Nacional Daniel Alvarez Soza 12 de diciembre de 2024

Chile: Congreso Pleno y la elección de Salvador Allende

Asesinato del Comandante en Jefe del Ejército, Gral. René Schneider. Parte 2/3

Por Daniel Alvarez Soza
Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.
Doctor en Ciencia Política. 

Asesinato del General Schneider y la llegada de Allende a la presidencia de Chile.

 

   “Para desgracia del país, faltando dos días para la reunión del Congreso Pleno y cuando se esperaba que el proceso electoral terminara sin mayores tensiones, un hecho escalofriante vino a turbar gravemente el  clima de tranquilidad que había comenzado a reinar” (1).

     El atentado fue perpetrado por un grupo de la ultraderecha nacionalista, conocido como Patria y Libertad, además de algunos militares en servicio activo como en situación de retiro. 

     La razón del ataque, respondía al hecho de que el entonces Comandante en Jefe del Ejército constituía un escollo para los planes de ciertos sectores de la extrema derecha y de algunos altos mandos de las fuerzas armadas, que veían con temor la llegada de la Izquierda al Gobierno. Por lo que la idea consistía en secuestrarlo, provocando una reacción en la opinión pública que culparía a sectores de extrema izquierda, pidiendo la intervención de las fuerzas armadas. El  problema que generaba el alto oficial, se agravó aún más, cuando éste aclaró públicamente su posición en declaraciones dadas a conocer al diario “El Mercurio” el 7 de mayo de 1970, donde dejaba claramente establecido cuál sería la posición que asumiría el Ejército sobre la situación política del país:

     “Es garantía de una elección normal, de que asuma la Presidencia de la República quien sea elegido por el pueblo, en mayoría absoluta, o por el Congreso Pleno en caso que ninguno de los candidatos obtenga más del cincuenta por ciento de los votos”. Ante nuevas preguntas del entrevistador sobre esta última posibilidad, agregó: “Insisto en que nuestra doctrina y misión es el respaldo y respeto de la Constitución Política del Estado. De acuerdo con ella el Congreso es dueño y soberano en el caso mencionado y es misión nuestra hacer que sea respetada en su decisión” (2).

    Entre los complotadores figuraban: “Roberto Viaux Marambio (Gral. En retiro, que en 1969, encabezará el “Tacnazo. Materia que aparece en el Capítulo VI de este trabajo), Raúl Igualt Ramírez, Luis Gallardo Gallardo, Juan Diego Dávila Basterrica, Carlos Silva Donoso, Carlos Labarca Metzger, Edmundo Mario Berríos, Jorge Medina Arriaza, Jaime Requena Lever, Rafael Fernández Stuardo, Mario Montes Tagle, Luis Hurtado Arnés, Jorge Lagos Carrasco, Sergio Topelberg Volosky y Julio Fontecilla Rojas, quienes actuaron  como coautores del delito de secuestro con resultado de muerte; en  tanto que Fernando Yarur Huerta, Boris Ravest Toro, Julio Bouchon Sepúlveda, Luis Cosmelli Pereira, Roberto Vinet Llamazares y Raúl Igualt Ossa como cómplices del mismo delito de secuestro con homicidio. Jaime Melgoza Garay como autor de homicidio calificado; Juan Enrique Prieta Urzúa, Celia Pezoa Barrios y Berta Piña Trujillo como encubridores del delito de homicidio simple” (3).

     El objetivo del atentado consistía:

- “En obtener el alzamiento de Unidades del Ejército y la Armada de Valparaíso;

- Que el Gral. en retiro Roberto Viaux se acuartelara en alguna unidad militar de Santiago, tomando el mando de ella;

 - Producir un hecho de grave trascendencia pública, sin precedente alguno, para obligar a una rápida y masiva acción policial en todos los barrios de Santiago, destinada a detectar y requisar armamento que se suponía estaría en poder de elementos de extrema izquierda, seguida de “una carta para conocimiento de la opinión pública para forzar al gobierno a que se entregara el mando de la Nación a un Gabinete Militar” (4).

    El asesinato del Gral. Schneider paralizó la convulsionada situación que vivía Chile en ese mes de octubre, sobre todo por las características sangrientas del hecho:

    “A las 8: 15 horas el general salió de su casa.

     “Como tantas mañanas doblaron a la derecha por Martín de Zamora, hacia el poniente, en dirección a Avenida Américo Vespucio. El automóvil tomó mayor velocidad. Otros vehículos corrían en la misma dirección.

    “Atravesaron varias bocacalles. Pasaron la leve curva que dobla hacia la izquierda. Se aproximaban a Américo Vespucio.

    “Un Dodge salió bruscamente por la derecha. El chofer, Cabo Mauna lo evitó virando a la izquierda. Entonces tuvo que frenar en seco. Por delante dos Peugeot blancos le cerraban el paso. Simultáneamente después de bajarse del Taunus, avanzando por el costado derecho del Mercedez Benz Azul del General., aparecieron Carlos Silva Donoso, Juan Luis Bulnes y uno de los hermanos Izquierdo Menéndez, quienes rompen uno de los vidrios laterales del auto. Presumiblemente el Gral. Schneider habría tomado su pistola “Star calibre 6,25 mm” con el objetivo de repeler el ataque, momento en que Melgoza apuntó y disparó la pistola que portaba, hiriéndolo en su mano derecha.

   “Seguidamente después de aquel disparo, dos de los tres participantes que actuaban al lado derecho del Mercedes Benz, dispararon repetidas veces sus revólveres Ruby Extra hacia el interior del vehículo,  impactando dos de ellos en la espalda del General.” (5).

    Rápidamente fue trasladado hasta el Hospital Militar, donde falleció el día 25 de octubre a las 7: 51 horas, a consecuencia de las lesiones sufridas.

    En el crimen de Schneider habría existido apoyo de la CIA norteamericana, quienes  - supuestamente-apoyaron a tres grupos complotadores: el primer grupo: del General Camilo Valenzuela, que habría recibo metralletas, granadas y cincuenta mil dólares; un segundo grupo liderado por el General Viaux y oficiales en retiro, más sectores de extrema derecha y un tercer grupo integrado por miembros de Patria Y Libertad.

 

   La elección de Allende por el Congreso Pleno.

 

    Finalmente, el día 24 de octubre se reunió el congreso pleno y eligió a Allende por 135 votos contra 35 de Alessandri. Hubo 8 votos en blanco, correspondientes 7 a la democracia radical.

   El triunfo de Salvador Allende, planteaba una doble visión en la sociedad chilena, para una parte era una gran incertidumbre, basado en el proyecto de gobierno en lo referente a la característica que la UP le daría a su régimen, fundamentalmente orientada a la estatización de empresas en manos de capitales extranjeros o simplemente empresas pertenecientes a particulares, las cuales pasarían, por cierto, bajo la dirección del Estado, que para estos efectos procederían bajo la modalidad de una economía centralizada y controlada; además de la intervención de aquellos sectores productivos por parte del mismo Estado.

    En virtud de estos hechos, y frente a la imposibilidad del gobierno de la UP de impulsar una gran revolución económica estatista por la firma del estatuto de garantías, es que se recurrirá a la institución de los llamados “resquicios legales”, teniendo como autor de esta doctrina al abogado y asesor de Allende, Eduardo  Novoa Monreal, el que sostenía sobre esta materia lo siguiente: “…Cuando se revisa el contenido de estas garantías constitucionales se advierte que son todas de índole política, sin que en ellas se encuentre ninguna referencia a lo económico”, agregando más adelante “El Decreto Ley 529 de 1932 era el mejor que allanaba la formación de un área de propiedad social….Declaraba la utilidad pública y por consiguiente, expropiables, predios agrícolas y empresas industriales y de comercio y establecimientos dedicados a la producción y distribución de artículos de primera necesidad en cantidad y condiciones determinadas por el Presidente de la República…” (6).

    La política económica de la UP que se inició en 1971 promovió una serie de medidas cuyos objetivos inmediatos fueron reactivar la economía y disminuir la cesantía que beneficiaría a la clase obrera. Se utilizó como fuerza motora la redistribución del ingreso mediante la elevación de los salarios en un 40 %, la congelación de precios por decreto, lo que creó una capacidad ociosa de las fábricas. Con ello, se produjo una extraordinaria demanda de toda clase de productos y artículos de primera necesidad, lo que activó la  economía. Sin embargo, se produjo un alto gasto fiscal, sumado a la escasa productividad fabril.

   Los alimentos que el país no producía se importaban con un alto costo dado la escasa producción. Todo el déficit fiscal comenzó a financiarse con cuantiosas emisiones inorgánicas del Banco Central. Esta política económica o plan Vuskovic (en alusión al apellido del Ministro de Economía) dio una sensación de bienestar sólo durante 1971: el producto geográfico bruto alcanzó al 8,3 %, la producción industrial aumentó en 12 %, la cesantía se redujo al 3,8 % y el alza del costo de la vida llegó al 22 %. De ahí que “El sólo triunfo de Allende y de los partidos que lo apoyaban produjo un verdadero pánico, el que se manifestó en corridas de bancos, bajas de valores en las bolsas de comercio, rápida salida de mucha gente al extranjero (7)”.

     El programa de la Unidad Popular “fue la plataforma de elección más izquierdista que se podría haber presentado al electorado de cualquier país y que a la vez tuviera posibilidades reales de triunfo. El proceso político que se proponía contemplaba la expropiación a gran escala  y la expansión continua del área de la economía controlada o perteneciente al Estado, tanto en el aparato productivo como en el sector de la distribución”.

    Las experiencias de revoluciones socialistas en el pasado se habían dado en un contexto en el cual la resolución del problema del poder político antecedía al tema del control de la economía. “Sin embargo, en Chile se perseguía una estrategia diferente, por lo que la política económica se presentaba como un medio hacia la conquista del poder político” (8). Para poder entender el poder económico que se llevaba a cabo en Chile, se debe evaluar el marco de las transformaciones revolucionarias que se estaban implementando en la estructura económica, las cuales tenían el objetivo de reemplazar el sistema en lugar de simplemente administrarlo. La UP esperaba ser juzgada en la posteridad no por sus mejoras económicas, sino que por sus logros políticos; además, a pesar de que debió reactivar la economía para aumentar el apoyo electoral, estaba claramente enunciado que los problemas económicos a largo plazo sólo se podrían resolver una vez que se conquistara el poder. El objetivo de consolidar a la UP en el poder era la consideración principal detrás de la política económica que se seguía. Pedro Vuskovic, ministro de Economía, enumeró los propósitos de su programa económico de la siguiente forma:

  1. Reestructurar la economía chilena en tres esferas de propiedad: un sector socializado (Área de Propiedad Social), un sector mixto y un sector de empresas privadas. Según Vuskovic, el fin de este proceso de reestructuración era transferir al Estado los recursos que en ese momento pertenecían a monopolios chilenos o empresas extranjeras.
  2. Un crecimiento rápido en el porcentaje del ingreso nacional que correspondía a los asalariados, así como una fuerte expansión del gasto público.

 

  1. Los dos puntos anteriores corresponden a lo que sería la base del modelo nuevo de desarrollo, el cual provocaría la transformación de las relaciones sociales y de producción según lineamientos socialistas, en los que, aparte del control estatal sobre los sectores manufactureros y mineros, se abolirían los “latifundios” gracias a una implementación drástica de la Ley de Reforma Agraria existente.

 

 

  1. Las políticas de ingreso no solo tendrían como propósito defender el poder adquisitivo de sueldos y salarios para contrarrestar la inflación, sino que, que de acuerdo con el criterio de la justicia social, le darían más que un aumento proporcional; también, la política de precios establecería que el aumento de sueldos y salarios de los empleados de una empresa deberían ser absorbido por la misma firma, en lugar de ser derivado al consumidor en la forma de precios más altos. “Estas políticas buscaban reactivar la economía al explotar la capacidad productora ociosa. Al mismo tiempo, debía haber un aumento de la oferta de bienes para mantener la estabilidad de los precios” (9).

 

      Cuando la Unidad Popular llegó el poder, se encontró con la tarea inmediata de resolver la crisis económica precipitada por la elección de Allende. “La victoria de la UP en septiembre produjo un pánico financiero que implicó una fuga de capitales, una ola de despidos, el retiro de depósitos en los bancos y un congelamiento de la inversión privada. Es más, el país no se recuperaba del período de depresión comenzado en 1967 y que llegó a su punto máximo en 1970, por lo que la política a corto plazo del gobierno se debió ceñir al estado heredero de la economía. La recesión post 1967 había empeorado a causa de los esfuerzos organizados por crear el caos económico para evitar que la elección de Allende fuera ratificada por el Congreso. Esta situación explica de modo parcial la decisión del gobierno de expandir la economía: un gobierno que dice representar a los asalariados debe actuar para reducir la cesantía” (10).

     Los resultados económicos de la UP en el primer periodo de gobierno parecían favorables, ya que el “camino chileno al socialismo” a simple vista parecía estar teniendo éxito. “En las filas de izquierda existía el optimismo, y en las de la derecha y en Washington, sorpresa y preocupación. Las cifras obtenidas en los primeros meses parecían confirmar la existencia de una base real para esto” (11). “Durante el primer año de gobierno se habían obtenido resultados económicos alentadores: en 1971, el producto nacional bruto (PNB) en Chile logró un incremento significativo cuando alcanzó el 8,3 % con un 12,9 % de aumento en la producción industrial; por su parte, a pesar de haber sido nacionalizadas, las minas de cobre también presentaron un alza” (12). El desempleo se había reducido de manera sustancial y la capacidad de producción ociosa ahora se estaba utilizando. “El ingreso se había redistribuido y el poder adquisitivo

de los trabajadores había aumentado” (13). En el ámbito de la construcción, el producto interno bruto (PIB) experimentó un desarrollo desde 1,4 % del año anterior a un 9,5 %. En el sector agrícola durante 1971 el índice de crecimiento era de un 5,1 % en contra de un 2,5 % alcanzado en 1970, lo cual era un aumento considerable a pesar de la intensificación de la Reforma Agraria. “Sin embargo, no pasaría un año antes de que se mostrara que buena parte de estos incrementos se debía al aumento del dinero circulante y, por lo tanto, al no contar con el respaldo necesario, se transformarían en desabastecimiento”.

  “El nuevo gobierno había logrado en sus primeros doce meses objetivos que muchas veces eran contradictorios unos con otros: crecimiento económico, reducción de la cesantía y de los índices de inflación, redistribución del ingreso, alza del consumo, aumento de sueldos y salarios, reducción de los impuestos” (14).

     Sin embargo, la suma de circunstancias adversas llevó al agotamiento de la estrategia de la Unidad Popular, lo que provocó que el camino chileno al socialismo se acercara a su fin. Los resultados económicos se habían logrado dentro del contexto de una reducción del precio del cobre, de la fuerte oposición ejercida por los grandes intereses empresariales que habían sido afectados y por el inicio del bloqueo por parte de Washington, cuyos efectos alcanzarían proporciones devastadoras en 1972. Ya en 1971, los problemas con la balanza de pagos habían comenzado a provocar un impacto negativo en la curva de crecimiento económico de Chile debido al cierre de las fuentes tradicionales de financiamiento externo, el retiro de las líneas de crédito y las medidas para obstruir el abastecimiento de los materiales importados y los bienes necesarios para el funcionamiento de la industria. La caída del precio del cobre y el aumento de precios en los productos importados llegaban a tal magnitud que, a pesar de que en 1969 con una tonelada de cobre se podía financiar la compra de 2.610 kilos de carne congelada, en 1972 tan sólo se podía comprar 1.010 kilos. A fines de 1971 y durante todo 1972, el significativo aumento del poder adquisitivo en los sectores populares, la contradicción entre las esferas de producción y circulación con el abastecimiento, creciendo a una tasa mucho más pequeña que la oferta de dinero, dieron origen a la aparición del mercado negro, al desabastecimiento y acaparamiento de bienes, produciendo verdaderos tumultos para conseguirlos. En otras palabras, la UP no se dio cuenta del efecto de su política económica, en la que abundaban billetes, pero faltaban artículos de consumo. La UP tampoco sabía realmente hasta qué punto la capacidad de la economía subdesarrollada de Chile limitaba el margen distributivo al corto plazo. “El plan de reactivación económica de Vuskovic se orientaba demasiado al consumo y su proyección no anticipó el tamaño del aumento de la demanda o la gravedad de los problemas de abastecimiento que se encontraron. Todas estas circunstancias produjeron una inflación violenta desde 1972 en adelante (15).

 

 

Bibliografía

1.- OLAVARRÍA, Arturo: “Chile bajo la democracia cristiana”. Tomo IV. Editorial Nascimiento. Pág. 227 y Sgts.

2.- LABARCA GODDARD. Eduardo: “Chile al rojo”. Ob. cit. Págs. 41-42.

3.- DOCUMENTOS: “EL CASO SCHNEIDER”. Editora Nacional Quimantú. Santiago- Chile. 1972. Pág. 123

4.- DOCUMENTOS: “EL CASO SCHNEIDER”. Editora Nacional Quimantú. 1972. Págs. 130-131.

5.- DOCUMENTOS: “EL CASO SCHNEIDER”. Editora Nacional Quimantú. 1972. Págs. 142, 143 y 144.    

6.- NOVOA MONREAL. Eduardo: “Los resquicios legales. Un ejercicio de lógica jurídica”. Ediciones Bat S.A. Segunda edición. Santiago de Chile. Págs. 87, 88 y 89.

7.- FRIAS VALENZUELA. Francisco. “Historia de Chile” Tomo IV. La Republica  hasta 1973. Págs. 472.

8.- ISRAEL. Ricardo: “Chile 1970-1973. la Democracia que se perdió entre todos”. Edit. Mare Nostrum Ltda. Santiago de Chile. 2006. Pág. 29.

  1. - The Chilean Road to Socialism. Cf. J. Ann Schmit, ed., .Inglaterra: Institute of Development Studies. Universidad de Sussex. 1973. Pág. 44.
  2. - BOORSTEIN. Edward: “An inside View…Allende’s Chile. Nueva York: International Publisher. 177. Pág. 322.

11.- CUEVAS. Agustín: “Dialéctica del  Proceso chileno 1970-1973”. Edit. Universidad Autónoma de México. 1974. Pág. 43. 

12.- ISRAEL. Ricardo: “Chile 1970-1973. La Democracia que se perdió entre todos”. Ob. cit. Pág. 46.

13.- ISRAEL. Ricardo: “Chile 1970-1973. La Democracia que se perdió entre todos”. Ob. Cit. Pág. 46.

14.- ISRAEL. Ricardo: “Chile 1970-1973. La Democracia que se perdió entre todos”. Ob. Cit. Pág. 47.

15.- ISRAEL. Ricardo: “Chile 1970-1973. “La Democracia que se perdió entre todos”. Ob. Cit. Pág. 51.

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