Cultura Por: Víctor Ramés 06 de marzo de 2024

Caras y caretas cordobesas

La publicación por “Caras y Caretas” de unas fotografías referidas a la inauguración del Hospital Italiano de Córdoba, en 1910, obliga a completar la historia y a trazar, en base a diversas fuentes, las siluetas de las tres personalidades señaladas por el semanario.

El Hospital recién inaugurado y tres figuras para su historia en 1910.

Por Víctor Ramés

cordobers@gmail.com

El flamante Hospital Italiano 

El 28 de mayo de 1910, la revista Caras y Caretas se detiene en un puñado de fotografías y sus respectivos epígrafes, aunque no desarrolla la información que ampliaría el tratamiento periodístico. Un estilo propio de ese semanario que se asentaba en la publicación de reportes fotográficos como marca de una forma de periodismo moderno. La nota gráfica estaba referida al Hospital Italiano de Córdoba, informando sobre su reciente inauguración el día 15 de ese mes. Encabezaba el frente del flamante hospital y abajo desplegaba tres fotografías de actores claves en esa creación de enorme importancia para la atención de la salud en Córdoba. Los retratos mostraban a José Parlanti, presidente de la comisión del hospital, a don Augusto López “que regaló una cuadra de terreno para la edificación del hospital” y al Dr. Virgilio Ducceschi, “presidente de los festejos” vinculados a la inauguración.  

Al resto de la información hay que ponerla desde fuera, aportando datos para contextualizar esa noticia. Para empezar, corresponde mencionar los antecedentes históricos del hospital enclavado en el barrio General Paz. El barrio mismo que hoy lo contiene determinó una historia de herencias y ventas de títulos hasta llegar a manos de Juan Roqué, de quien los recibió Felisa Roqué González Vélez Sarsfield, esposa de don Augusto López Allende, el hombre en cuestión en lo que hace al futuro del loteo. Este encargará, a su vez, al agrimensor E. de Saint Remy Urban el plan de urbanización del Pueblo Nuevo de General Paz, en 1870, con bulevares y una traza aristocrática que lo distingue. Inmigrantes europeos serían sus primeros habitantes, vinculados al ferrocarril.

El otro antecedente del futuro Hospital Italiano se debe fijar en la creación en Córdoba en 1890, de dos instituciones mutuales que representaron posiciones políticas diferentes y que existían en muchas ciudades argentinas: Unione e Fratellanza y Unione e Benevolenza. Ambas coincidían en los fines de brindar socorros mutuos y operar una integración sociocultural de la colectividad italiana. Las mujeres italianas en Córdoba tomaron parte fundamental de la iniciativa de crear un hospital, formando una sociedad de beneficencia concebida con ese fin primordial en 1902. El año 1903 se marca como fundacional para el proyecto del hospital que, gracias a la donación del terreno por Augusto López, puede dar inicio a su construcción. 

Sin duda la historia del Ospedale Italiano congregó las voluntades de muchos y muchas, e incluyó a diversas personas que lideraron las etapas de su creación, pero aquí nos atenemos a las figuras emergentes del proceso que son indicadas específicamente por la revista Caras y Caretas, y allí no parece haber lugar para una mujer; ni siquiera para varios otros referentes de aquella genial iniciativa que marcó un hito en la evolución del barrio General Paz. Nos concentramos, pues, en mencionar a los retratados en esas tres fotografías, debajo de la que presenta al edificio de reciente inauguración.  

En el caso de don Augusto López, el único ajeno a la colectividad, fue una figura propiciatoria fundamental. Es importante decir que estaba cerca de los noventa años de edad cuando se inaugura el hospital. Su rostro en la fotografía de Caras y Caretas transmite un gesto acentuado de amargura senil. De hecho, fallecería siete meses después, en enero de 1911. Había estudiado en el Monserrat y se dedicó al comercio durante varios años. En 1860 fue elegido diputado en la legislatura Cordobesa, en 1862 lo fue por Córdoba en el Congreso Nacional, cargo que repitió en 1868. Habiendo cumplido con la política, volvió a ponerse al mando de sus negocios comerciales. Residió siempre en el barrio al que había fundado y dado impulso, en una mansión sobre Félix Frías que había hecho construir en 1869, como casa quinta. 

Por su parte, José Parlanti, que fue el representante neto del Hospital Italiano desde sus inicios, aparece anticipado en el libro de Francisco Scardin La vita italiana nell’Argentina, publicado en 1903. Allí señala el autor, que lo conoció a principios de siglo: “Giuseppe Parlanti es un jovial «romano de Roma», llegado a Córdoba de Italia en 1883, y que pronto asumió el oficio de administrador del diario El Interior. Sin embargo, al comprender que el cuarto poder no siempre conduce a la fortuna, transcurridos solo tres años decidió cambiar de rubro y abrir lo antes posible una casa de importación de artículos generales a la que, en 1888, le sucedió una importante fábrica de licores, la que hoy le da a Parlanti buenos beneficios, en conjunto con una agencia de transporte y otra de cambio. Indispensable -como organizador- en todos los acontecimientos de la colonia, Giuseppe Parlanti, siempre activo y diligente, fue presidente de las dos sociedades «Unione e Fratellanza» y «Unione e Benevolenza», concejal municipal, y en otros tiempos dirigió incluso un círculo filodramático de teatro amateur, Carlo Goldoni, ahora disuelto.”

Para concluir, el “presidente de los festejos” de la inauguración, el Dr. Virgilio Ducceschi, era un eminente especialista formado en Florencia como médico, y en Roma como fisiólogo, de donde marchó a Estrasburgo para perfeccionarse. En 1905 dejó su cátedra en la Universidad de Palermo para viajar a Córdoba. Desde esta universidad, a cargo del laboratorio, ejerció como un avanzado profesor de Fisiología y Psicología, e investigador de la técnica psicofísica y de la psicofisiología de los órganos sensoriales y el sistema nervioso. Fue el creador de un registrador mental, aparato capaz de medir “la cantidad relativa del trabajo mental en la unidad de tiempo”, permitiendo trazar curvas sobre “el ritmo de la actividad mental con todas las variaciones y oscilaciones”.  Las investigaciones y el prestigio de este pionero de la psicología experimental Latinoamericana, le valieron la invitación de la Facultad de Medicina de Buenos Aires para ser titular de Fisiología, lo que Ducceschi rechazó. 

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