asegura su triunfo” (32).

     “En cuanto al frente insurreccional dirá más adelante: “Se impulsa el Plan para los Comandos Clandestinos, se continúa preparando el “Plan Belfast” (33).

    Siguiendo Vázquez Viera, no hemos podido constatar si el plan Belfast, como lo llama Cooke, es el mismo que en Diciembre de 1959, operó bajo la acción del Uturunco, “pero como no hay en la correspondencia de Cooke a Perón, ninguna otra referencia puntual a un plan de esta naturaleza, podemos al menos suponer, que el uno se encuentra ligado con el otro”.  

    “Refiriéndose precisamente a la ejecución de dicho plan y en cuanto a la posibilidad de obtener armas  a tales fines, dice: “Desde Paraguay y Bolivia se pasarían sin dificultad. Pero salvo las que podamos adquirir allí mismo, el resto no podrían introducirse en esos países para de allí trasladarlas al nuestro. En el informe sobre Comandos de Exiliados detalló los subcomandos que puedan utilizarse en Bolivia. Desde Paraguay está organizada la vía Encarnación-Posadas y Alberdi-Formosa. Un cargamento grande o varias partidas importantes requerirían otras vías, que ya estamos estudiando con la prolijidad que esto merece”.

     “De muchas partes piden armas, pero sería un error entregarlas con anticipación. Únicamente hace falta suministrar algunas ametralladoras de mano para grupos activistas, que trabajan sin protección y aumentarán su eficacia si disponen de ese armamento. Son unas treinta o cuarenta que se necesitan, en total. Habría que comprarlas en Bolivia (60 dólares cada una, aproximadamente) pero es posible que Kelly pueda facilitármelas porque tiene escondidas unas 37”.

     “M. también cuenta con 270 ametralladoras pesadas, introducidas desde el Paraguay, con su correspondiente munición y escondidas en la Capital”.

     “Es muy importante que no se haga ninguna adquisición que rompa la unificación de calibres (ametralladoras 9 mm, pistolas 45, revólver 38)” (34). 

    “Conviene acotar que Cooke trata de preservar la identidad de todos aquellos que aún no han sido detectados por las fuerzas de seguridad como miembros activos de la resistencia”.

      “Respecto de los que ya son conocidos, como el caso de Kelly, no guarda estos reparos”.

     “Finalmente, aborda en concreto los objetivos que justifican el plan que acaba de elaborar y puntualiza como primordial la “insurrección general”; en cuanto a la plataforma básica para alcanzar la meta propuesta  dice: “Las condiciones objetivas que demandan una insurrección general se manifiestan de una manera múltiple, pero pueden ser sintetizados en dos, a saber: a) Cuando la conciencia insurreccional del Pueblo ha alcanzado su más alto nivel, es decir, cuando no tiene más salida que la insurrección; b) Cuando ese nivel revolucionario popular óptimo coincide con un grado también óptimo de descomposición en las filas de sus enemigos, es decir, cuando la capacidad de resistencia y de lucha de sus adversarios ha llegado a su grado más bajo”.

    Luego se pregunta: “¿Se dan en la Patria esas condiciones? Todo indica que no, que todavía no hemos alcanzado una conciencia insurreccional que haya prendido en el Movimiento como única salida, ni el grado de descomposición de nuestros enemigos indica que su capacidad de resistencia y de lucha se haya rebajado de una manera sustancial” (35).

    Dice más adelante: “Una política insurreccional de masas aplicada a las nuevas condiciones que prevalecen en la Patria, cambiará rápidamente el cuadro actual objetivo. El tiempo que ello demande resulta imprevisible; pero podemos asegurar que estará en proporción directa a nuestra capacidad de aprovechar las nuevas condiciones y abrir nuevos frentes de lucha activa en los que las grandes reservas del Movimiento accionen también como las vanguardias en las primeras líneas” (36).

     En síntesis concluye, refiriéndose a los términos de oportunidad del movimiento insurreccional: “…la situación objetiva insurreccional no está madura; es necesario llevarla a la madurez mediante una política insurreccional de masas. La correlación de fuerzas en nuestra patria ocupada, desde el punto de vista de la capacidad de violencia, nos es adversa todavía…aunque somos estratégicamente superiores, ellos son siempre superiores en fuerzas y armas en el terreno táctico. Pero en cuanto podamos poner en actividad todo o gran parte de nuestro frente, la situación se invertirá. Seremos  nosotros los que tengamos la iniciativa, obligándolos a combatir donde nos convenga y consideremos más segura la victoria popular”.

   Agrega: “La hora, el momento revolucionario, suele ser imprevisible, sobretodo en movimientos de masas, se produce por su propio mecanismo, por sus propias leyes, por la madurez del proceso. La Conducción revolucionaria fomenta, impulsa, acelera la motivación y el “momento”, pero no crea la hora exacta de la batalla. El arte y la ciencia de la Conducción crea y construye la Organización como instrumento de acción e impulsa y acelera el proceso revolucionario, y “reconoce”, “aprecia” el “momento” (es el caso de Lenin, que con un grupo minoritario supo utilizar las condiciones objetivas insurreccionales en el año ’17)”.

  “Hay que terminar la Organización para cumplir la primera de las condiciones del éxito: encontramos en el óptimo organizativo cundo la Tiranía descienda al nivel mínimo” (37).

   Vuelve en esta misiva a un aspecto que ya Perón había señalado, esto, con relación al uso que debe hacerse de aquellos sectores de las fuerzas armadas que puedan sentirse identificadas con el Movimiento Peronista, dice: “Hay fuerzas militares que colaborarán con nosotros en la insurrección general. Y, una vez que triunfemos, como la Argentina no es Suiza ni tampoco una colonia de mormones pacifistas, necesitaremos en ejército, y que esté identificado con el pueblo. Rechazar en bloque a todos los militares como quiere algún sector extremista del Movimiento es pueril. Subordinar el Movimiento a la fortuna de un grupo militar es otra forma de infantilismo político. Ambos excesos idealistas son nocivos. Esto no es militarismo, del cual estoy muy lejos, sino realismo. Tal vez en una etapa anterior podríamos haber creado las milicias obreras y ponemos a cubierto del golpe que nos volteó: esas son conjeturas que ahora a nada nos conducen. El hecho es que existe un ejército y existen militares y que muchos demostraron que son capaces de jugarse la vida por el peronismo. Hay que integrarlos en el esfuerzo Nacional-Libertador, y no segregarlos” (38).

    Es importante destacar que años después muchos oficiales de las Fuerzas Armadas se incorporaron incluso como instructores de las estructuras guerrilleras.

      Para terminar expresa a modo de sentencia: “En el sentido trascendente del término, el peronismo sigue siendo la gran corriente revolucionaria americana. Si esto es exacto, sólo (se) puede pensar en términos totales: triunfo total, programa total, objetivos totales. Si no lo es, entonces ya no hay que planear vivezas tácticas: lisa y llanamente debe reconocerse que ha cumplido su ciclo y corresponde que desaparezca para que las fuerzas del futuro abran los nuevos cauces del esfuerzo Nacional-Libertador” (39).

     A este extenso plan de acción, Perón contestó el 1º de septiembre de 1957, diciendo: “Comparto en absoluto sus ideas y sus soluciones contenidas en el “Informe y Plan de Acción” y creo que se trata de una ajustada resolución y de las más acertadas formas de ejecución que se pueden alcanzar en la actual situación. Mi satisfacción no tiene límites al presenciar la forma admirable con que usted ha encarado este aspecto de la conducción. Decía Napoleón, que el éxito no es, como muchos creen, obra de la fortuna, sino el producto de la previsión y el trabajo. Un éxito se concibe, se prepara mediante un plan ajustado a la realidad, se realiza mediante una lucha acertada en sus decisiones y se explota por medio de una inteligente perseverancia. Todo esto surge claramente de la explicación contenida en su informe en su “Informe y Plan de Acción” que no sólo apruebo en todas sus partes sino que encomio como demostración fehaciente de sus extraordinarias condiciones de conductor. Queda ahora la tarea de realizarlo” (40).

    Perón como vemos, resalta con énfasis las condiciones de Cooke como conductor y ha concluido su    pensamiento con una exhortación más que conminatoria “queda ahora la tarea de realizarlo”.

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30.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 281 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 166.

31.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 283 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 166.

32.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 283 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 166.

33.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 304 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 166.

34.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 304 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 167.

35.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 306/307 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 168.

36.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 308 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 168.

37.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 310 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 169.

38.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 312 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 170.

39.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 313 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 170.

40.- “Correspondencia Perón – Cooke” tomo I, Ob. cit., Pág. 317 .Citado por VAZQUEZ VIERA, E. Ob. cit. 170.

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