Laje, la variante libertaria para detonar el centro cordobés

Tras una visita de Karina en la que sólo hubo lugar para los propios, y en la que la secretaría general de la Presidencia aprovechó para poner a otro Menem (Sharif) al frente de la Juventud Libertaria, los armadores de Santiago Caputo en Córdoba salen a agitar, otra vez, el nombre de Agustín Laje, como el potencial candidato que más tracción encontraría en la provincia, en el caso de que LLA decida avanzar con una lista pura.

Juran, además, que el intelectual libertario es la variante que más temor causa en el oficialismo y la oposición, por el tono que podría tomar la campaña con él como protagonista de la disputa, y por su incompatibilidad con dirigentes radicales, juecistas o de cualquier otra laya que no sea la pura cepa libertaria.

Para empezar, el presidente de la Fundación Faro es un hábil polemista sin temor a endurecer hasta el extremo el debate. De hecho, es en los márgenes donde se mueve con mayor destreza. Y esto no cae nada bien en el establishment político cordobés, donde oficialistas y opositores acostumbran acordar los términos del combate antes de subirse al ring.

Con Laje en el cuadrilátero, esa lógica no podrá mantenerse. Se trata de uno de los principales ideólogos del movimiento libertario nacional, es sumamente intransigente, y lo desvela dar “la Batalla Cultural”, una lucha sin cuarteles por la construcción de sentido/imposición de la posverdad.

En despachos del Centro Cívico y la Legislatura creen que una campaña en la que Laje adquiera protagonismo podría dejar secuelas incluso más allá de las elecciones de medio término, amenazando con reconfigurar el tablero cordobés hacia 2027.

Para la oposición, una lista liderada por Laje desvanecería cualquier posibilidad de una lista heterogénea, en la que ex cambiemitas pudieran quedar disimulados. La boleta libertaria sería de candidatos puros. Sin archivo. Y, para peor de males, se trataría de una lista esponsorizada por quien maneja los hilos de la SIDE. Grandes probabilidades de carpetazos, pobrísimas probabilidades de contrajuego.

Ahora bien, dejando de lado, por un momento, las premuras de un análisis preelectoral a casi un año de las elecciones, hay efectos más globales que podrían seguirse de una entrada de Agustín Laje al tablero de la política de Córdoba, aún apenas como un paso previo a la política nacional.

El “cordobesismo” ha valido, de momentos, como una coartada del oficialismo cordobés para escapar de las fuerzas centrífugas de la polarización nacional. Y en otros, como una apuesta de la sociedad De La Sota-Schiaretti para imaginar una sobrevida más allá de las fronteras provinciales, con algún grado de incidencia marginal en la definición de las elecciones nacionales. Y para alcanzar este último propósito, se presenta como una fuerza equilibrada, razonable y predecible, que aspira a alcanzar una reconciliación que detenga los vaivenes de la política nacional.

El desembarco de Laje en una boleta libertaria pura, en el distrito en el que Milei alcanzó su mejor desempeño electoral, podría arrancar de cuajo esas pretensiones. El conferencista, que viene de participar como orador en el lanzamiento de “Las Fuerzas del Cielo” (“el brazo armado de La Libertad Avanza”), celebra la división de la sociedad entre “buenos y malos”, y gusta de reproducir la interpretación maniquea que rige al paradigma libertario.

El tablero cordobés enfrentaría, así, una paradoja. De ofrecerse como el modelo capaz de reconciliar a la política nacional, podría convertirse en el teatro de operaciones de la “Batalla Cultural” dirigida por su más acérrimo ideólogo.