Legislatura: los desafíos del PJ sin el peso de los históricos
El recambio generacional en el peronismo se materializó en la nueva composición del oficialismo en la Legislatura. Por primera vez, no estarán sentados los hombres fuertes que acompañaron a José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti. El rol de Prunotto, Torres y Siciliano.
Por Yanina Soria
La realidad legislativa con la que empezó a gobernar Martín Llaryora es atípica para el peronismo cordobés que arrancó el 10 de diciembre su séptimo periodo consecutivo al frente del poder central.
Hasta hace apenas unos días, en esa misma Legislatura, Hacemos Unidos contaba con una mayoría tan abrumadora que, durante cuatro años, le permitió al ex mandatario Juan Schiaretti hacer y deshacer a su antojo sin que el parlamento representara un problema para el Ejecutivo. Todo lo contrario.
Incluso, con fuertes turbulencias internas como fueron (sólo por mencionar algunas) el caso de Oscar González o Alfonso Mosquera, el oficialismo llevó como quiso el timing legislativo. Así empezó y así cerró un periodo de gobierno que tuvo momentos muy oscuros como el crimen de Blas Correas en manos de policías de Córdoba o el asesinato de bebés en el Neonatal.
La oposición intentó que la Legislatura funcione la caja de resonancia de esos casos, pero el peso de 51 oficialistas sobre un total de 70 legisladores, siempre pudo más. Así, el referente de Hacemos por Nuestro País que se impuso en su tercer mandato con un histórico 54 por ciento de los votos, no tuvo nada de qué preocuparse en lo referido a ese ámbito.
En cambio, distinta parece ser la situación para Llaryora. El ajustado triunfo provincial en el que aventajó a Luis de Juez por apenas tres puntos, le permitió a Juntos por el Cambio alcanzar una paridad absoluta en la Legislatura y la mayoría en el Tribunal de Cuentas.
Un resultado político que tanto incomodó al oficialismo que, antes de cerrar la etapa schiarettista, hizo uso (o abuso, a los ojos de opositores) de su aplastante mayoría para asegurarse el cambio de funcionamiento del órgano contralor externo que le lleve algo de tranquilidad para los próximos cuatro años. Una polémica jugada que terminó ejecutada, naturalmente, por Hacemos justo días antes que asumiera el nuevo cuerpo.
Lo que se vio en la primera y caliente sesión del miércoles pasado, fue una aproximación a la complejidad legislativa que enfrentará el peronismo y el desafío permanente de buscar aliados toda vez que necesite avanzar con proyectos medulares para la gestión. Por caso, la rosca de estas últimas horas por el proyecto de ley de Seguridad, es una foto muy sintomática de ello.
Sin embargo, el reto no sólo está en el número de legisladores propios con el que cuenta (son 33), sino también en la composición en sí misma del nuevo bloque que, como primera particularidad, no contará con el peso y la experiencia de representantes de la vieja guardia.
El recambio generacional que llega al peronismo cordobés de la mano de Llaryora, ansiado y aplaudido por las camadas que esperaban entrar a jugar como titulares, es un hecho concreto en la Legislatura. En general, en todas las bancadas hay muchas caras nuevas (el cepo a la re re se sintió para todos), pero particularmente el oficialismo inicia una nueva fase.
Por primera vez en años, no tendrá sentado entre los suyos a ninguno de los históricos caciques que durante décadas acompañaron a José Manuel de la Sota y luego a Juan Schiaretti.
El fin de un ciclo llegó también para hombres fuertes como el propio González, o Francisco Fortuna que hasta hace unos días ocupaba la presidencia Provisoria de la Legislatura. Tampoco estarán referentes de política peronista como Carlos Presas que supo conducir el bloque del Senado cordobés, o Carlos Massei que fue jefe del bloque de Unión por Córdoba. Lo mismo para el hombre de Santa María, Walter Saieg, que acaba de finalizar mandato al igual que Carlos Alesandri quien, en tiempos delasotista, fue una pieza legislativa clave ocupando la presidencia Provisoria. Algunos ya tienen lugar asegurado en la estructura llaryorista; otros definen sus próximos pasos.
Entre los 33 actuales, el único que quedó de esos pesos pesados es Ricardo Sosa, un experimentado en la función pública pero de bajo perfil. Si acepta, el ex ministro de Obras Públicas podría conducir la comisión de Presupuesto, una de las más importantes; pero la realidad es que el manejo político del bloque pasará por otras manos.
Todo un desafío ya que las tres espadas que tiene hoy Hacemos en la Legislatura están debutando en ese lugar. Tanto la vicegobernadora Myriam Prunotto y presidenta del cuerpo como Facundo Torres, presidente Provisorio, y Miguel Siciliano presidente de la bancada, es la primera vez que juegan en esa arena de la política provincial. Allí los esperan la vicepresidenta de la Cámara, Nadia Fernández, de alto perfil y experiencia legislativa y Leonardo Limia, que cumple su segundo mandato como legislador y que fue presidente del bloque y de la comisión de Presupuesto.
Prunotto, Torres y Sicialino, cada uno con un rol asignado, deberán garantizarle al gobernador no sólo la salida de las leyes que necesite sino, y sobre todo, la contención de una oposición dispuesta a hacer valer el peso de la paridad política.
Prunotto se limitará más a su rol institucional de manejo de las sesiones y desempate cuando haga falta (un recurso que, parece, será más común de lo que se cree), mientras que el trabajo político se repartirá entre Torres y Siciliano. El primero, de buena llegada a los ex intendentes de las otras fuerzas políticas que hoy son parte de la Cámara por su pasado como intendente de Alta Gracia y luego titular del bloque de alcaldes peronistas.
Sobre las espaldas de Siciliano, en cambio, recaerá el fuerte de las negociaciones con las otras bancadas y búsqueda de aliados para garantizar el número necesario para la sanción de las leyes. El ex secretario de Gobierno deberá demostrar sus habilidades políticas en cada sesión, sobre todo, considerando que en frente juega una oposición con voces muy destacadas y figuras aplomadas.
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