Cómo será el 2025 de GDR con Nación: ¿disidencia o adhesión?
Durante los primeros meses de gestión, el intendente mostró más diferencias que coincidencias con Javier Milei. Sin embargo, el tono crítico nunca apuntó directamente al presidente. Fuerte influencia de la estrategia cordobesista: por ahora, la Municipalidad no es opositora a Nación.
Por Gabriel Marclé
El intendente Guillermo De Rivas inició la temporada de fiestas por Navidad y Año Nuevo con un mensaje centrado en la ciudadanía, con los desafíos y propuestas de alguien que todavía no lleva ni seis meses en el cargo. “Les deseo unas fiestas llenas de amor, paz y unión. Que el año que viene nos encuentre unidos en la esperanza de seguir construyendo un Río Cuarto mejor”, expresó el jefe municipal en un mensaje por video que subió a sus redes en vísperas de Nochebuena. La pregunta es, ese Río Cuarto mejor, ¿se construirá en sintonía o en conflicto con el modelo de país que impulsa el Gobierno nacional? El vínculo entre De Rivas y el presidente Javier Milei, un misterio que se empezará a resolver durante el 2025.
Cuando se consulta en el Palacio de Mójica acerca de las repercusiones que tiene la gestión libertaria en la cotidianeidad del trabajo local, predominan las quejas y críticas. Es que el equipo municipal, del PJ cordobesista y parte del Partido Cordobés, también ha mostrado señales constantes de disidencia con Milei y los suyos. De hecho, el equipo municipal está compuesto en su mayoría de dirigentes que, durante el ballotage del 2023, hicieron campaña por Sergio Massa o que vienen de sectores muy críticos con el ideario liberal.
Fue entre septiembre y octubre de este año cuando el por entonces flamante intendente y su equipo empezaron a definir su vínculo con el Gobierno nacional. Algunas voces del Ejecutivo planteaban abiertamente los reproches al ajuste nacional y el pedido extendido a los jefes municipales del país para que hagan lo mismo. “No prestan ningún servicio y solo aparecen para pedirte que ajustes”, señalaba por ese entonces Gastón Maldonado, uno de los músculos más importantes del brazo político derrivista.
Pero el intendente no se quedó atrás. Haciendo uso de indirectas, De Rivas hizo coincidir la inauguración de la Feria del Libro local con el punto máximo de ebullición para el conflicto entre el Gobierno de Milei y las universidades. El intendente lanzaba discursos que ponderaban la inversión en cultura y educación mientras la Rosada se empeñaba en estigmatizar a artistas y docentes. “No se puede tener equilibrio fiscal con equilibrio social”, lanzaba como frase de cabecera el jefe municipal de la capital alterna, con un claro mensaje al Gobierno nacional.
Aunque el tono del derrivismo nunca fue agresivo ni insistió por demás en marcar distancias con Nación, siempre estuvo a la vista que había serias discrepancias con el perfil político de La Libertad Avanza. Esa fue la tendencia durante los primeros tres meses de la era De Rivas, pero la intensidad de estos posicionamientos fue mermando en consonancia con los números de consultas que revelaban el sostenido apoyo de la población a las ideas de la libertad, realidad que subsistió pese al terrible recorte educativo y también al ajuste a jubilados.
Al mismo tiempo, el Gobierno provincial de Martín Llaryora se movía en el sentido de reconocer la potencia del mensaje mileista. El Partido Cordobés se fue bajando de cualquier posibilidad de ser oposición nacional y hasta el gobernador lanzaba diagnósticos que preveían una victoria cómoda de los libertarios en las elecciones de medio término. El 2025 empezaba a jugarse y en Río Cuarto se bajó una línea que pegó directo en el Mójica. Así fue como, alineado con la estrategia provincial, el derrivismo bajó el tono crítico y se limitó a reconocer un presente de crisis, aunque sin apuntar a culpables. De hecho, hace unos días, De Rivas habló de “estabilidad económica” para el escenario del año próximo. Paños fríos.
El sentido estratégico de este cambio de postura demuestra la necesidad de mantenerse en un lugar neutral con respecto al Gobierno nacional, pensando en que todavía no arrancó el partido que se jugará recién en las legislativas del año próximo. Es por eso que, De Rivas y el resto de los actores políticos del llaryorismo en la provincia, están a la espera de las órdenes que puedan bajar desde el Panal para una zona que empieza a tener rasgos de disputa territorial con los armados de La Libertad Avanza.
En definitiva, en el Mójica señalan que, si hay que salir a pelearle el voto a Milei a fuerza de críticas, se lo hará. Pero, si hay que acompañar los buenos resultados de políticas nacionales, incluso podría haber guiños al presidente. Eso sí, por lo bajo, todos los integrantes del Ejecutivo pretenden dejar en claro que la visión del Gobierno se representa más con el modelo Córdoba que con la pose anti Estado de Milei. “Hay diferencias irreconciliables con la idea de abandonar al vecino y dejarlo desprovisto de obras, programas y acciones que los ayuden a tener una vida mejor”, le marcó a Alfil un actor fuerte del esquema derrivista.
De Rivas es, a diferencia de sus antecesores y solo por ahora, el intendente de Río Cuarto que no tiene foto ni agenda de trabajo con la gestión nacional. Aunque Juan Manuel Llamosas tuvo cuatro años de total distanciamiento con Alberto Fernández y su vínculo con la gestión macrista (entre 2016 y 2020) fue malo, el ex intendente tenía un plan de juego definido con respecto a Casa Rosada. Será una misión para De Rivas generar esa veta para su gestión durante el 2025, aunque está frente a un presidente que no ha mostrado interés en vincularse con intendentes como el de la capital alterna.
Aun así, en la Municipalidad de Río Cuarto aseguran que hay diálogo con algunos funcionarios nacionales. De hecho, esa fue la razón por la que De Rivas pudo anunciar la continuidad de los vuelos a Buenos Aires que Aerolíneas había cancelado. Pero la situación dista de ser cómoda para De Rivas: “Debería haber un trabajo concreto para lograr desarrollo y que no debamos dialogar solamente cuando te dejan sin soluciones”, advierten desde el Mójica.
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