Revisar lo sellado
“Mariquita, mujer revolución”, el documental de Sabrina Farji que fue estrenado en la plataforma Cine.ar, es una aproximación con perspectiva de género a esa señora de la alta sociedad porteña cuyo comportamiento se apartaba de las normas de principios del siglo diecinueve.
J.C. Maraddón
La visibilización de sectores de la sociedad que habían quedado relegados de los primeros planos está promoviendo, entre otras cosas, una reescritura de la historia que se propone entender desde esa nueva perspectiva los acontecimientos que el relato oficial había fijado en la memoria colectiva. Ese revisionismo prolifera por estos días en distintos formatos, que van desde los audiovisuales a los textos escritos y que, en la mayoría de los casos, llevan la firma de esos que antes no habían podido hacer escuchar su voz y que ahora se han ganado la posibilidad de contar sus propias verdades a quien quiera escucharlas.
Lo más interesante de esa forma de reivindicación es que ofrece la chance de volver sobre aquellas certidumbres mil veces repetidas y encontrar en ellas las ausencias que los historiadores de la antigua escuela habían consentido y alentado porque así lo ordenaban los mandatos entonces vigentes. Así, las novedades del tiempo presente operan también sobre el pasado, no únicamente para condenar lo hoy condenable, sino para encontrar esos otros protagonistas que eran mantenidos fuera de plano y que quizás fueron fundamentales para que ciertos sucesos de enorme trascendencia ocurrieran de la manera que lo hicieron y tuvieran consecuencias perdurables.
Sin embargo, en este rescate que se viene practicando en todo el mundo y que tal vez se extienda por un largo periodo hasta poner las cosas en su lugar, se corre el riesgo de intercambiar los términos de la ecuación, sin que se altere en absoluto el resultado. Es decir, es probable que se haga justicia con el legado de aquellos personajes ocultos, pero al tratarlos de la misma manera que a los héroes hegemónicos que antes brillaban a solas, lo que se hace es consolidar un modelo antiguo de canonización, que resalta virtudes similares a las que se elogiaba en los próceres del panteón pretérito.
De la misma manera que no se deben medir los méritos de los pueblos originarios según los parámetros de la civilización occidental, tampoco pareciera pertinente que se encuadre el alcance de las mujeres en las gestas heroicas de acuerdo a categorías que se aplican a los hombres. Y aunque hay pruebas del arrojo de las soldados que en distintas épocas entraron en combate, lo más atinado sería evaluar todas las maneras que ellas tuvieron de luchar y destacarse y no solo las que supieron demostrar en los campos de batalla.
En ese sentido van los argumentos que sostiene Gabriel Di Meglio, director del Museo Histórico Nacional, para determinar cuáles fueron las cualidades que hicieron de Mariquita Sánchez de Thompson una personalidad destacada en la etapa emancipatoria argentina. Ese testimonio es uno de los muchos que se suceden en “Mariquita, mujer revolución”, el documental de Sabrina Farji que fue estrenado en la plataforma Cine.ar, donde se lo puede ver abonando $ 200. Con la participación de Zoe Gotusso en algunos tramos ficcionados, la película es una aproximación con perspectiva de género a esa señora de la alta sociedad porteña cuyo comportamiento se apartaba de las normas de principios del siglo diecinueve.
Hasta no hace mucho, su nombre estaba asociado solamente al Himno Nacional Argentino, que habría sido interpretado por primera vez en una de las tertulias que ella organizaba en su casa. Desde ese acotado rol que se le adjudicaba en la epopeya patria, las investigaciones actuales la han elevado a una tarea mucho más influyente, como promotora de ideas de libertad que ella misma llevaba adelante en sus asuntos personales. Completada con la literatura que se ha publicado sobre su vida y obra en los últimos años, “Mariquita” es una invitación a revisar lo que creíamos sellado.
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