Cultura Por: J.C. Maraddón26 de enero de 2024

Entre el tributo y el negocio

En septiembre de 2023, para conmemorar el cuadragésimo aniversario de su natalicio, se llevaron a cabo diversas actividades tendientes a recordar a la fallecida cantante Amy Winehouse, entre las que se cuenta la publicación de un libro que recopila escritos íntimos.

J.C. Maraddón


La industria discográfica nos ha acostumbrado a que, ante la muerte temprana de alguna estrella musical, sobrevenga una avalancha de compilados, grabaciones inéditas, registros en vivo y todo tipo de homenaje sonoro a ese artista que ha fallecido y que, sin embargo, aún después de su deceso puede seguir siendo redituable. Los lanzamientos póstumos ya son un clásico por parte de los sellos que, ante la perspectiva de que ya no habrá nuevo material por parte del intérprete al que habían fichado, pretenden recuperar ese “lucro cesante” a través de una catarata de álbumes destinados a saciar el interés de los fanáticos.

Pero en la cultura pop ese no es el único modo de expoliar la memoria de un muerto ilustre: también se espera que su biografía sea motivo de documentales, biopics y cualquier otra clase de productos cinematográficos vinculados a la figura en cuestión, con una fidelidad que puede ser mayor o menor con respecto a cómo sucedieron las cosas en realidad. Así, a la par de aquellos filmes autorizados y a veces hasta producidos por sus herederos, están las películas que dicen inspirarse libremente en datos fidedignos y que, por ende, se permiten licencias que desatan polémicas sumamente lucrativas.

Según lo posibilitan las tecnologías que hoy parecen desafiar los límites de la imaginación, también se ha logrado revivir a los astros caídos a través de hologramas, que condenan a perpetuidad a esa representación fantasmática a trabajar sin descanso para que el nombre del difunto siga generando ganancias. De más está cuestionar la morbosidad de este tipo de procedimientos: para quienes adoraban a esa persona en vida y para los que no llegaron a apreciarla en directo porque no habían nacido cuando se murió, la ilusión de verla cantar otra vez sobre un escenario supera cualquier reparo de origen ético.

Pero quizás el recurso más utilizado para continuar sacándole el jugo a alguien célebre que ya no está entre nosotros, sea el de la publicación de un libro que lo evoca, de la manera que sea, y que tenga perspectivas de convertirse en objeto de deseo para sus seguidores. El formato más usual son las memorias, pero apuntes personales, textos perdidos, álbumes fotográficos, testimonios de testigos directos de su trayectoria y hasta memorabilias escritas por familiares directos o amigos íntimos, suelen aparecer periódicamente, en especial cuando se cumple un aniversario redondo de la fecha de nacimiento o del deceso.

Algo así sucedió el año pasado con la cantante británica Amy Winehouse, fallecida en julio de 2011 a la fatídica edad de 27 años. En septiembre de 2023, para conmemorar el cuadragésimo aniversario de su natalicio, se llevaron a cabo diversas actividades tendientes a recordar a esa vocalista extraordinaria que podía navegar entre el jazz y el pop sin agitarse. Era lógico que se la evocara por lo trágica que fue su pérdida, suscitada como colofón de un discurrir vital signado por las adicciones y por esa constante búsqueda de afecto que suele apremiar a aquellos que habitan la soledad de la fama.

Y entre esa andanada de homenajes, apareció el libro "Amy Winehouse: In Her Words", un volumen impreso en el que la editorial Harper Collins ha reunido diarios íntimos, letras escritas a mano, poemas, fotografías y textos inéditos, presuponiendo que quienes la admiraban y la admiran todavía no desecharán esta oportunidad de acercarse todavía más a su ídolo. No puede faltarle a este lanzamiento editorial el respaldo de los padres de la artista, que han facilitado gran parte del material que aparece en el libro y que, de este modo, son cómplices de una iniciativa a mitad de camino entre el tributo y el negocio.

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