Cultura Por: J.C. Maraddón04 de septiembre de 2023

Románticos en la tribuna

A 40 años del lanzamiento del single “Karma Chameleon” de Culture Club, que salió a la venta el 31 de agosto de 1983, la fama universal de ese tema puede ser medida en los estadios de fútbol, donde los fanáticos utilizan esa melodía para entonar cánticos de aliento a su equipo favorito.

J.C. Maraddón


Tras el desplome precoz (y previsible) del punk, de sus escombros emergieron secuelas que cobraban formas muy diversas y que, para facilitar las cosas, fueron etiquetadas por la industria musical como “new wave”, una nueva ola que apostaba por canciones simples y pegadizas, en contraste con el rock progresivo y los proyectos experimentales. El espectro sonoro se abrió en infinitas direcciones, dentro de las que iba a predominar el estilo pop que vivió su apogeo en los años ochenta y que dio lugar a la publicación de discos y canciones a los que hoy nadie duda en catalogar de clásicos.ilustra boy george

Como esa camada nuevaolera agrupaba intérpretes muy disímiles entre sí, pronto hizo falta abrir otras categorías más precisas, como por ejemplo el synth pop, en el que sobresalía la presencia de teclados y secuenciadores, en tanto quedaban bastante relegados instrumentos que habían sido claves en la evolución del rock, como la guitarra, el bajo y la batería. A lo largo de toda esa década gozaron de enorme predicamento bandas que comulgaban con ese uso de sintetizadores, como Depeche Mode, Human League, Pet Shop Boys, Erasure o New Order, que aportaron muchos de los hits bailables y radiofónicos correspondientes a ese periodo.

Pero también en el despuntar de los ochenta se empezó a hablar de otra tribu musical, difícil de definir en términos estrictamente artísticos, porque más bien los unía una pulsión sentimental y un aspecto que los emparentaba, aunque fuese a lo lejos, con ciertos tics del romanticismo del siglo diecinueve. Inspirados por los pioneros Roxy Music que ya habían implementado esa estética en el decenio anterior, los denominados “new romantics” exhibían vestimentas y peinados glamorosos, además de apelar al maquillaje y a una sobrecarga de accesorios que implicó una especie de sucedáneo de lo que habían sido las tendencias durante la efervescencia de la punkitud.

A fines de 1982, Culture Club, un grupo inglés imbuido de ese espíritu, se imponía en las preferencias con el tema “Do You Really Want To Hurt Me”, single que había sido extraído de su disco debut,”Kissing to Be Clever”. En pleno despegue de MTV como impulsora del formato audiovisual para el consumo de la música, el videoclip de esta canción causó un impacto inmediato por la aparición en cámara del cantante Boy George, quien desafiaba los cánones de la época con una apariencia andrógina cuya desfachatez capturaba las simpatías de las audiencias más jóvenes.

Sin tomarse demasiado tiempo para volver a entrar al estudio de grabación, los Culture Club editaron al año siguiente su segundo álbum, “Colour by Numbers”, en el que iban a subir todavía más la vara de su éxito, sobre todo gracias a una composición en la que contaron con la ayuda de Phil Pickett, quien había sido tecladista de la banda Sailor. Bajo el críptico nombre de “Karma Chameleon”, el tema no sólo se convirtió en el single más vendido del Reino Unido en ese 1983, sino que además llegó al tope de la lista Hot 100 de la revista estadounidense Billboard.

A 40 años del lanzamiento de ese single, que salió a la venta un 31 de agosto, la fama universal de “Karma Chameleon” puede ser medida en las tribunas de los estadios, donde los fanáticos utilizan esa melodía para entonar cánticos de aliento a su equipo favorito. Un giro insólito para uno de los mayores sucesos discográficos del género “new romantic”, que se ufanaba de su esencia chic y de sus looks extravagantes, transformado por los hinchas de fútbol en un himno popular, más allá de que muchos ya se hayan olvidado de su origen.

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