Cultura Por: J.C. Maraddón21 de abril de 2025

Un ícono inalcanzable

Como sabía que Coachella era su gran oportunidad para la consagración definitiva, el cantante Benson Boone aprovechó para abordar allí una versión bastante fiel al original de “Bohemian Rhapsody”, junto a un invitado de lujo: Brian May, el guitarrista de Queen, presentado con bombos y platillos.

J.C. Maraddón

La voz y la presencia escénica de Freddie Mercury dejaron una huella en la música internacional que permanece indeleble, aunque ya han transcurrido casi 34 años desde su muerte. Al frente del grupo Queen, trascendió rápidamente los límites del glam rock y el género progresivo al que adscribía aquel cuarteto inglés, para imponerse frente a todos los públicos con canciones que pertenecen al repertorio popular y cuya adopción por parte de las hinchadas de fútbol demuestra su raigambre. Su rango vocal le permitió ir del hard rock a la balada y de allí al tono operístico como si hubiese nacido para abarcarlo todo.

Tras su fallecimiento, el mundo del espectáculo se quedó sin una de sus figuras centrales y, como era lógico, nunca faltaron postulantes a ocupar ese lugar que había quedado tristemente vacante. Los candidatos sabían a lo que se arriesgaban, porque el estilo de Freddie Mercury era único y porque sus fanáticos no iban a admitir así como así que viniera otro a reemplazarlo. Adam Lambert, el vocalista que interpretó a partir de 2012 los temas de Queen, debió soportar las naturales y odiosas comparaciones a las que fue sometido tanto por la crítica como por los seguidores del grupo.

Pero cada tanto surge algún solista que, por poseer una voz privilegiada, es señalado como un probable heredero de Mercury, en lo que constituye a la vez un elogio y una mochila muy pesada, capaz de hundir una carrera promisoria más que elevarla hacia las alturas de la fama. Tal vez el que en un principio se perfiló con mayor ahínco como sucesor por mérito propio de la estrella de Queen, haya sido el cantante inglés Mika, quien se dio a conocer hacia 2006 con el single “Grace Kelly”, en el que su lucimiento sorprendió a quienes pensaban que iba a ser imposible encontrar un émulo de Freddie Mercury.

Así como aquel astro provenía de un origen tan remoto como Zanzíbar, Mika había nacido en el Líbano, pero tras residir con su familia en Francia y Estados Unidos, sus padres se establecieron en Londres, donde recibió educación vocal personalizada a cargo de una soprano rusa. Luego del éxito de su primer single, Mika alcanzó el status de pop star y en 2007 volvió a pegarla con el tema “Love Today”, que en su letra alude a Freddie Mercury; pero su derrotero posterior no estuvo a las alturas de las expectativas que se habían generado en sus inicios.

Después de que en 2018 Marc Martel aportase con gran despliegue la voz del genial artista en la biopic de Queen “Rapsodia bohemia”, desde “American Idol” saltó a la palestra Benson Boone, un solista estadounidense que el año pasado se hizo conocido gracias a la canción “Beautiful Things”. Tal fue el suceso que se desató a su alrededor, que en el reciente festival de Coachella se le dio un lugar de privilegio a su espectáculo, donde además de hacer gala de sus dotes como vocalista, también suele asombrar con sus cabriolas, dignas de la mejor tradición circense.

Como sabía que era su gran oportunidad para la consagración definitiva, Benson Boone aprovechó la ocasión para abordar una versión bastante fiel al original de “Bohemian Rhapsody”, en la que contó con un invitado de lujo: Brian May, el guitarrista de Queen, presentado con bombos y platillos por el joven intérprete. Esa bendición que recibió en Coachella bien puede significar la confirmación de que el trono de Freddie Mercury tiene un aspirante firme, aunque para quienes lo antecedieron en ese anhelo, más bien fue una sobrecarga la responsabilidad de ser equiparados a un ícono de talla inalcanzable.

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