Sigue la incertidumbre

Por Javier Boher

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El ballotage que dio ganador a Javier Milei despejó parte de la incertidumbre. Tras seis meses agotadores de campaña, ya sabemos que en menos de dos semanas va a ser el economista libertario quien asuma la presidencia. Pero eso no es todo lo que hace al desconocimiento sobre qué nos espera por delante. Todavía quedan muchos frentes abiertos sin resolución a la vista.

Hace unos días alguien se preguntaba en twitter qué presidente había recibido la peor herencia. Todos coincidían que Alfonsín había enfrentado lo más complicado, con militares activos, una guerra reciente, una crisis económica profunda y un contexto internacional desfavorable. Después la cosa estaba disputada: algunos decían que Menem la tuvo económicamente complicada, mientras que otros decían que Duhalde agarró una crisis social, política y económica muy profunda. Pocos hablaban de Macri, menos todavía de Alberto. Nadie mencionaba a Milei.

Sin embargo, el contexto social, económico y político que le toca al presidente entrante es muy complejo, al punto que todas las recetas que se escuchan necesitan una cuota de suerte y optimismo para poder ser aplicadas. Quizás el shock de confianza no llegue nunca y solamente haya más dolores de cabeza -o de panza- a lo largo de los próximos meses.

Si se repasa muy por encima lo que está pasando en estos días, la profundidad y la amplitud de los problemas es superior a lo que se está dispuesto a aceptar. Probablemente esto se pueda explicar por el caos y el desorden que hemos naturalizado en nuestra vida cotidiana, pero que no es normal en cualquier país medianamente desarrollado.

Plan Platita

Massa hizo su campaña regalando dos puntos del PBI para tratar de conseguir votos. Tal como hizo las cuentas Mario Negri, considerando lo que gastó y los votos que sacó, el Estado puso un millón de pesos por voto, un valor demencial. Ese gasto electoral encubierto significó que hoy los números estén más en rojo que lo que todos están dispuestos a reconocer.

Esto llevó a que Milei pusiera en duda el pago de los aguinaldos, palabra sagrada para los empleados públicos que creen que los billetes se juntan de los árboles y apenas un sueño para los monotributistas que escriben en diarios de política y a 29 de noviembre todavía no han cobrado lo que escribieron en octubre.

A eso que deslizó el futuro presidente lo avalaron algunos gobernadores, mientras que otros, como Kicillof, pretenden endeudarse para pagarlo. Quizás pagar viajes de egresados y netbooks no era la genial idea de ampliación de derechos que vendieron en campaña.

Poco a poco todos se empezaron a pronunciar sobre el tema, al punto que los movimientos sociales de golpe recordaron que Alberto es el presidente y que puede decidir pagar todas esas cosas antes del 10 de diciembre. Eso probablemente no ocurra, por cuanto será más fácil cargarle la culpa al tipo que está entrando al cargo y no a los que gastaron antes de cuenta.

Futuro Congreso

El debate en estas horas es sobre quiénes serán las autoridades del Congreso que entrará en funciones a fin de año. El kirchnerismo tiene la primera minoría en cada una de las cámaras, lo que lo convierte en el bloque más poderoso en el poder legislativo.

El futuro oficialismo sería el cuarto bloque, por detrás de kirchnerismo, Pro y radicales. Es una situación atípica, nunca vista en la historia argentina, y un verdadero desafío para un espacio político que no existía hace dos años. Sin legisladores, sin gente con experiencia legislativa y a priori sin recursos para ofrecer a cambio, el gobierno entrante está en una situación delicada.

Como bien señaló alguien por ahí, los usos y costumbres marcan que se entrega la presidencia de las cámaras al oficialismo, incluso cuando no es la primera minoría (como fue el caso de JxC en 2015). Esto es distinto, porque una cosa es ceder ante el segundo bloque, con una fuerza similar, y otra cosa es entregarle la presidencia del cuerpo a un diputado o un senador que no representa al partido de gobierno sino a un eventual aliado legislativo, como sería el caso de Randazzo o Ritondo.

La discusión no es baladí, ya que las máximas autoridades del congreso quedan en línea sucesoria en el caso de que se deba aplicar la ley de acefalía. Si en 2019 esa línea marcaba a Cristina, a la mujer de Zamora y a Massa, desde diciembre podría tener a Villarruel y a dos kirchneristas en fila. No parece ser correcto, pero a esa puerta la abrió JxC cuando en 2021 (tras una buena elección) amenazó con romper aquella costumbre de entregar la titularidad a gente del partido de gobierno.

LEDIV

Ayer se habló mucho de esto. A ese miedo que se le tiene a las famosas LELIQ ahora se le sumó el temor a las LEDIV, un instrumento atado al tipo de cambio oficial. Creado para las petroleras, se pensó para que se pudieran cubrir ante una devaluación del tipo de cambio oficial. Ahora todos están virando rápidamente a las mismas, adelantándose a lo que probablemente ocurra tras el 10 de diciembre.

La dinámica de las mismas excede ampliamente mis conocimientos, pero básicamente se trata de una forma de premiar a los que bancaron tantos meses de profundos desmanejos de la economía y de condicionar a quien debe tratar de resolver los problemas por los próximos cuatro años. El posible perjuicio al país es enorme, por lo que ya son varios los que se preguntan sobre cómo se va a poder salir de esa trampa.

La elección no resolvió nada, solamente nos dijo el nombre del piloto. La tormenta está descontrolada y al frente se sigue viendo la pared. Cómo se sale de acá sigue siendo lo que preocupa a todos.