Promesas cumplidas en exceso
Por estos días es noticia el próximo estreno de una cinta documental, titulada “Becoming Madonna” y producida por la cadena Sky, que pretende ser la “biografía definitiva” de esta artista que dominó el panorama musical de finales del siglo veinte y que todavía se resiste a abandonar el centro de la escena.
J.C. Maraddón
De ninguna manera podría afirmarse que el rock fue el primer género musical en el que un cantante perpetuó su imagen a través de la pantalla cinematográfica, pero no caben dudas de que fueron sus estrellas las que mejor aprovecharon el soporte audiovisual para su definitiva consagración popular. Si Elvis Presley dotó de una llegada masiva a su propuesta sonora, que en un principio sólo cautivaba la excitación de las adolescentes, fue luego de que su masividad se multiplicara a través de esas películas que lo tenían como protagonista, aunque apenas fuese para darle la oportunidad de entonar sus canciones ante cámaras.
Con el desarrollo de la industria del pop y el surgimiento de figuras que se imponían tanto por sus hits como por su look, era natural que el videoclip se situara como la expresión más cabal de ese sector del negocio del entretenimiento. Los músicos se veían obligados allí a entregar mucho más que sus interpretaciones y, por supuesto, algunos lo hacían mejor que otros. Esos que reunían mayores condiciones para la danza o la actuación, o que se vestían y peinaban de un modo llamativo, eran privilegiados en la difusión y aspiraban a adquirir el carácter de íconos.
Los años ochenta fueron prolíficos en la aparición de esa clase de astros, con Madonna como una de las abanderadas de esa nueva raza que sorprendía no únicamente por sus cualidades vocales, sino porque -en especial- eran capaces de crear tendencia con su estilo. Ella se anticipó a su tiempo con esa postura de mujer emancipada que se reafirmaba en sus letras y que se complementaba con la audacia de su vestuario y sus declaraciones. Su secreto consistió en crear un personaje irresistible y sostenerlo contra viento y marea, hasta lograr que su nombre representara algo que excedía por completo lo discográfico.
Desde muy temprano, ella incursionó en el cine y, con diversa suerte, fue construyendo una trayectoria en los sets que, además de equipararse a la de los ídolos precedentes, la instaló como una fuente de inspiración para quienes siguieron su senda. Cantantes como Lady Gaga o Ariana Grande reclaman hoy ese legado, que habilita a las pop stars a probarse en la cinematografía, como actividades complementarias que se potencian cuando quien las asume sabe estar a la altura de lo que semejante desafío exige. La recompensa a su esfuerzo es la adquisición de un prestigio inestimable.
A pesar de que hemos visto a Madonna en numerosas producciones fílmicas, siempre es oportuno recuperar ese aspecto suyo que tanta importancia ha tenido en la edificación de su mito. Y por estos días es noticia el próximo estreno de una cinta documental, titulada “Becoming Madonna”, que fue producida por la cadena Sky y que pretende ser la “biografía definitiva” de esta artista que dominó el panorama musical de las últimas dos décadas del siglo veinte y que todavía se resiste a abandonar el centro de la escena, aunque a cada instante la prensa tome nota de las pretendientes a heredarla.
“Becoming Madonna” se basa en unas grabaciones de audio recuperadas, donde se la escucha reflexionar sobre su presente y sobre sus proyectos a futuro, cuando todavía era una jovencísima promesa. Desde se esa perspectiva, la película abarca el periodo que va de 1978 a 1992, y expone cómo moldeó su ascenso a la fama a partir de una postura sensual y provocativa, justo cuando la moral reaganiana se proponía silenciar hasta el menor atisbo de rebelión cultural. Millones de fans aguardan con ansiedad que este filme esté disponible para conocer esos detalles íntimos que, según se anuncia, serán revelados en esta realización.
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