Llamosas da señales de elecciones “sobre la hora” (como en 2016)

Con una ventana que abarca entre abril y junio, el intendente empieza a definir el rumbo de las elecciones municipales. Por estos días se discute el tema, pero internamente y con la atención puesta en la agenda nacional. ¿Qué ocurrió la última vez que los riocuartenses votaron a días del fin de mandato?

Río Cuarto 15 de enero de 2024 Gabriel Marclé Gabriel Marclé
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Juan Manuel Llamosas

Por Gabriel Marclé

Juan Manuel Llamosas acorta las opciones disponibles para convocar a las elecciones municipales. Días atrás y por primera vez en mucho tiempo, el intendente y jefe del PJ local limitó la ventana de fechas para 90 días antes del fin de su mandato (el cual cierra el 1 de julio). “Se votará entre abril y junio”, dijo en declaraciones a la prensa, confirmando algo que Alfil ya venía adelantando desde fines del año pasado. Sin embargo, este medio pudo conocer que el día elegido está más cerca de junio (si fueran en abril, debería convocar en estos días, algo que por ahora parece lejano), estirando el proceso por necesidad: el candidato elegido necesitará más tiempo para moverse en campaña. El voto “sobre la hora” es una opción -sino la única- que el oficialismo maneja cada vez con mayor seguridad.

La justificación de esta maniobra tendría que ver mucho con la expectativa que generan los meses venideros. No se habla de fechas claras ni de candidaturas hasta tanto la agenda política vire su atención hacia situaciones más cómodas. “Está todo muy caldeado”, le comentaba a Alfil un allegado al Ejecutivo municipal, donde trazan un “pronóstico reservado” frente a las complicaciones económicas y sociales de estos días por la incertidumbre que genera el todavía nuevo Gobierno de Javier Milei. Temen que, si hay fechas o candidaturas abruptas, el oficialismo puede quedar pegado a cualquier hecho negativo en lo nacional. Esa lógica también se aplicaría al candidato opositor, Gonzalo Parodi, quien ha bajado el perfil. “Es el verano”, aducen. “Es la crisis”, sugieren.

Lo cierto es que nadie quiere quemar cartuchos antes de tiempo, casi seguros de que a la campaña le quedan varios episodios más oportunos para jugar fuerte. Las urnas parecen quedar cerca y lejos al mismo tiempo, pero no caben dudas de que el tiempo hasta junio sería lo suficientemente largo como para guardar varias sorpresas, de esas que provocan cimbronazos. Todo indica que Llamosas agotará hasta el último suspiro de su mandato para que el candidato o candidata peronista pueda crecer en medio de un contexto difícil y con rivales que, aunque “inferiores” según los números que manejan, pueden complicarles la carrera como ya ocurrió en 2020, con la pandemia y el desgaste -siempre latente- en el medio.

“No hay que desesperarse”, sugieren desde el área estratégica del PJ, donde también analizan al tiempo como aliado de los que se anotaron en la carrera municipal: quieren seguir afinando el plan y encontrar al mejor candidato posible entre Guillermo De Rivas, Adriana Nazario, Agustín Calleri, Mauricio Dova, entre otros.

Antecedente

La última elección que se realizó tan cerca del final de mandato -sin contar la del 2020 pandémico- fue la del 2016, justamente la que marcó el inicio de la era Llamosas. En aquella oportunidad, Juan Jure oficializó la fecha un 11 de marzo (se votaría el 12 de junio) e iniciaría una campaña en la que proponía como sucesor a Eduardo Yuni para enfrentar al peronismo. Es decir, el oficialismo se quedaba sin reelección, teniendo que proponer un nuevo nombre que enfrente a una oposición que ya venía con varios meses recorriendo la campaña. ¿Similitudes con el escenario actual? Varias, pero también muchas diferencias.

Una particularidad clave de aquel 2016 tuvo que ver con los tiempos que peronistas y radicales utilizaron para su campaña. Juan Manuel Llamosas lanzó su candidatura el 22 de diciembre de 2015, mucho antes de conocerse cuándo se votaría. La conducción de José Manuel de la Sota fue clave para evitar interna y cerrar detrás del nombre de quien por ese entonces dirigía el Centro Cívico de la capital alterna. Por el contrario, el radicalismo tuvo que esperar un tiempo más hasta saber quién competiría. La interna había sido convocada para el 20 de marzo, por lo que ya se sabía que la campaña final se extendería hasta junio.

Eduardo Yuni fue un candidato con dificultades para instalarse, alguien que ya tenía historia en lo local, pero que prácticamente “salió de la nada” por convenio y planificación del entonces presidente electo, Mauricio Macri. “El candidato del radicalismo iba a ser Carlos Ordoñez”, recuerda un dirigente de aquellos días, quien marcaba al actual concejal y dirigente de Evolución como “el favorito” del oficialismo, pero que luego de la victoria presidencial del PRO perdió fuerza contra los “acuerdos”. ¿Qué hubiera pasado si a la gestión radical la defendía uno de los suyos y con más recorrido? Aunque es contra fáctico, los involucrados en aquella campaña aseguran que hubiera sido una votación más peleada (Llamosas ganó por 14 puntos).

El escenario actual está plagado de diferencias con el del 2016, desde el efecto de la elección presidencial hasta la casi completa renovación de los nombres en juego. Pero en los cambios de esos ocho años que pasaron, destaca la situación de los intendentes salientes. Juan Jure dejaba su gestión con una imagen negativa alta y raspones profundos por la situación de la deuda, los servicios y las promesas incumplidas. Además, la ciudad no pudo aportarle a su candidato el 70% que le habían dado a Mauricio Macri meses antes, por lo que no hubo correlación de votos que revirtieran la desaprobación de la gestión Jure.

Llamosas corre con ventaja en ese sentido, concluyendo una gestión que, aun con altibajos, sostuvo un promedio positivo en cuestiones de imagen. Diferente a lo ocurrido con otros mandatarios nacionales, la época de pandemia lo empoderó con la campaña de vacunación más veloz del país, con valores tan positivos que incluso sirvieron para sobreponerse a la situación del “médico trucho” del COE. “Si con eso no se fue…”, reflexiona un dirigente peronista. En el presente, el intendente que el 1 de julio dejará el Palacio de Mójica maneja otro caudal político que su antecesor, con Martín Llaryora de aliado principal y buen apoyo de Nación.

Aunque todavía queda tiempo para que la gestión que finaliza sufra el golpe de los días oscuros que algunos anticipan para el país y su economía, el más prolífero intendente peronista de la historia de Río Cuarto se muestra confiado de que el legado de su gestión tiene más probabilidades de continuar sea cual sea la fecha elegida para votar. Eso sí, evidentemente no considera ventajoso hablar de urnas y candidatos antes de que pase el temblor con epicentro en Buenos Aires. Estirar los plazos lo más posible sería la “opción sensata” de Llamosas, aunque puede que no existe algo como “el momento ideal” para ir a las urnas en los tiempos que atraviesa el país. Será cuestión de seguir esperando.

 

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