Chile, el santuario guerrillero latinoamericano: La injerencia cubana en el proceso revolucionario. (Primera Parte)

Nacional 11 de abril de 2024 Daniel Alvarez Soza
Castro

  Al iniciarse la Unidad Popular, Allende además de convertirse en un factor de financiamiento de la guerrilla, también colocó a Chile como un refugio de elementos subversivos de distintos países de la región, como expresáramos anteriormente. 

     “Desde el comienzo la Solidaridad de Allende con los refugiados políticos     latinoamericanos fue uno de los aspectos centrales de su gobierno y uno de los asuntos más acalorados de discusión pública. El gobierno dio asilo a 70 guerrilleros brasileros, 9 Tupamaros uruguayos y 12 mexicanos en las primeras semanas”. (PEREDO, Osvaldo “Chato”: “Volvimos a las montañas”. Santa Cruz, Bolivia: Osvaldo Peredo Liegue Edición, 2003. Pág. 94.)



   Programa político de la Unidad Popular:

    El programa de la Unidad Popular (UP) identificaba como tarea fundamental, “terminar con el dominio de los imperialistas de la oligarquía terrateniente e iniciar la construcción del socialismo en Chile” (1). La UP proponía poner fin al sistema político y socioeconómico imperante  para implantar “una organización única del Estado estructurada a escala nacional, regional y local que tendrá la Asamblea del Pueblo como órgano superior del poder” (2).

    Los grupos que conformaron la UP a pesar de discrepar respecto a las tácticas a seguir, compartían la meta fundamental de implantar una sociedad socialista en reemplazo del régimen existente. Al día siguiente de  asumir como Presidente, Allende se identificó con los grandes próceres de la historia de Chile, desde los pueblos indígenas, pasando por O’ Higgins, para llegar a las clases trabajadoras y a los “masacrados” como el llamó, en relación a ciertos hechos policiales acaecidos en los gobiernos de Alessandri y Frei. Lo que se agregaba a la enumeración de los proyectos del gobierno revolucionario que encabezaría, consistentes en la supresión de todas aquellas instituciones y sistemas con las que había que acabar, como: “los monopolios, que entregan a unas pocas docenas de familias el control de la economía; el sistema fiscal puesto al servicio del lucro y que siempre ha agravado más a los pobres que a los ricos, que ha concentrado el ahorro nacional en manos de los banqueros y 

su apetito de enriquecimiento; los latifundios, que sigan condenando a miles de campesinos a la sumisión, a la miseria…” (3).

    “Allende insistía, a la vez, que todo eso se haría dentro de los cauces democráticos y pacíficos, cumpliendo por fin “la anticipación de Engels” en la que “puede concebirse la evolución pacífica de la vieja sociedad hacia la nueva, en los países donde la representación popular concentra en ella todo el poder, donde, de acuerdo con la Constitución, se puede hacer lo que desee, desde el momento en que se tiene tras de sí a la mayoría de la Nación”. De ahí se propondría “una asamblea del pueblo”, una Cámara Única que legislará en beneficios del pueblo sin las trabas impuestas por el Congreso, la Corte Suprema, etc. se  transformaría al Estado burgués lo que “significa que acabaremos con los pilares donde se afianzan las minorías que, desde siempre, condenaron a nuestro país al subdesarrollo”. En lo más profundo de nuestras conciencias, las luchas fratricidas. Pero sin renunciar jamás a reivindicar los derechos del pueblo. Nuestro escudo lo dice: “Por la razón o la fuerza”. Pero dice primero por la razón. ¿Y si no fuera por la razón?...” (4).

   A diferencia de los líderes del Frente Popular de 1938, los dirigentes de la Unidad Popular no venían como había dicho el presidente Pedro Aguirre Cerda, a mejorar el sistema vigente, sino a derrumbarlo. Tampoco se acercaba a la idea planteada por el régimen militar del Presidente Pinochet de instaurar una nueva institucionalidad sobre las bases del sistema vigente. Lo que nuevamente supone la inspiración de la declaración de la OLAS.

    Para ilustrar este propósito, el Secretario General del MAPU, Rodrigo Ambrosio, a tres semanas de asumir Salvador Allende dio una entrevista que fue publicada en la revista “Punto Final”: “Tenemos que golpear cuando el golpe sea mortal, cuando el enemigo principal esté debilitado, aislado, a la defensiva; y para eso hay que atraer, o al menos neutralizar, a los enemigos secundarios”. (Reflexiones que son también planteadas por Perón en las “Directivas e Instrucciones” y que Montoneros acogió como táctica doctrinal basada en los planteamientos de Mao Tse Tung y el Gral. Giap) (5).

   El lenguaje combativo de Ambrosio, igual que el de los principales líderes del Partido Socialista, contribuyó a convertir el estilo pragmático-conciliatorio chileno en combate donde se hablaba de “avanzar sin tranzar” (lema de la UP). A la vez convirtió las elecciones y propuestas alternativas  en “trincheras”. Más adelante, Ambrosio agrega: “El enemigo no descansa en su afán de destruirnos o esterilizarnos…Montar vigilancia y estar preparados para enfrentar y derrotar la contrarrevolución es un deber de primer orden que entendemos a toda cabalidad (6). Hemos considerado a Ambrosio por ser éste uno de los “moderados”, oponiéndose a los grupos de ultraizquierda, aun cuando éste reconocía lo siguiente : “aceptamos que esos grupos estaban y están honestamente por la lucha contra los enemigos de nuestro pueblo” (7). 

      El MAPU se integró a la Unidad Popular, militando allí los ex demócratas cristianos que dejaron al Partido (PDC) en 1969, pero las fuerzas dominantes eran el socialista y el comunista.  

“El Partido Socialista, desde sus inicios en 1930, estaba dividido entre sectores marxistas-leninistas, trotskistas, socialdemócratas y facciones personalistas caudillistas”. Desde 1967 la línea dominante del Partido Socialista se identifica con la vía armada hacia el socialismo proclamado en el Congreso de Chillán de aquel año, la que a su vez se alineaba “a los objetivos y organización a la línea general de la política de la OLAS” (8).

    El sector Socialista liderado por el secretario general del partido Carlos Altamirano Orrego, insistió, todavía en 1977, cuatro años después del derrocamiento de Salvador Allende (1973),  que: “No es factible el tránsito pacífico al socialismo en el ámbito de la realidad concreta nacional y continental” (9). En este parecer Altamirano coincidía entonces con los dirigentes del MIR, grupo que rechazaba la vía chilena al socialismo, hasta como posibilidad, posición que era sostenida por el presidente Allende, al menos, durante el primer año de su gobierno.

    Recordando  la entrevista que Allende concediera al escritor francés Régis Debray, publicada en la revista “Punto Final”, éste reitera su compromiso histórico con una revolución socialista y antiimperialista a la vez, que utilizaba las tácticas propicias de la coyuntura para establecer el socialismo como meta estratégica. Debray le preguntó sobre “los términos de conciliación dentro de los cuales se ha desarrollado el actual proceso” y si “se va encajonar al proletariado y sus aliados dentro de las  cuales se ha desarrollado el actual proceso” y si “se va encajonar al  proletariado y sus 

aliados dentro de las instituciones burguesas, apaciguándolos con reformas por aquí, reformas por allá, o si se podrá, en un momento dado romper estos moldes para crear una democracia proletaria”… ¿Quién se está sirviendo de quién? ¿Quien le toma el pelo a quien? Para decirlo brutalmente y de una manera un poco provocadora quizás…” (9). Siguió el dialogo entre los dos:

  • “Allende: ¡No creo que un compañero me provoque con una pregunta!
  • Debray: Bueno, eso se dice de mí, que soy provocador profesional, Compañero Presidente.
  • Allende: ¡Yo no me dejo provocar!
  • Debray: La pregunta es importante.
  • Allende: Y la respuesta es breve: el proletariado.

          … Yo estoy trabajando para el socialismo y por el socialismo” (10). 

    Allende continuó relatando su trayectoria como proponente de la creación de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) en la Conferencia Tricontinental de La Habana, presidente de la delegación chilena, y siendo Presidente del Senado Chileno, miembro de su directorio. 

      La OLAS validaba las guerrillas continentales, ante lo cual Allende afirmaba que: “la lucha revolucionaria, puede ser el foco guerrillero, puede ser la lucha insurreccional urbana, puede ser la guerrilla del pueblo (sic), la insurgencia como el cauce electoral; depende del contenido que se le dé” (11).

     La posición de Allende, de ser respetuoso de los sistemas democráticos, según hemos visto, queda fuertemente debilitada por las expresiones que éste hace sobre la materia, demostrando su inclinación real en cuanto a la aceptación de la vía insurreccional, con lo que la valoración secundaria, que le asigna a la OLAS es contradictoria y que el propio Partido Socialista aclarará:

     “La lucha por el poder es el objetivo estratégico que el Partido Socialista ha de desarrollar en esta generación. La vía violenta es la única posible para asegurar el triunfo de la revolución y su mantención en el poder. La vía electoral sólo debe usarse como un medio de agitación y de propaganda, subordinada al camino de las armas. El Partido Socialista debe adecuar su organización a esta nueva estrategia y organizar de inmediato sus milicias” (12).

__________________________ 

1.-Candidatura Presidencial de Salvador Allende, programa básica del gobierno de la Unidad Popular  citado por LOVEMAN, Brian y LIRA, Elizabeth: “Ardientes cenizas del olvido. Vía chilena de reconciliación política 1932- 1994”. LOM Ediciones. 2000. Pág. 337. 

2.- LOVEMAN, Brian y LIRA, Elizabeth: “Ardientes cenizas del olvido. Vía chilena de reconciliación política 1932-1994”. Ob Cit. Pág. 337. 

3.- LOVEMAN, Brian y LIRA, Elizabeth: “Ardientes cenizas del olvido. Vía chilena de reconciliación política 1932-1994”. Ob Cit. 339.

4.- Salvador Allende “Discurso en el Estadio Nacional” 5 de noviembre de 1970. En Hernán Godoy. Ed. Estructura Social de Chile. Santiago: Ed., Universitaria: 582-584. 

5.- “Las masas no deben detener la lucha”. Punto Final., Nº 118 de 24 de noviembre de 1970, en “Documents of de Chilean Road to Socialism”, con una introducción  de Ben Hahn, Philadelfhia: ISHI, 1977. (Contiene un Tomo de documentos de “El primer año de gobierno Popular” y “El segundo año de Gobierno Popular”. Pág. 26.

6.- “Las masas no deben detener la lucha”. Punto Final. Ob. cit.  Pág. 32.

7.- MOYANO BARAHONA, Cristina: “MAPU o la seducción del poder y la juventud”. Ediciones: Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile. 2001. Pág. 165-167

  1. - DRAKE, Paul: “Socialism and populism in Chile 1932- 1952, Urbana. III Universito of  Illinois Press, 1978. Pág.116.

10.- Declaraciones de Carlos Altamirano, diario Le Fígaro, Paris Francia, 1977. 

11.- “Allende habla con Debray”, Punto Final, Año V, 16 de marzo, 1971. Pág. 60.

12.- “Allende habla con Debray”, Punto Final, Ob. cit. Pág. 61

 

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