HUpC afina plan territorial con más cordobesismo en el interior
El gobernador Martín Llaryora visitó más de 180 localidades este año. El plan de expansión del Partido Cordobés con más intendentes no PJ.
El Movimiento Obrero Peronista, junto a los “herederos” del ex gobernador, conmemoraron las bodas de plata de Unión por Córdoba destacando su “impronta justicialista”. Passerini habló del peso de De La Sota en “el pasado, el presente y el futuro” del peronismo cordobés. Ni Llaryora, ni Schiaretti, ni Vigo asistieron. Aunque hubo emisarios del gobernador.
Provincial15 de julio de 2024Felipe OsmanPor Felipe Osman
Daniel Passerini, Natalia de la Sota y José “Pepe” Pihen fueron las figuras centrales del acto que el viernes pasado conmemoró los 25 años de la llegada al poder de José Manuel de la Sota, arquitecto y líder de Unión por Córdoba.
Tanto en la convocatoria como en las palabras dirigidas por los oradores que tomaron el micrófono en la Casa Histórica de la CGT, primó un tono de celebración, sin ningún reproche directo hacia la conducción del partido, aunque el contexto, las ausencias, y algunas palabras, dejaron lugar a distintas interpretaciones dentro del (amplio) espectro peronista de Córdoba.
Para empezar, ni Juan Schiaretti, ni Alejandra Vigo, ni Martín Llaryora participaron del acto, a pesar de que los tres fueron invitados. Y tampoco enviaron representantes del riñón. El gobernador, vale aclarar, acercó un mensaje, que fue leído por Marcos Vázquez. Y también estuvieron Nicolás Piloni y Mauricio Romero. Los tres, concejales llaryoristas de la capital.
En líneas generales, todos los mensajes, incluido el de Llaryora, estuvieron destinados ensalzar la figura de José Manuel de la Sota como el dirigente fundamental de la renovación que puso fin a la hegemonía radical después de los gobiernos de Eduardo Angeloz y Ramón Mestre. Pero destacaron las palabras del intendente, que hacia el final de su discurso aseguró que “De La Sota es el pasado, el presente y el futuro” del peronismo.
Sin arriesgar demasiado, quienes estuvieron esa tarde en la Casa Histórica de la CGT lo interpretaron como un claro guiño a Natalia de la Sota, hija del ex gobernador, diputada nacional por el oficialismo provincial y frontal opositora a las políticas del Gobierno Nacional.
A diferencia del resto de los diputados que el oficialismo provincial tiene en la Cámara Baja, Natalia de la Sota no acompañó las iniciativas de la Casa Rosada en el Congreso, y desde un principio reprochó la falta de “sensibilidad social” del nuevo gobierno.
En un momento en el que buena parte del PJ reprocha a la conducción provincial el impulso al “Partido Cordobés” -que implica ceder candidaturas, ministerios y recursos a dirigentes que hasta hace muy poco representaban su oposición más firme-, destacar la “impronta justicialista” es interpretado como poco menos que un desafío por múltiples actores del sistema político cordobés.
Unidos, los resquemores del PJ ante sus aliados y un contexto nacional que obliga al oficialismo a consentir los ajustes del Gobierno Nacional postergando la agenda histórica del justicialismo (Milei cosechó el 74 por ciento de los votos cordobeses en el balotaje) configuran un escenario que ofrece oportunidades a quienes se animen a plantear el disenso dentro de Hacemos Unidos.
Junto a las ausencias de Schiaretti y Vigo, destacó la falta de convocatoria de figuras afines al viguismo. Y aunque nadie habla de un “boicot”, lo cierto es que distintos dirigentes del viguismo en el territorio estuvieron de acuerdo en no asistir a la ocasión, precisamente, por verla como un desafío.
Para Passerini, en tanto, conseguir el respaldo del sector del delasotismo referenciado en la hija del ex gobernador es muy propicio. Fundamentalmente si se conjuga con el acuerdo tácito (o no) que existe entre el viguismo y el intendente.
Si a las estructuras oficiales del PJ Capital se añaden las estructuras territoriales del delasotismo, una parte muy principal del territorio quedaría alineado con la gestión municipal, y esto representa un elemento clave no sólo al momento de motorizar la gestión, sino también al momento de defenderla, de presentarla ante los vecinos y de ofrecerles una interpretación de los avances y las dificultades exógenas con las que choca.
Otro dato: el Movimiento Obrero Peronista es una organización que se sobreimprime, casi con exactitud, sobre la CGT Córdoba de Ilda Bustos, Andrés Colazo y Federico Corteletti. En un momento en que la temperatura con los sindicatos estatales va en ascenso, contar con el respaldo de la central que los nuclea no es un asunto menor para el Centro Cívico.
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