UNC: Presupuesto 2023

La llegada de Javier Milei a la presidencia devino en un fuerte ajuste de las arcas públicas, con argumentos poco sostenibles en la realidad fáctica de lo que sucede, las Universidades Públicas son las que más van a sentir este gran golpe, pero ¿qué significa que la “universidad” será muy golpeada?

Universidad 12 de enero de 2024 Francisco Lopez Giorcelli Francisco Lopez Giorcelli
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Por Francisco Lopez Giorcelli 

Hay una realidad difícil de escapar en cuanto a crisis económica, por lo transitado en otras administraciones nacionales pero lo que se viene gestando desde el 10 de diciembre, bajo el nuevo régimen nacional de La Libertad Avanza, parece que esa “salida” a la crisis económica la cual iba a pagar “la casta” no viene siendo tan así. Teniendo en cuenta el congelamiento salarial, presupuestario y la suba indiscriminada de los precios en toda la cadena de valor de los circuitos productivos parece difícil sostener el discurso de que el “ajuste lo paga la casta”.

En este caso la Universidad Nacional de Córdoba no queda ajena a esta situación. Seguramente por sus pasillos, patios, comedores y bares transite un fuerte caudal del votante de Milei que, descontento con la realidad de los últimos 10 años por lo menos, elige una oposición “outsider” en pos de una mejora en la calidad de vida, algo que en el primer mes de gobierno no solo no ocurre (por una cuestión de tiempo es esperable) pero tampoco se esperaba estar “más mal”. 

En este contexto se da un congelamiento del presupuesto 2023 lo que permite su extensión a este nuevo año, algo que impacta de lleno en todos los ámbitos públicos de la Argentina, entre ellos se encuentra el universo de las Universidades Públicas que ven con preocupación este panorama y en este punto ya no distingue colores políticos entre las gestiones rectorales, las cuales cumplen funciones que van más allá de sus respectivos espacios políticos.

Es por esto que se pueden encontrar coincidencias en las posturas de Rectores tanto del peronismo como del radicalismo por ejemplo. Incluso dentro de las universidades este conflicto parece que obliga a dejar de lado la línea divisoria “oposición y oficialismo” de modo tal que en la Universidad Nacional de Córdoba se pueden ver fotos entre espacios tan antagónicos como radicalismo y kirchnerismo o progresismo y peronismo, todos bajo una misma bandera: “La Universidad se defiende”. 

Así se empezó a dibujar este panorama a partir de la llegada de Milei al balotaje por la presidencia, entendiendo que UxP no tenía las de ganar en un contexto tan adverso en materia económica como la que lideró la gestión de Alberto Fernandez. Pero no es el punto aquí el de analizar esto, sino el de hacer un recorrido sobre las dificultades que puede atravesar la gestión de la UNC en un contexto de inflación al 30% mensual con un presupuesto congelado en 2023. 

En primer lugar se puede poner a los salarios que implican entre un 70% y un 90% del total presupuestario y el resto, lo que queda por fuera de los salarios y está estipulado en el proyecto de la Ley de Presupuesto Nacional, es para funcionamiento. Esto incluye todo lo que la Universidad debe abonar, esto comprende desde alquiler, equipamiento, laboratorios, computadoras o muebles, hasta becas, contratos, servicios. 

Esta última parte es la que más afectada se ve en momentos de ajustes, esto significa que hay becas en la UNC que hoy nadie puede decir que estarán garantizadas al 100%. En donde se puede hacer una salvedad es en el Comedor Universitario que se sustenta a través del pago de una parte del menú por parte de quienes no obtienen las Becas Nutrirse, aunque una parte depende del presupuesto nacional.

Pero además de becas y programas de la Universidad, un punto clave de conflicto es lo que abarca el salario docente y nodocente de la UNC. Para tener en cuenta si se tomaran los salarios de diciembre y se los multiplicará por 13, el ritmo inflacionario del último mes implicaría que su valor real se reduciría a la mitad en un par de meses. Si se girara en enero la partida del mismo mes, pero de 2023 (sin los aumentos que se hicieron durante el año ya que son agregados como partidas adicionales), no alcanzaría ni siquiera para el primer mes de 2024. En cualquiera de los dos casos, los cálculos más optimistas estiman que los fondos podrían evaporarse entre abril, y julio o agosto.

De la única forma de sostener el funcionamiento universitario con el presupuesto 2023, el cual fue pensado en diciembre de 2022, es haciendo una brutal quita salarial algo que es casi imposible que suceda. El panorama tan adverso y complejo hacen que la incertidumbre vaya en aumento por lo que gremios docentes, no docentes y  agrupaciones estudiantiles empiecen temprano el 2024 sabiendo que el “verano” que suele haber ya no existe, el problema esta ante sus narices y la expectativa esta puesta en sabe si quienes conducen estan a la altura de las circunstancias y, sobretodo, si esto implica una “unidad” para fortalecer el reclamo o si, en todo caso (y con la brújula electoral en mano) divide aguas. 

En todo caso, por el momento las señales de esa “unidad” se ven articuladas por el gremio docente, entendiendo que su reclamo va más allá de lo exclusivamente salarial ya que, al igual que los otros claustros, son trabajadoras y trabajadores de la educación que alquilan (eliminación de la ley de alquileres), comen (aumento de la canasta básica a pasos agigantados), tienen hijos que van a la escuela (aumento de la cuota en privados, desfinanciamiento de lo público) y se podría seguir nombrando todo lo que atraviesa a la cotidianeidad. 

No docentes y estudiantes no son ajenos a esto. Como estudiantes se ven comprometidos su lugar de estudio y de, probablemente, sus primeros pasos profesionales o, para quienes se dedican a la investigación, un desguace del CONICET, en el caso de los no docentes su situación es similar a la docente, por lo que parece sobrar motivos para trabajar coordinadamente entre claustros. 

Surgen los interrogantes de siempre. ¿Lo electoral pesa más que la continuidad universitaria? en todo caso que sea asi ¿Como se explicaran frente al mundo universitario? y si fuera por lo contrario ¿Como se van a organizar sin las pujas políticas de antaño? o en todo caso ¿el movimiento y reclamo será de “abajo hacia arriba” como se da en contextos de grandes crisis? Pero ante todo hay una oportunidad para “ganarle” la pulseada al ajuste y sentar las bases para rediscutir todo lo que sea necesario. 

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