Cultura Por: J.C. Maraddón05 de septiembre de 2023

Se ha aplazado la sentencia

De acuerdo a las publicaciones internacionales especializadas en el séptimo arte, la ola “Barbenheimer” habría logrado revertir la abrupta caída que experimentó el negocio del cine en salas durante las cuarentenas decretadas en virtud del coronavirus a partir del año 2020.

J.C. Maraddón


El viernes 21 de julio se produjo el estreno mundial de dos largometrajes que han dado muchísimo que hablar desde entonces y que, cuando se hagan los balances de este año en materia cinematográfica, seguramente aparecerán entre los más taquilleros y los más comentados de 2023. Pero lo más desopilante es que, más allá de haber debutado en la pantalla el mismo día, “Barbie” y “Oppenheimer” no comparten ninguna otra cosa, porque una es una comedia con cuadros musicales sobre la famosa muñeca y la otra es una biografía narrada en tono dramático sobre el científico a quien se considera “el padre de la bomba atómica”.

Esta divergencia entre dos títulos que, sin embargo, coincidieron en captar la atención de millones de espectadores, derivó en un fenómeno viral en internet, al que se denominó “Barbenheimer”, como una combinación de los títulos de ambas películas. Bajo ese hashtag, en las redes sociales desfilaron los posteos más ingeniosos, que entre otras disquisiciones sugerían verlas una detrás de la otra como si fuesen complementarias, broma en la que se prendió hasta Tom Cruise, quien confesó haber sacado los tickets para funciones consecutivas de las dos. En los últimos días, hasta se habló de que harán un filme mezclando ambos personajes, delirante idea fogoneada a partir de los memes.

Más allá de estas y otras chanzas, todo se fue componiendo para que la dupla  se comportara como un solo tanque de taquilla, movilizando a gente de diferente edad y con gustos distintos a volver a sentarse en las butacas en cantidades que en los últimos años sólo se registraban con las sagas de los superhéroes. Y así como en Estados Unidos la fiebre por estas dos realizaciones se extendió a lo largo de la temporada estival, en estas latitudes coincidió con las vacaciones de invierno, periodo en el que hay mayor predisposición para el entretenimiento fuera del hogar.

De acuerdo a las publicaciones internacionales especializadas en el séptimo arte, la ola “Barbenheimer” habría logrado revertir la abrupta caída que experimentó el negocio del cine en salas durante las cuarentenas decretadas en virtud del coronavirus, que en 2020 impedían la asistencia a espectáculos masivos en espacios cerrados. Fue esa instancia el factor determinante para el crecimiento exponencial del interés por los productos audiovisuales a través del streaming, que multiplicó su menú y comenzó a programar estrenos exclusivos, algo que antes era mirado con temor por las compañías distribuidoras y que terminó imponiéndose por imperio de las circunstancias adversas.

Recién el año pasado el circuito tradicional de exhibición inició su proceso de recuperación, pero con una convocatoria que distaba mucho de la que tenía en otras épocas, lo que llevó a suponer que el público se había acostumbrado al entorno hogareño y que no iba a ser nada sencillo recuperarlo. Desde esta misma columna especulábamos en aquel entonces con el destino que tendrían los antiguos soportes, ante el embate incontenible de la oferta online, que incrementaba suscriptores a un ritmo exagerado e intervenía en las decisiones de la industria como factor de poder.

Habrá que esperar ahora la evolución de los acontecimientos para determinar si lo sucedido con “Barbie” y “Oppenheimer” fue sólo una excepción, o si se trata de una tendencia firme con chances de prolongar sus efectos y de componer un cuadro de situación no tan apocalíptico para el consumo presencial. Los números de recaudación indican que los filmes estrenados más recientemente han capitalizado el rebote, y el ánimo de quienes todavía apuestan por el regreso de los espectadores ha cambiado, a partir de estos datos alentadores que revierten una declinación a la que los expertos creían una sentencia de muerte.

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