Caras y caretas cordobesas
Una fotografía de diciembre de 1914 evoca un relato hacia atrás y hacia adelante, con el propósito de entender las fases de una aventura sobre colecciones y un Museo que ostenta la ciudad.
Por Víctor Ramés
cordobers@gmail.com
Museo Provincial, ese edificio imaginario (Primera Parte)
En materia de artes plásticas, la historia de las colecciones y de los museos es intensa en Córdoba, forma una trama compleja y ha sido y está siendo bien contada por historiadores e historiadoras sobresalientes, que nos ilustran sobre aspectos claves de ese proceso. En este caso, por nuestra parte y fieles a la consigna de hojear el semanario porteño Caras y Caretas en busca de señales cordobesas, partimos de una fotografía reproducida el 26 de diciembre de 1914 como disparador para repasar una secuencia que trasciende hacia años anteriores y otros próximos a suceder.
La Provincia, mejor los estadistas cordobeses de fines de siglo diecinueve al primer cuarto del veinte y sus funcionarios culturales, tuvieron que enfrentar como problema (o sea patear para más adelante, no saber que hacer, preocuparse, buscar soluciones provisorias y, finalmente, arremangarse para resolverlo) la existencia de una cantidad y varios conjuntos de objetos que podían ser, o lo eran, grandes obras y grandes testimonios históricos, y que se estaban acumulando sin orden ni cuidado en desvanes del estado. Parte de ese patrimonio era resguardado y conservado por coleccionistas con fortuna personal, o bien estar en manos de coleccionistas o anticuarios pobres, aunque santamente convencidos del valor de sus piezas de las que eran a su vez prisioneros por el volumen y por los cuidados que ellas exigían. Se trata de una historia similar en varias ciudades argentinas y aún más allá, con la variable de la suerte en términos de mentalidades, formación, fortunas y decisión de los gobernantes.
En aquella página de diciembre de 1914 de Caras y Caretas, la foto aparece inserta en una serie referida a actos protocolares presididos por el gobernador Ramón J. Cárcano en la misma jornada. La cobertura fotográfica ilustra en primer lugar el bautizo de nuevas banderas para la Sociedad Italiana, con la presencia especial del “ministro de Italia, comendador Cobianchi”. La siguiente foto muestra al mismo funcionario italiano acompañado por una comitiva cordobesa, visitando el lago San Roque. Il Commendatore Vittore Cobianchi reaparecía en la tercera foto de aquella jornada, asistiendo esta vez por la tarde, junto al gobernador Cárcano, ministros, rector de la Universidad y otros funcionarios, a la inauguración de varias “Salas de Pintura”. Esta última es la fotografía en torno a la cual se teje la trama de la nota de hoy.
La escena muestra el patio de una casona señorial, con ventanas interiores de rejas y altas columnas de hierro, información disponible indica que se trataba de una propiedad ubicada en la Avenida Colón 845. Era el 5 de diciembre de 1914 y la inauguración de aquellas salas mostraba “obras de arte pictórico adquiridas unas por el Gobierno Provincial y otras enviadas a este Gobierno por el Exmo. Señor Ministro de Instrucción Pública de la Nación para figurar en este Museo Provincial”, según el texto del acta de aquel acto inaugural. Se reunían así a los cuadros de propiedad local, los que confiaba a la provincia el Museo Nacional de Bellas Artes cuyo director, el doctor Cupertino del Campo, médico y pintor paisajista, participaba del acto de 1914.
El acta firmada aquella tarde por las autoridades presentes, trataba de jerarquizar aquel momento que ocurría en un lugar de paso, donde se mencionaba la existencia de un Museo Provincial que solo tenía entidad en las ideas y en los proyectos, y que avizoraba un destino definitivo para aquellos préstamos y aquella colección del estado provincial. En el documento se detallaba la identidad de los asistentes que figuran en la fotografía: “el Exmo. Señor Gobernador de la Provincia Dor. Ramón J. Cárcano, S.E. el Ministro de Gobierno, Justicia, Culto e Instrucción Pública Dor. Justino César, el Dor. Julio Deheza Rector de la Universidad Nacional de Córdoba en representación del Señor Ministro de Instrucción Pública de la Nación Dor. Tomás R. Cullen; el Señor Dor. Cupertino del Campo enviado en representación de la Comisión Nacional de Bellas Artes y a la vez miembro de la misma y Director del Museo Nacional de Bellas Artes; encontrándose también presente el Señor Ministro Plenipotenciario de Italia Señor Comendador Víctor de Cobianchi, el Presidente de la Comisión de Bellas Artes Dor. Juan Gualberto García.” Se menciona la inauguración de seis salas conteniendo obras pictóricas y que todo ocurre “en el local del Museo Provincial”.
Con ese acto se daba un paso en el proceso de deslindar el contenido heterogéneo de antiguas colecciones que cambiaban de emplazamientos sin hallar reposo definitivo, y sin organizarse a partir de categorías pertinentes. La historia se remonta ahora hacia atrás, a la creación por la provincia del Museo Politécnico, primer intento de acogida a una colección que contenía objetos etnográficos, naturales e históricos, iniciada por el sacerdote italiano presbítero Jerónimo Lavagna. Dicha creación tuvo lugar en enero de 1887 y sentó las bases de al menos algo llamado “museo”, y que no tuvo ni una forma ni un lugar definitivo, pero que obligó a mirar e interesarse en aspectos que hoy llamamos patrimoniales, referidos a antigüedades o colecciones de objetos valiosos por una u otra razón.
El padre Lavagna había reunido elementos encontrados, adquiridos o recibidos por donación cuyo valor residía en su antigüedad histórica, a lo que se sumó una colección arqueológica y paleontológica, y también de minerales recogidos a lo largo de los años. Una vez a cargo de la provincia, sus contenidos se clasificaron en secciones, y la última de ellas estaba consagrada a “Artes, industrias y todo lo que sea producto del trabajo humano.” Esto marcó un comienzo para obras artísticas de propiedad de la provincia.
Habría un segundo acto en 1911, al fallecer el presbítero Lavagna y sucederlo el anticuario y médico alemán Jacobo Wolff en a dirección del Museo.
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