Cultura Por: J.C. Maraddón05 de diciembre de 2025

Un himno gay en el Mundial de Fútbol

Tal vez la lectura literal de lo que la canción “Y.M.C.A.” dice, incitando a la juventud a unirse para hacer realidad sus sueños, haya sido lo que motivó al presidente Donald Trump a utilizarla en sus mítines políticos. Y quizás esa misma sea la razón para que Village People la interprete hoy en la ceremonia del sorteo de la Copa 2026.

Por J.C. Maraddón
jcmaraddon@diarioalfil.com.ar 

Es evidente que el sonido de la música disco tomó hacia mediados de la década del setenta las influencias de la corriente afroamericana impulsada por el sello Motown, con claras reminiscencias del soul en sus melodías y del funk en sus ritmos tan apropiados para la pista de baile. Pero una vez aceitada la fórmula del éxito, numerosas experiencias de estudio copiaron esos recursos y lanzaron al mercado artistas fantasmas, en tanto viejas glorias del rock como los Bee Gees, los Rolling Stones y la Electric Light Orchestra coqueteaban con ese estilo en aquellos mismos años con un enorme suceso.

Productores europeos encontraron allí una veta a la que se dedicaron con fruición, fabricando éxitos de probeta que han circulado por todo el mundo como efluvios de la disco music, aunque en realidad había sido concebidos bien lejos de las metrópolis estadounidenses. Una gran cantidad de hits de ese género, que alcanzaron la categoría de clásicos y hoy suenan en el momento más álgido de las fiestas retro, cantados en inglés y con referencias a las costumbres norteamericanas, provienen de países como Italia, Francia o Alemania, donde funcionaban laboratorios sonoros que reclutaban vocalistas y bailarines para poner en escena sus productos.

Nacido en la mítica ciudad de Casablanca, el músico francés Jacques Morali se mudó a Estados Unidos a mediados de los setenta y allí trabó contacto con el sello Philadelphia Internacional Records, una discográfica soul de Filadelfia, ciudad que justo en ese entonces era el punto de partida del sonido disco. Con la colaboración de quien había sido su socio en Francia, Henri Belolo, inició una faena de producción en serie de la que emergería como resultado el grupo vocal The Ritchie Family, uno de los nombres más rimbombantes de la corriente musical preferida en las discotecas.

De paso por Nueva York, Morali asistió al boliche gay Les Mouches, donde en una fiesta de disfraces recibió la iluminación de una idea genial: conformar una agrupación dirigida al mercado de los homosexuales. Esa fue la piedra fundamental para el comienzo de un proyecto que él daría en llamar Village People, cuyos protagonistas iban a surgir de un casting e iban a vestirse de acuerdo a personajes prototípicos como un indígena, un vaquero, un constructor, un policía, un motoquero y un soldado. Diseñado para escandalizar con sus letras provocativas, el grupo saltó a la fama en 1977 y reinó mientras le duró el aliento a la disco music.

Morali murió como consecuencia del Sida en 1991, pero las canciones aportadas por su invento nunca dejaron de animar cualquier fiesta, sin distinción de preferencias sexuales. Una de las más recordadas es “Y.M.C.A.”, iniciales que remiten a una asociación de jóvenes cristianos, a la que el tema alude en versos con un doble sentido más que evidente. La coreografía correspondiente a su estribillo, en la que los brazos intentan reproducir las letras que componen esa sigla, es repetida al infinito por cuerpos de baile profesionales y amateurs.

Tal vez la lectura literal de lo que esa canción dice, incitando a la juventud a unirse para hacer realidad sus sueños, haya sido lo que motivó al presidente Donald Trump a utilizarla en sus mítines políticos, a pesar de su reconocida aversión a la cultura gay de la que “Y.M.C.A.” supo ser un himno. Y para corroborar esa preferencia de Trump, Village People será uno de los números artísticos que actuará hoy en Washington durante la ceremonia del sorteo del mundial 2026, una convocatoria que tendrá como anfitriones al mandatario estadounidense y al titular de la FIFA, Gianni Infantino. 

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