Un matrimonio estilístico
El lunes pasado, cuando se conoció que el escritor Frederick Forsyth había fallecido a la edad de 86 años, la mención a “El día del Chacal” como su primer gran éxito editorial acompañó reseñas biográficas en las que también se consignaba que 2015 confesó haber colaborado como agente secreto del MI6,
J.C. Maraddón
Si bien a comienzos de los años sesenta el mundo se hallaba inmerso en el infierno de la Guerra Fría y las potencias occidentales agitaban el fantasma del comunismo como el enemigo que se proponía destruir los logros de la economía de mercado, algunos de los magnicidios perpetrados en ese entonces corresponden más bien a intereses mafiosos o grupos de ultraderecha. Mientras el terrorismo de izquierda actuaba por vía de la guerrilla rural o urbana y cometía atentados para llamar la atención, el neofascismo trazaba planes conspirativos para acabar con la vida de líderes democráticos que se interponían en sus fines totalitarios.
Tal fue lo acontecido en Francia, donde el gobierno de Charles de Gaulle había resuelto someter a un plebiscito la autodeterminación de Argelia, la que fue aprobada con un 75% de los votos. Esto desató la reacción de los sectores nacionalistas de la población francesa y derivó en la confrontación con la llamada O.A.S., una organización extremista que desplegó acciones violentas y asesinó a miles de personas en territorio argelino. Conformada por militantes fascistas desilusionados con De Gaulle, intentó dar un golpe de estado en el país africano y en varias ocasiones se propuso atentar contra el presidente francés.
Por esos mismos años, el periodista inglés Frederick Forsyth ingresaba a trabajar en la agencia de noticias Reuters, donde fue asignado a la cobertura de la política francesa y tuvo que confeccionar artículos sobre los ataques de la O.A.S. con el objetivo de eliminar a De Gaulle. Su desempeño profesional lo llevó luego a trabajar en la BBC, pero las acusaciones por brindar información parcial sobre la guerra en Biafra lo obligaron a abandonar esa prestigiosa empresa y, en la necesidad de ganarse la vida, se lanzó como escritor; fue entonces que su nombre cobró una gran relevancia internacional.
Y es que su novela “El día del Chacal”, de 1971, trepó a la cima de las listas de best-sellers, gracias a una prosa que revelaba detalles insospechados acerca de la planificación y ejecución de un atentado que se proponía matar al mandatario francés, propiciado por la O.A.S. tal cual era de esperar. En este caso, como parte de una ficción que toma datos del trabajo de campo realizado en su momento por Forsyth, los complotados contratan a un asesino profesional británico, apodado “Chacal”, para que lleve a cabo la tarea, aunque encontrará un férreo oponente en un detective al que le han encomendado desbaratar el plan criminal.
Semejante historia, narrada en el libro con una fluidez atrapante, conquistó a los lectores de todos los continentes y muy pronto dio paso a su versión cinematográfica, a la vez que el autor iniciaba una trayectoria como novelista en la que se sucedieron los títulos, cuya mayoría estaba cimentada en investigaciones periodísticas. Hubo más películas que se basaron en este argumento y, el año pasado, Disney+ estrenó la serie inglesa “Chacal”, una adaptación que trae aquel relato a un tiempo presente y que cuenta entre los integrantes de su elenco con la actuación de Úrsula Corberó.
El lunes pasado, cuando se conoció que Frederick Forsyth había fallecido a la edad de 86 años, la mención a “El día del Chacal” como su primer gran éxito en la industria editorial acompañó reseñas biográficas en las que también se consignaba que 2015 confesó haber colaborado como agente secreto del MI6 durante dos décadas. Más allá de esta revelación, aquel texto suyo representó un eslabón más en la cadena de intercambios entre la literatura y el periodismo, ese matrimonio que todavía sigue dando que leer y que brilló en algunas de las plumas mejor conceptuadas desde entonces.
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