Adelante Radicales

Una UCR revitalizada por su rol en la principal coalición opositora tiene que definir cómo se ve dentro de la misma y cuánto tiene para poner para un triunfo presidencial

Provincial 26 de septiembre de 2023 Javier Boher Javier Boher
2023-09-25-bullrich

Por Javier Boher

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El triunfo de Juntos por el Cambio en Mendoza sigue marcando que hay voluntad de cambio a la hora de ir a las urnas. Quizás sea una continuidad a nivel local -como se ha visto en tantos lugares- pero eso solamente confirma algo que ya se estaba viendo desde hace un tiempo, que los votantes premian las buenas gestiones (o, al menos, las menos malas).

Algunos analistas apuntan a que fue un triunfo del radicalismo renacido, que pasó de estar en una camilla a punto de ser disecado a convertirse en la locomotora de una coalición que se sumergió durante meses en las dudas y las internas. Me permito disentir.

El radicalismo no ha sido el único victorioso dentro de esos procesos, sino algunos radicales que representan lo que el electorado le demanda a la coalición que lleva casi una década como oposición al kirchnerismo. No importa mucho quién se sacó foto con quién ni en qué momento; tampoco el estar más o menos cerca generacionalmente. Illia, Frondizi y Balbín eran más o menos cercanos en edad (8 años de puta a punta) pero no eran precisamente parecidos.

Lo que ha pasado en esas elecciones excede al radicalismo, que ha tenido la gran virtud de saber mantener a flote la marca. Es una fuerza más orgánica que el peronismo desde la formalidad del sello y las instituciones internas, pero no necesariamente en lo que hace a la construcción de raigambre popular, que quedó allá lejos en la época en la que todavía se iba a votar de saco.

Los triunfos de JxC confirman el terrible error de lectura de algunos personajes, que creen que se puede vender un producto que la gente no quiere consumir. Nadie puede ir en contra de las tendencias de la sociedad; lo que sí se puede hacer es venderle lo que quiere pero entregarle otra cosa.

Pese a que la máxima general dice que las elecciones se ganan por el medio, eso no significa que eso se logra siendo equidistante respecto a los extremos. Si en 2021 ya había quedado muy claro que el kirchnerismo agonizaba, es inentendible que la propuesta de algunos personajes de la coalición opositora (¿se acordará la gente de un tal Horacio Rodríguez Larreta?) haya sido la de tratar de reformar el krichnerismo o de sostener las cosas como estaban hasta ahora. La gente pedía motosierra y les ofrecieron cirugía plástica.

El mapa político para los próximos años es muy bueno para JxC, especialmente para los radicales que lograron triunfar. El desafío será, para todos ellos, resistirse a la tentación de abandonar el barco. No es difícil recordar de qué manera la mayoría de los gobernadores radicales que había en 2003 (tres de cinco) decidió sumarse a la “transversalidad” nestorista, cambiando de lealtad por necesidad económica.

Pese a las tensiones que se vieron a lo largo de una interna excesivamente dura, hoy todos están encolumnados detrás de la candidatura de Patricia Bullrich, o al menos así lo exhiben. Es difícil de creer que JxC no pueda trabajar para recuperar votos de cara a las generales, habida cuenta de que desde las PASO ha sumado algunos triunfos resonantes.

Aunque la provincia de Buenos Aires suma más o menos la misma cantidad de votantes que las siete provincias que le siguen, las preferencias electorales de esos distritos le dan a la coalición opositora algo por lo que ilusionarse (o al menos sobre lo cual empezar a trabajar).

La provincia indomable sigue con un escenario peleado, que se dirimirá el día de la elección presidencial. Ahí es difícil saber de qué manera se traccionarán intendentes, gobernadores y presidentes; quién arrastra o hunde a quién. Córdoba, Santa Fe y CABA son los distritos de más de tres millones de habitantes; Mendoza, Tucumán, Salta, Entre Ríos, Misiones, Corrientes, Chaco y Santiago del Estero son las provincias de más de un millón de habitantes.

En esa lista (que supera a los casi 18 millones de PBA) Juntos por el Cambio estuvo muy cerca de ganar Córdoba, ganó Santa Fe y mide arriba en CABA. Ganó Mendoza, perdió por 20 puntos Tucumán y por 30 Salta, ganó las primarias de Entre Ríos, perdió por mucho Misiones, gobierna Corrientes, ganó en Chaco y mira cómo un ex correligionario gobierna en Santiago del Estero.

De las 12 provincias más pobladas, ganó (en generales o primarias) en la mitad y en una estuvo muy cerca. Así como el voto cordobés a Schiaretti demuestra que esta no es una tierra refractaria al peronismo, esos triunfos o buenas performances de Juntos por el Cambio (sean radicales, pro o alguna otra identidad interna) demuestra que no hay un sustrato que se resista a votar a la oposición de más larga data contra el kirchnerismo.

En el equipo de Bullrich deben estar deseando que ojalá existiera alguna fórmula mágica que les permitiera transferir directamente esos votos. Lamentablemente para ellos, tal artilugio no existe. Nadie sabe muy bien cómo hacer para evitar que se vayan a Milei. Quizás allí los radicales tengan algo para aportar, con lo único que los ha mantenido vivos a lo largo de los años, algunos terriblemente malos. Más militancia de base, más calle, más golpear puertas y más ir a buscar a los votantes, sin dar por sentado que todo está definido por un par de tiktoks bien editados. Así ya llegaron a ocho gobernaciones, ¿les alcanzará para una presidente?.

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