Cultura Por: Redacción Alfil13 de julio de 2023

Salvados por los reality shows

Que por primera vez haya sido “Gran Hermano”, en su décima temporada regular, el ciclo que se apropió del Martín Fierro de Oro, propició comentarios en disidencia, desde bromas socarronas sobre el perfil más bien grotesco del programa, hasta reclamos por un premio a la ficción.

J.C. Maraddón

El domingo pasado se realizó la entrega de los premios Martín Fierro, una ceremonia que desde hace más de 60 años congrega la atención de los protagonistas de la radio y la TV argentinas y del público que consume los contenidos provistos por esos medios de comunicación. La institución encargada de otorgar esas distinciones es APTRA, la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas, una entidad profesional que nuclea a los trabajadores de prensa de las emisoras, quienes con su voto definen los ganadores en cada una de las categorías, que han ido modificándose de acuerdo a los géneros en los que incursionan los programas.

En tanto los premios Oscar responden a la voluntad de miles de miembros de la industria cinematográfica agrupados en la Academia de Hollywood, los Martín Fierro evalúan la temporada radial y televisiva de acuerdo a la perspectiva de aquellos que están encargados de la cobertura periodística de esos contenidos. Sin embargo, no cabe duda de que la ceremonia hollywoodense es el modelo a seguir para la organización del evento local y que los criterios con que se seleccionan los triunfadores responden más bien al éxito obtenido y no tanto a la calidad de las producciones.

Esa ambigüedad en el propósito que debiera guiar la premiación, es la que termina auspiciando las polémicas que, de modo inevitable, se disparan luego de que se difunde el nombre de aquellos que se han hecho acreedores a las estatuillas. Y esta vez no ha sido la excepción, en particular con respecto al rubro del Martín Fierro de Oro, un galardón que se instauró a partir de 1992, para honrar al “mejor entre los mejores”, ya sea por su aquilatada trayectoria o por tratarse de un producto audiovisual de reciente factura que ostenta méritos superlativos con respecto al resto.

Que por primera vez haya sido el ciclo de “Gran Hermano”, por su décima temporada regular, el que se apropió del oro en esta ocasión, propició cometarios en disidencia, que fueron desde bromas socarronas sobre el perfil más bien grotesco del programa, hasta aquellos que reclamaban ese halago para una ficción, como por ejemplo la telenovela “El primero de nosotros”, que se llevó cinco Martín Fierro en la gala realizada el 9 de julio en el hotel Hilton de Puerto Madero, con la animación de Santiago del Moro (también conductor de “Gran Hermano” y la transmisión en directo de Telefé.

Vale aquí recordar que el año pasado fue ganador de este premio honorífico “MasterChef”, es decir, otro reality show, con lo que ya no se puede hablar de una rareza: habría una tendencia por parte de APTRA a subrayar la importancia de este tipo de formaros que tan buena llegada han demostrado tener entre los espectadores. Además, la interacción que propician estas producciones en las redes sociales y las plataformas de streaming, las convierten en una herramienta perfecta para seducir a ese segmento más joven que se muestra remiso a engancharse con las propuestas de un medio masivo que peca de antiguo.

Quizás, la decisión de la prensa del espectáculo tenga más que ver con un instinto de supervivencia que con cualquier otro interés oculto al momento de resolver a quién destacar en cada una de las ternas. Si los reality shows han dado pruebas de su alto rendimiento en las mediciones de audiencia, los cronistas especializados no dudarán en estrecharles la diestra porque tal vez ven allí la garantía de que su labor pueda tener continuidad en el tiempo. Y en ese caso, detrás del lujo y el glamour de esas veladas, puede que se esconda un desesperado “sálvese quien pueda”.

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