El caro blindaje a Quinteros

El gobernador Llaryora decidió, no sólo no soltarle la mano al controvertido ministro de Seguridad, sino empoderarlo con algunas acciones que se verán hacia adelante. El costo de un respaldo que objetan tanto opositores como algunos oficialistas en silencio.

Provincial30 de junio de 2025Gabriel SilvaGabriel Silva
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Por Gabriel Silva

Las últimas horas demostraron que el ministro de Seguridad provincial, Juan Pablo Quinteros, se sostiene dentro del gabinete llaryorista ‘a lo Belgrano’. Así como él mismo le pidió al jefe de Policía, Leonardo Gutiérrez, que debía encarar la gestión de la fuerza, Quinteros se aferra a la silla dentro del Ejecutivo aguantando.

Por eso la pregunta que se hacen algunos desde el viernes es si ese ‘a lo Belgrano’ es peleando el descenso, dentro de una desdibujada posición de mitad de tabla, o bien, con el rendimiento de un equipo que aspira a clasificarse a una copa. Sin mayor profundidad en la analogía futbolera, la sensación omnipresente en todo el arco político provincial es que se emparenta más con lo primero: una pelea por no irse a la ‘B’.

Y acá, el disparador que sigue es precisamente cuál es el costo de sostener la figura de Quinteros al frente del siempre complejo ministerio de Seguridad. Por varios aspectos. El primero, porque incluso dentro del peronismo recuerdan la dureza de las críticas del actual integrante del gabinete al cordobesismo en el pasado, enrolado en la vehemencia y con la artillería a la que habitualmente acude la oposición. Esa a la que hoy Quinteros critica y le exige mayor trabajo parlamentario; además de empecinarse en vincular a Juez y De Loredo con un Gobierno nacional responsable de la crisis, aunque absolviendo de este cuestionamiento a la ministra Bullrich. Terminal de Quinteros y respaldo nacional clave para el cordobés.

 De todas maneras, los que hacen fila pidiendo la cabeza de Quinteros no son únicamente los opositores. Dentro del oficialismo, y con un silencio más incómodo, la vieja guardia del cordobesismo nunca pudo digerir que el gobernador Martín Llaryora haya optado por el exjuecista para ese despacho. Los que hablan a diario con el exgobernador Juan Schiaretti reconocen, en estricto off, que se tomó casi como una actitud desafiante del sanfrancisqueño a la generación fundadora del cordobesismo.

Y que, las consecuencias de ese malestar se evidencian con los escándalos policiales que esmerilan y erosionan la gestión del ministro con mayor visibilidad del gabinete llaryorista. Siendo tal vez este, el alto nivel de conocimiento, la mayor fortaleza que ostenta el foráneo Quinteros dentro de un Ejecutivo en el que algunos lo miran de reojo.

Así, el sostén a Quinteros probablemente no radique en su gestión, tampoco en la obstinación de Llaryora por sostener a uno de los extrapartidarios del Gobierno provincial, sino en la sentencia de que el gobernador lo hace por la sencilla razón de que, eliminarlo del gabinete, dejaría en evidencia que el titular del Panal se equivocó en la decisión de incluirlo en diciembre del 2023. Por el que propios y extraños apuntarían a Llaryora por un error que no sólo habrá sido de gestión, sino también político.  

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