El ecosistema libertario reacciona a la centralidad de Bornoroni
El rol protagónico que el diputado nacional empieza a desempeñar en el mapa cordobés es visto con celo desde los contornos de la entente liberal-libertaria. Se acumulan en su contra acusaciones de acaparar lugares (léase, cajas) para sus allegados sin reparar en la pericia técnica que demanda su control.
Por Felipe Osman
Karina Milei y Martín Menem llegaron una semana atrás a Córdoba en el marco de un viaje relámpago que tuvo un único objetivo: levantar el brazo de Gabriel Bornoroni como único abanderado de La Libertad Avanza en la provincia. De hecho, la ocasión no pudo haber resultado más aparente. El presidente de la Cámara Baja y la secretaria general de la Presidencia vinieron para respaldar la presentación judicial de Bornoroni para constituir LLA como partido en Córdoba. Presentación que, debe decirse, compite con otras dos y resiste objeciones de los partidos que en 2023 integraron la alianza homónima en éste y otros distritos.
Pero dejemos a un lado aquellas complejidades técnicas. El ungimiento de Bornoroni como el encargado de repartir el juego dentro de la filial libertaria de Córdoba, moleste a quien moleste, viene en los hechos a resolver un problema de larga data para la estructura minarquista. Y no por tratarse concretamente de Bornoroni, sino por definir un orden.
Desde mediados de 2023, o incluso antes, cuando la estructura partidaria de La Libertad Avanza estaba apenas en su génesis, ya se escuchaba la pregunta de qué orden imprimiría la Mesa Nacional al armado cordobés. Esa misma incógnita creció durante la campaña, cuando se hacía imperiosa la necesidad de diagramar un esquema de fiscalización eficiente, y siguió creciendo cuando, una vez ganadas las elecciones con cobertura PRO, los libertarios empezaron a caer en cuenta de las dimensiones del aparato estatal, con centenares de asientos que llenar en los organigramas de las delegaciones nacionales.
Y la respuesta finalmente llegó. La designación de dos socios de Bornoroni al frente de las dos cajas más disputadas del Estado Nacional en Córdoba, a saber, Marcos Patiño Brizuela en PAMI y Andrés Bauzá en ANSES, conlleva un mensaje que no necesita interpretaciones. El diputado es el elegido de Buenos Aires para ordenar las cargas en la provincia. Y todo orden, va de suyo, deja un a un vencedor y a un tendal de derrotados que deben encolumnarse.
Ese es el capítulo que ahora se abre para la filial cordobesa de LLA, y del que ya empiezan a conocerse los primeros avances.
Durante la última semana, bajo el anonimato que por igual ofrecen las redes sociales o las conversaciones en off, una crítica empieza a volverse recurrente, y parte desde las orillas de LLA Córdoba hacia su nuevo epicentro: Bornoroni. Todos le achacan haber elegido para encabezar las delegaciones cordobesas del PAMI y la ANSES a sus más directos colaboradores sin haber reparado -según apuntan- en su experiencia o pericia técnica para desempeñar esos cargos.
Es que los libertarios dicen haber llegado a la vida pública argentina para cambiar el eje de un sistema pervertido por “la casta”, solo orientado a satisfacer intereses personales de los gobernantes y desconectado de las necesidades de la gente. Es decir que, dentro de la reivindicación de la moral en la política que proponen, los libertarios no pueden elegir entre sus amigos al momento de completar los cargos más encumbrados del Estado Nacional. Tienen que hacerlo atendiendo a un único criterio objetivo, que es la capacidad técnica y moral para desempeñar el cargo en cuestión. Y esa máxima, acusan los libertarios, estaría siendo violada por Bornoroni al buscar entre sus socios para llenar los organigramas.
Se desconoce qué tanto molesta esto a los partidarios de Milei en Córdoba o, más aún, si siquiera han caído o caerán jamás en cuenta de ello. Lo que sí se advierte, en el resto del espectro político, es una mueca de incredulidad ante los cuestionamientos que los propios apuntan a Bornoroni.
Es que el propio Milei ya sacrificó tiempo atrás, en el altar del pragmatismo, sus pruritos ideológicos, cuando debió amalgamar una estructura partidaria capaz de soportar su candidatura nacional con saldos y retazos de partidos que jamás compartieron un núcleo de coincidencias políticas y que, además, completaron como un collage las listas legislativas de 2023.
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