Provincial Por: Gabriel Silva 26 de junio de 2023

Del partido cordobés a una Legislatura con grieta expuesta

Lo ajustado del resultado y la leve diferencia que sacó Martín Llaryora frente al candidato de Juntos, Luis Juez, deja un escenario casi inédito en la Unicameral desde diciembre. Del deseo de una hegemonía a un consenso por necesidad y una oposición cerca del control legislativo.

El reiterado discurso en campaña del flamante ganador de la elección provincial, Martín Llaryora, acerca de la creación del partido cordobés y la chance –a partir de los fichajes de los últimos meses- de ampliar la coalición heredada de José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti a otros sectores se topó con la realidad de la polarización. El ajustado triunfo frente a Luis Juez dejó al escenario político en Córdoba, no inmerso en un mapa de bipartidismo como en los ’80 y los ’90, sino en un bi-coalicionismo, casi idéntico a la grieta con la que la política nacional transita desde hace 15 años.

Lo que se verá bien representado en la Unicameral y la mutación que el Legislativo provincial tendrá a partir de diciembre. Lejos estuvo Llaryora de una contundencia similar a la de Schiaretti en 2019 que dejó al socio fundador del cordobesismo con 51 de las 70 bancas de la Legislatura provincial y el heredero tendrá, a partir de diciembre, a la Unicameral tal vez como su principal teatro de batalla en el arranque de su gestión provincial.

Por lo tanto, el desafío en el inicio de su etapa al frente del Panal pasará por lograr consensos y construir casi a diario y en simultáneo, legitimidad en su gobierno. Lo primero, necesario ante una fuerza como Juntos que no se quebró nunca desde 2021 a la fecha, a pesar de los reiterados intentos del PJ; y lo segundo, porque el escaso margen dejó a una oposición con cualidades. Cuantitativas y cualitativas para ejercer ese rol desde la Unicameral.

 
Está claro que, así como el nuevo peronismo con Llaryora como líder tendrá la misión de lograr consensos en términos legislativos –incluso con una dirigencia del PJ que quedó herida por algunas decisiones-; el arco opositor deberá asumir el desafío de convivir en la búsqueda de la consolidación de ese bloque. Porque, dependiendo de lo que ocurra en menos de un mes en la elección municipal, si el radical Rodrigo de Loredo logra ganar la Capital, buscará erigirse en el principal referente de la oposición con un doble comando: el Palacio 6 de Julio y la Unicameral.

En cambio, si esto no ocurre, Juez tendrá el derecho de sostener la ajustada derrota de ayer como un capital de peso para contener los embates internos. No sólo del radicalismo, sino también del PRO. Y ahí, el valor que adquirió el controvertido cierre de lista provincial entre el Orfeo Suites y la Justicia Electoral, cuando el larretista Oscar Agost Carreño se quedó con el primer escalón legislativo de esa boleta.

El volumen político de esa línea directa que tiene el ahora presidente del PRO en Córdoba con los despachos porteños del larretismo quedará sujeto al futuro inmediato del jefe de Gobierno porteño. Si en diciembre, Horacio Rodríguez Larreta es el dueño del despacho más importante de Casa Rosada, la convivencia de él con todo el arco político en Córdoba –peronismo y oposición- pasará en alguna medida por la agenda de Agost Carreño.

Lo que no quiere decir que lo convierta en el líder de la oposición en la Unicameral ni en el principal dolor de cabeza de la vicegobernadora Myrian Prunotto ni de Juan Manuel Llamosas, el intendente de Río Cuarto que quedará al frente de la presidencia provisoria.

La grieta parlamentaria

Al cierre de esta edición, la paridad en la Unicameral a partir de diciembre bien podía traducirse en un contexto de extrema polarización. De las 44 bancas por distrito único, la sábana se inclinaba con una balanza en partes iguales y alrededor de una veintena de escaños para repartir entre Hacemos Unidos por Córdoba y Juntos por el Cambio.

Con libertarios, el kirchnerismo, Encuentro Vecinal de Aurelio García Elorrio y la izquierda tratando de aspirar a una banca cada una de las fuerzas.

Igual, como lo dijo Alfil la semana pasada y contrariamente a lo que sostenían en el oficialismo provincial, los resultados de ayer confirmaron que este escenario no se pareció en nada al 2015. En aquel momento, la fórmula Schiaretti-Llaryora se impuso al binomio Aguad-Baldassi, pero la performance de Accastello como candidato K arrojó un puñado de legisladores que después, varios de ellos, terminaron en el calor schiarettista.

No es la situación actual, la línea traza una división casi perfecta en la Unicameral que se vendrá a partir de diciembre entre oficialismo y oposición.

A esto, hay que sumarle además que, a diferencia de lo ocurrido en 2019 cuando Schiaretti arrasó y únicamente el departamento Pocho quedó para Juntos, la paridad en el mapa provincial también se vio.

De los 26 departamentos, el voto del llaryorismo se consolidó en Capital y San Justo, distritos que el candidato del oficialismo provincial conoce y gestionó. Y a estos se agregaron otros como Calamuchita, Ischilín, Minas, Río Primero, Río Seco, Presidente Roque Sáenz Peña, Sobremonte, Santa María y San Javier, al cierre de esta edición.

En tanto, JpC equilibró con fuerza la balanza si se compara con el 2019 y ganó en algunos distritos que el peronismo contaba como propios: Río Cuarto y Cruz del Eje, los ejemplos más notorios. Las derrotas en esos dos departamentos para el oficialismo se convirtieron en el gran estigma de esta elección para Hacemos; a los que se sumaron General Roca, General San Martín, Juárez Celman, Marcos Juárez, Pocho, Punilla, Tercero Arriba, Totoral, Tulumba y Unión. Asimismo, en Colón y en Río Segundo, el conteo venía más reñido.

El Tribunal de Cuentas, la otra batalla

La paridad no sólo se produjo en el tramo legislativo de la contienda provincial. La carrera rumbo al Tribunal de Cuentas entre la ultraschiarettista Silvina Rivero y la juecista paladar negro, Fernanda Leiva, podría abrir las puertas a un escenario inédito. Siempre y cuando la oposición se quede con ese joystick.

El punto de diferencia entre las dos mujeres era lo que aún en los primeros minutos de este lunes en el búnker de sendas fuerzas seguían con atención. Por todo esto, el escrutinio final tendrá la importancia que no tuvo en comicios anteriores y la pelea por una banca o los lugares en el Tribunal de Cuentas se leerá con especial preocupación.