Cultura Por: J.C. Maraddón17 de octubre de 2025

Cuatro décadas más adelante

El tiempo se encargó de consolidar el disco “Locura” como la obra más anticipatoria de Virus y la que mejor envejeció. Al cumplirse por estos días los 40 años de su edición, ese álbum sigue sonando actual, a diferencia del resto de su discografía, que solo mantiene un atractivo vintage, atada a las vicisitudes de su época.

J.C. Maraddón


El grupo Virus ostentó desde un principio un aura vanguardista que, comparada con la quietud en la que se manejaba el rock nacional a comienzos de los ochenta, los posicionaba varios pasos adelante del resto. Mientras desde Serú Girán, Charly García menospreciaba las “nuevas olas”, en 1981 ellos dieron inicio a su carrera en la compañía CBS con un disco debut, “Wadu Wadu”, donde se mostraban nuevaoleros hasta la médula y destilaban una veta humorística en sus letras que contrastaba con el estilo ceremonial de quienes encabezaban un movimiento al que la Guerra de Malvinas terminaría de sacudir de su modorra.

Ese estilo informal y desafiante despertó la reticencia de los rockeros más conservadores, pero les sumó fans de una fidelidad a toda prueba. A través de un sello menor, sacaron entonces su segundo álbum, “Recrudece”, en el que se dedicaron a una experimentación musical y lírica. Indagaban los mismo caminos del post-punk que venían transitando algunos colegas anglosajones, pero por aquí eso estaba muy lejos de ser comprendido y ese trabajo discográfico apenas si fue escuchado por los incondicionales. Parecía que las esperanzas de encaramarse en una senda ascendente podían llegar a diluirse sin más remedio.

Pero para su tercer ingreso a los estudios de grabación volvieron a practicar un viraje y se pusieron el traje de rocanroleros, a tono con una tendencia internacional que llevaba las guitarras al frente. En búsqueda de levantar el volumen, convocaron como productores a los hermanos Danny y Michel Peyronel, de Riff, y extrajeron algunos hits que hicieron el milagro de consagrarlos como un grupo popular. “Hay que salir del agujero interior” y “Carolina” los reconciliaron con el rock puro y duro, y además les permitieron acceso irrestricto a las radios e integrarse al boom del rock argentino como invitados especiales.

Al año siguiente, en 1984, otra vez sorprendieron con un sonido que nada tenía que ver con sus antecedentes. Inspirados en la tendencia del synth pop, publicaron “Relax”, un LP con bases sincronizadas y colchones de teclados que nadie por aquí se había animado a emplear hasta entonces. Volvían así a tomar distancia de sus pares, aunque ahora contaban con un plafón para ese tipo de licencias. “Me puedo programar”, “Amor descartable” y “Dame una señal” fueron los temas más difundidos de ese LP que confirmó sus pretensiones de colarse entre los protagonistas de la escena rockera en el continente.

En 1985, con la aparición de “Locura”, hubo una sensación de que Virus se había estancado. El nuevo álbum exhibía una calidad notoria, pero se anclaba en la onda del pop electrónico de “Relax” y lo desarrollaba hasta extraerle todo lo que tenía para dar. No hay dudas de que también desparramó éxitos rotundos como “Una luna de miel en la mano” y “Pronta entrega”, pero la costumbre de girar 180 grados en cada lanzamiento aparentaba haber quedado en el olvido. No colmaron las expectativas, más allá de que sumaron a un público que no los conocía y ganaron terreno en otros ámbitos.

Paradójicamente, el tiempo se encargó de consolidar a “Locura” como la obra más anticipatoria de Virus y la que mejor envejeció. Al cumplirse por estos días los 40 años de su edición, ese disco sigue sonando actual, a diferencia del resto de su discografía, que solo mantiene un atractivo vintage porque está demasiado atada a las vicisitudes de su época. Una canción como “Sin disfraz”, por ejemplo, bien podría formar parte de una playlist de hoy y convivir con artistas del más furioso presente, sin que un oído atento perciba que hay cuatro décadas de separación.

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