UNC: El desafío del Bienestar.

por: Francisco Lopez Giorcelli 

El 2023 para la UNC fue bastante particular, para cada sector que la componen hubieron desafíos políticos, sociales, económicos, entre otros. Claro, gestionar en un contexto de crisis económica y social no es sencillo ya que hay que mantener el equilibro entre los gastos y los ingresos, pero sosteniendo una gran estructura con un gobierno nacional que, a pesar de sus grandes falencias, se comprometía en cierta forma a actualizar el presupuesto que corresponde a cada Universidad Pública. 

El nuevo contexto que se impone después del 10 de diciembre implica empezar a pensar un nuevo año con conflictos que no eran necesarios y, quizás, sea una oportunidad para ensayar un nuevo panorama político que implique juntar a sectores más reticentes entre ellos en otros contextos. Pero también es un contexto que impondrá tener una “cintura” política y de gestión que en otros momentos no serían necesarios. 

Es el caso de la Secretaría de Bienestar Universitario y Modernización de la UNC, la cual ya tuvo sus momentos de exposición durante el año pasado. De hecho, la Ex Secretaria de Asuntos Estudiantiles tiene en su poder la gestión de becas y actividades que tienen implicancia directa en la vida diaria de la UNC y de sus estudiantes. 

En un primer momento sería necesario aclarar que no hay una explicación clara de porque invisibilizar al “estudiante” eliminando la “SAE” de la UNC para crear esta nueva secretaría que, si bien cumple casi las mismas funciones, simbólicamente corre de foco la representación estudiantil dentro del organigrama de la gestión universitaria. 

Esto implicó un gran desafío por parte de la nueva secretaria creada, referenciarse como la secretaria que se encarga de los asuntos estudiantiles, es un centro de estudiantes de carácter “institucional” si se quiere darle una categoría para entender mejor su función.

Entonces, una vez definida la nueva identidad de la SAE de la UNC, llegó el momento de gestionar y así lo hizo, durante los últimos años fue la Secretaria, a cargo de Matías Lingua, la que se encargó de reabrir el Comedor Universitario post pandemia con una reforma en su funcionamiento que despertó elogios pero también críticas sobre un eje sensible: el financiamiento del menú y las becas. 

Se reformó el funcionamiento del Comedor mediante el proyecto “Comedor 360” que está a cargo de la Dirección de Nutrición y Servicios Alimentarios de la Secretaría de Bienestar. Dicha reforma giró en torno al financiamiento de las becas que se otorgan para acceder al menú diario el cual pasaría a tener un valor determinado para quienes no reciban dichas becas y esto permitiría financiar nuevas becas. 

Esto presenta un problema, que si hay más estudiantes pidiendo becas de los que realmente pueden pagar se irán acotando las becas para que no se rompa ese balance que se quiere generar. En un contexto donde lo económico pesa y que no parece haber una pronta recuperación esto seguramente empiece a suceder y veremos un posible conflicto en puerta, teniendo en cuenta que la Universidad abrirá sus puertas con el presupuesto 2023 (aprobado en diciembre de 2022).

Por otro lado, el gran desafío será completar otras becas, como la de conectividad o el del programa de estudiantes en línea. Si efectivamente el presupuesto se extiende a 2024 no debería sorprender recortes en estos programas (y en otros ámbitos también) para poder sostener el funcionamiento Universitario, no por gusto claro, sino por el evidente ajuste del Poder Ejecutivo Nacional hacia las arcas públicas que pegan de lleno en las Universidades. 

La responsabilidad de Bienestar no termina en las becas sino que implican también la realización de Olimpiadas Universitarias que este año no pudieron llevarse a cabo por “cuestiones de tiempos y espacio” como dijeron desde la misma secretaría y, además de las Olimpiadas, la secretaria es la responsable de llevar a cabo la Muestra de Carreras una de las actividades más importantes de la UNC donde se acercan miles de estudiantes de colegios secundarios para conocer la oferta académica y así decidir sobre su futuro.

En cuanto a las Olimpiadas sería un acierto concretarlas en 2024 ya que la implicancia económica no es tanta, pero esto también depende que el campo de deportes este terminado para poder utilizarlo como corresponde, claro que con un ajuste al presupuesto el financiamiento de obras dependerá en los programas de financiamientos mediante organismos externos. Hay que prestar mucha atención en este punto que no solo afecta al deporte sino que puede ser un conflicto lo edilicio para muchas unidades académicas que por la cantidad de estudiantes exigen más espacios donde estudiar.

En cuanto a la muestra de carreras seguramente implique un gran esfuerzo por parte de los directivos que deberán optar entre hacer una gran muestra con muchos escenarios y actividades o volver a las bases de hacerlo dentro del Pabellón Argentina en Ciudad Universitaria, pensando en una economica universitaria que será bastante acotada en un primer momento ya que el ejecutivo no da señales aún de un aumento presupuestario.

Menudo desafío tendrá la Secretaria de Bienestar Universitario y Modernización de la UNC en 2024 donde deberá lidiar con la presión de no saber si habrá una actualización del presupuesto y, en todo caso, le tocará gestionar en un año con el doble de inflación pero con los mismos números de diciembre 2022 , donde el presupuesto del año siguiente se calculó en base a una inflación del 60% (la cual terminó siendo de más del 200%).

El año recién arranca pero ya presenta algunos dolores de cabeza en donde el ejecutivo no para de tensionar con las instituciones públicas. En este sentido los gremios fueron los que pusieron primera y ya tienen una agenda para discutir internamente lo que se pondrá en práctica durante los próximos meses por lo menos, hay que prestar atención a los movimientos de quienes tienen la responsabilidad de gestión, ahí se dirime mucho.