Una confirmación sin fundamentos
La miniserie documental “Abducción extraterrestre en Manhattan”, que Netflix ofrece como una de sus más recientes novedades, ahonda a lo largo de sus tres episodios en el extraño secuestro que habría sufrido Linda Napolitano una noche de noviembre de 1989 en su departamento de Nueva York.
J.C. Maraddón
En la columna referida al estreno de la película argentina “El hombre que amaba los platos voladores”, sobre la vida de José de Zer, indagamos sobre la necesidad que experimentaban cuatro décadas atrás los canales de TV abierta de levantar el rating a cualquier costo. Y cómo en esos años ochenta Canal 9, al mando de Alejandro Romay, tomó la delantera con su noticiero “Nuevediario”, que le imprimió un giro sensacionalista al tratamiento de la información. En esa controvertida política editorial, De Zer cumplió un papel trascendente como cronista todo terreno y como abanderado en la cobertura de supuestos avistamientos de naves extraterrestres.
La TV estadounidense ya venía interesándose por estas cuestiones desde mucho antes y la teleplatea de aquel país consumía con avidez las noticias y los debates vinculados a indicios de presencia alienígena entre nosotros, más allá de que las pruebas aportadas no fuesen del todo convincentes. El estreno en 1977 de la película “Encuentros cercanos del tercer tipo”, dirigida por Steven Spielberg (quien luego también iba a rodar “E.T.”), incrementó de modo notorio el interés general por el fenómeno Ovni, sobre cuya veracidad Carl Sagan había sido categórico: cabía la posibilidad de que hubiese otras formas de vida en el universo, pero las chances de que entraran en contacto con los humanos eran escasísimas.
Las aseveraciones de la ciencia no constituyeron un obstáculo para que estas creencias potenciaran su arraigo entre la población, que tendía a dar crédito a esos informes propalados por los medios, donde se enumeraban pruebas de que “ellos estaban entre nosotros” y de que probablemente no vinieran en son de paz. En 1996, otro largometraje vino a alimentar el mito. En ese año millones de espectadores asistieron a las funciones de “Día de la Independencia”, filme en que el alemán Roland Emmerich exalta el patriotismo estadounidense en una batalla contra invasores de otros mundos que se produce el 4 de julio.
En 1989, el conocido ufólogo Budd Hopkins había relevado el caso de Linda Napolitano, una mujer que aseguraba haber sido abducida por plato volador y sostenía su testimonio con el aporte de testigos. El suceso fue ventilado por Hopkins en diversos ciclos de TV y refrendado por el propio experto en un libro titulado “Witnessed”, que contribuyó a darle verosimilitud a lo narrado por Napolitano, ante una audiencia predispuesta a escuchar historias como estas. Lo que relataba la ficción cinematográfica parecía condecirse con estas experiencias extraídas de la realidad por especialistas en la materia.
La miniserie documental “Abducción extraterrestre en Manhattan”, que Netflix ofrece como una de sus más recientes novedades, ahonda en sus tres episodios en aquel secuestro que habría sufrido Linda Napolitano una noche de noviembre en su departamento de Nueva York, como producto del cual su cuerpo levitó en el cielo de la ciudad y fue objeto de estudio dentro del navío alienígena. Material de archivo y declaraciones actuales de quien aún afirma haber sido abducida, componen el corpus principal de esta producción donde se observa entre otras cosas el ahínco que Budd Hopkins puso en sus indagaciones de aquel entonces.
Sin embargo, lo novedoso de la serie es que la versión que brinda de lo ocurrido tiene su contraparte en los dichos de la cineasta Carol Rainey, por aquel tiempo esposa de Hopkins, quien le ayudó a documentar en video sus investigaciones, pero que luego encontró fisuras en el relato y comenzó a sospechar que Napolitano estaba fabulando. En un presente como el que vivimos, sembrado de fake news, “Abducción extraterrestre en Manhattan” expone una manipulación noticiosa de hace 35 años, que utiliza la siempre eficaz técnica de confirmarle a la gente lo que ya sospecha, aunque esa confirmación carezca de fundamentos serios.
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