Un premio para Oriente y Occidente
“Shogun” no sólo acaparó la mayor cantidad de nominaciones para los premios Emmy, sino que en la ceremonia de entrega del pasado domingo se alzó con 18 estatuillas, entre otras las correspondientes a mejor serie dramática, mejor director, mejor actriz y mejor actor.
J.C. Maraddón
Existe cierta coincidencia en señalar a “Raíces”, de 1977, como la primera miniserie dramática en plantear una nueva manera de realizar este tipo de producciones para la TV abierta, y en convertir en un ciclo exitoso una historia que narra en primera persona las desventuras de los afroamericanos llevados como esclavos a trabajar a las plantaciones de algodón en Estados Unidos. A partir de una novela de igual nombre de Alex Haley, las peripecias de Kunta Kinte se emitieron varios años después en la Argentina, donde también cosecharon una audiencia considerable, tanto la primera como la segunda parte de la saga.
En 1980, la compañía Paramount se embarcó en un ambicioso proyecto: sobre un libro publicado por James Clavell cinco años antes, desarrollaron el guion de “Shogun”, una serie de cinco episodios que sigue los pasos de John Blackthorne, capitán de un barco inglés que fue capturado en Japón allá por el siglo diecisiete. Sin medir gastos, los productores se pusieron como meta conseguir a Sean Connery para el papel principal, pero el cotizado actor hollywoodense se negó porque no había tenido una buena experiencia en territorio nipón durante el rodaje de una de las películas del agente James Bond.
Finalmente, fue Richard Chamberlain el que desempeñó ese rol, acompañado por el japonés Toshiro Mifune para encabezar un cast que no tenía nada que envidiarle a cualquier emprendimiento cinematográfico de envergadura. Tras la enorme repercusión de este primer “Shogun”, Chamberlain fue contratado para la siguiente gran miniserie internacional, “El pájaro canta hasta morir”, donde su composición del sacerdote que enamora a la joven Meggy Cleary le reportó una popularidad ilimitada. En Argentina, “El pájaro canta hasta morir” fue estrenada en 1986 en Canal 9 y, recién después del altísimo rating obtenido por esta serie, Alejandro Romay puso al aire “Shogun”, a gran distancia de su estreno estadounidense.
Semejante suceso tenía que caer en algún momento bajo la fiebre revisionista que azota al mundo actual, y eso finalmente ocurrió a comienzos de este año cuando la plataforma Disney+ anunció el lanzamiento de una nueva “Shogun”, que en este caso contaría con diez capítulos. Con Cosmo Jarvis como John Blackthorne e Hiroyuki Sanada como Lord Yoshii Toranaga, esta coproducción entre Estados Unidos y Japón se pone a tono con el presente al otorgarle al personaje de Lady Mariko, interpretado aquí por Anna Sawai, una importancia que va más allá del romance con el oficial británico.
Tal fue la repercusión que obtuvo esta “Shogun” del tercer milenio, que acaparó la mayor cantidad de nominaciones para los premios Emmy, en cuya ceremonia de entrega del pasado domingo se alzó con 18 estatuillas, entre otras las correspondientes a mejor serie dramática, mejor director (Frederick E.O. Toye), mejor actriz (Sawai) y mejor actor (Sanada). Esa velada representó la consagración de una remake que estuvo a la altura de su predecesora, al menos en cuanto a la premiación de la Academia de Televisión, Artes y Ciencias, que alguna vez distinguió también a aquella primera versión como la más destacada en su género.
Cada uno de los galardonados, en su discurso de agradecimiento, resaltó que se trataba de una iniciativa mancomunada entre personas provenientes de dos países que alguna vez estuvieron enfrentados en una guerra y que ahora se unían para trabajar en esta realización cuya mayor parte es hablada en japonés. Y fue Frederick E.O. Toye quien, en sus palabras de aceptación, mencionó a Akira Kurosawa, el genial cineasta que ha sido uno de los pioneros en unir a Oriente y Occidente a través del arte y que dejó como legado una filmografía que cita a Shakespeare y que fue inspiración para un clásico del western.
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