El reclamo por las tarifas de luz sonó fuerte desde el sur

Por Gabriel Marclé

El pasado lunes, un particular episodio surgido en la localidad de Huinca Renancó acaparó la atención de los medios a lo largo y a lo ancho del país. Darío Villarruel, un humilde carnicero de la localidad sureña del departamento General Roca, apareció con una carretilla llena de billetes de cien pesos para pagar la luz en la sede de la cooperativa energética local por una boleta de 840 mil pesos. “Cuando vaya a pagar la luz no diré nada, pero habrá señales”, rezaba la frase de la remera que fue parte de la viral situación, la cual también tuvo repercusiones de índole político. La intendenta de dicha localidad salió a respaldar al comerciante y lanzó un llamado de emergencia al Gobierno de Córdoba.

Desde tierras dominadas por la Unión Cívica Radical desde hace décadas, Lucía Bolaño (desde diciembre sucesora del ahora legislador Oscar Saliba) cumplía los primeros cien días de su gestión municipal trazando un diagnóstico que sonó al inicio de una de las primeras reacciones negativas del sur a la gestión que encabeza Martín Llaryora. La jefa comunal le reclamó al gobernador para que tome la “decisión política” de solucionar una situación afecta especialmente a localidades pequeñas que sufrieron a comienzo de año el efecto de las fuertes subas en el costo de la energía eléctrica. Todo esto mientras Provincia se desliga de responsabilidades y acusa a Nación por la quita de subsidios.

“Estamos en una localidad electrodependiente, porque no tenemos la obra de gas finalizada. Estamos frente a una situación muy compleja y los costos de energía son muy elevados. Los sectores más afectados corren riesgo de cierre, como ocurre con los comercios que toman medidas para hacerle frente a estos aumentos”, describió Bolaño en diálogo con FM Al Toque, adelantando que se encuentran en contacto con su antecesor, ahora vicepresidente primero de la Legislatura cordobesa, quien trabaja en proyectos para frenar la situación. “Realmente estamos en una situación muy complicada que le pone freno al progreso pegándole al laburante, al comerciante, al que genera puestos de trabajo”, indicó.

Un hecho viral inesperado y la aparición pública de una intendenta radical del sur terminaron movilizando a los representantes territoriales del Gobierno cordobés, donde ya pidieron sobrevolar la zona de crisis para sondear posibles soluciones. Por lo pronto, desde Huinca el reclamo sigue tomando fuerza, moviéndose al ritmo de una realidad económica que se impone y que da la excusa ideal para planteos de reconocimiento. “Queremos ser tenidos en cuenta como parte de la provincia, aunque nos estemos cayendo del mapa”, remarcaba la intendenta, respecto a la pujante localidad limítrofe a La Pampa. 

De hecho, hasta sugirió que sus vecinos muchas veces asisten a localidades de aquella provincia para atender a cuestiones como la salud, otro de los puntos críticos de la actualidad huinquense. La jefa comunal recordó que la localidad se encuentra en emergencia sanitaria tras el cierre de la única empresa que brindaba servicio de emergencia hospitalaria. Bolaño indicó que, aunque se ha logrado resolver esta cuestión con acuerdos provisorios, “nuestro Hospital recientemente construido se encuentra con muy pocos recursos humanos”. Provincia ya había dado una mano con el tema, pero ahora les piden por la otra. “Los médicos no quieren radicarse en el sur por los altos costos de vida en Huinca Renancó. La luz es impagable, los alquileres son altísimos y ni hablar del transporte”, apuntó la Bolaño, dicho al que se complementó las declaraciones periodísticas del antes mencionado carnicero, quien confesó estar planificando una mudanza a La Pampa. La “fuga de cordobeses” sin dudas sería un título hiriente para la gestión llaryorista y del que sus rivales sacarían provecho.

Salud y tarifas, los primeros problemas altisonantes de un sur que parece distraído por los elementos políticos que caracterizan la rosca electoral de la ciudad cabecera del departamento Río Cuarto. Las preguntas que surgen en esa región parecen acaparar la agenda regional, mientras los primeros zarpazos a la gestión Llaryora surgen de localidades vinculadas a la oposición provincial. Por lo pronto, la expectativa de la representación huinquense radica en la posibilidad de un control de daños apuntalado por el Gobierno provincial, con respuestas que puedan llegar en el corto plazo. 

“El que no llora no mama”, fórmula que suele tener mayor efecto en tiempos sensibles como lo son los inicios de una gestión provincial que apenas tiene cien días. Según pudo averiguar Alfil, Llaryora ya tomó nota y la misión -comandada por él y ejecutada también por sus referentes regionales- apuntará a evitar lo que la intendenta Bolaño marcó como problema a futuro: que Huinca se caiga del mapa.