Radicales apelan a la memoria emotiva para afrontar el sprint final
Mestre sigue caminando la provincia con una campaña de estilo clásico, puerta a puerta y ponderando la visita a cada localidad para sellar el apoyo del votante radical histórico. En su entorno comparan al Mestre de hoy con el de 2009, cuando llegó a senador en medio de una crisis radical similar a la del presente.
Por Gabriel Marclé
Ramón Mestre encara el último tramo de la campaña con un libreto conocido: aquel que algunos califican como parte de la “vieja política”, pero que en la tradicional Lista 3 (hoy casillero 14) reivindican como una forma de volver a las bases del centenario partido. Volver al territorio, hablar con la gente y recuperar el pulso de la militancia radical son las claves del sprint final hacia el 26 de octubre.
En un escenario electoral fragmentado, donde la marca UCR busca su lugar entre libertarios y peronistas, Mestre apuesta a una receta nostálgica: la política de cercanía, la del saludo y la caminata, la del “puerta a puerta” en cada localidad. La memoria emotiva funciona como brújula para inspirarse en momentos más exitosos del radicalismo, en los cuales él también fue protagonista.
“Si no votás por los peronistas porque estás cansado de lo que viene sucediendo en los últimos 25 años, si no votás por La Libertad Avanza porque son crueles e improvisados, el 26 de octubre te esperamos con los ideales y la coherencia de siempre”, dice en uno de sus últimos spots. Aunque busca captar el voto no radical, su estrategia sigue apoyada en retener al votante clásico del partido.
El comando de campaña insiste en que el trabajo fuerte ocurre fuera de las pantallas. Su agenda repite un patrón: recorrer cada localidad, por más pequeña que sea. “No miramos las encuestas, miramos la calle. En el territorio se ve que el apoyo es grande”, aseguran desde su entorno, que evita hablar de números, pero confía en una performance suficiente para ingresar al Congreso en diciembre.
En los balance de esta campaña surge inevitable la comparación con 2009, cuando Mestre, siendo concejal, se lanzó al Senado en plena crisis radical. “Se puso el partido al hombro en un momento realmente malo, similar al de ahora”, recuerda uno de sus colaboradores de entonces. Aquella elección lo consolidó como figura provincial y lo catapultó a la intendencia años más tarde. Hoy su apuesta es distinta, pero con el mismo trasfondo: reposicionar su apellido en un escenario donde la UCR parece quedar relegada a ser socia de alianzas.
Esta semana Mestre estará en Río Primero, en Río Cuarto y en los departamentos del Oeste provincial —San Javier, San Alberto, Pocho, Minas y Cruz del Eje— para cerrar con un acto en Salsacate. Luego recorrerá Tercero Arriba, Marcos Juárez y Unión. En paralelo, se ultiman los detalles de la cena de recaudación y del acto de cierre, que marcarán el final de una campaña intensa, centrada en la presencia territorial, la mística partidaria y el intento de reconectar con la identidad radical.
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