El contexto profundiza la división del sindicalismo cordobés

Por Felipe Osman

Los sindicatos estatales, nucleados en la CGT “Córdoba” que conduce José Pihen, se movilizaron ayer hacía el Palacio de Justicia. En lo formal, la convocatoria estaba dirigida a rechazar el Decreto de Necesidad de Urgencia de Javier Milei. Pero, tras la movilización, todos se dirigieron a la Legislatura Provincial, donde Hacemos Unidos se disponía a sancionar un aumento a los aportes que los empleados públicos hacen para financiar la Caja de Jubilaciones de la Provincia y el APROSS (ver página 3).

En realidad, el DNU firmado por Milei percute más directamente sobre el ordenamiento jurídico laboral de los empleados privados que de los estatales. El proyecto del oficialismo provincial, en cambio, refiere únicamente a los empleados públicos, incrementando los aportes y, por consiguiente, reduciendo el salario neto.

De hecho, los propios sindicatos estatales firmaron ayer un documento exigiendo al Ejecutivo respetar lo acordado previamente. Es decir, no avanzar en un aumento a los aportes a la Caja de Jubilaciones y detener el incremento de los aportes al APROSS en el 1 por ciento ya descontado de los salarios de diciembre. Y terminaron el comunicado advirtiendo que retomarán la medida de fuerza “que fuera suspendido en función de lo acordado”, una advertencia que poco debe preocupar al Centro Cívico cuando la administración pública está a horas de entrar en receso.

Esa tensión, real o impostada, difiere de la momentánea indiferencia con la cual la CGT Regional, a cargo de Rubén Urbano, Ricardo López y Edgar Luján observan la escena. 

Finalmente, al otro extremo del dial, aparecen las 62 Organizaciones Peronistas de Ricardo Moreno, cuyos secretarios generales compartieron anoche una cena con el intendente Daniel Passerini y su vice Javier Pretto.

Las 62-O, conducidas por el abogado penalista que acaba de asumir una banca en el Concejo Deliberante, siguen manifestando un apoyo férreo al oficialismo provincial. Tal como lo hicieron con Juan Schiaretti, al que acompañaron en su aventura nacional y aún hasta la prescindencia en el balotaje, el armado gremial ahora se muestra completamente alineado con Martín Llaryora, que tensiona con los estatales.

El año pasado, previendo un escenario económico adverso, la CGT Nacional promovió la “normalización” de sus regionales, por intermedio de su secretario de Interior Abel Furlán. La decisión era redefinir las cúpulas gremiales de cada delegación con un único norte: la unidad. O, al menos, la mayor amplitud posible.

Ese propósito estuvo lejos de alcanzarse. El escenario económico, que ya era adverso, se ha profundizado. La Reforma Laboral acaba de entrar al Congreso. El Gobierno Provincial impulsa un reacomodamiento de los números de la Caja de Jubilaciones diferencial que atiende a los haberes jubilatorios de los estatales. Y el sindicalismo cordobés sigue igual o más balcanizado que antes.