Forjada en la nueva ola
De sus inicios con el grupo neoyorquino de new wave Blue Angel y de cómo arrancó y se desarrolló su trayectoria solista nos cuenta “Let The Canary Sing”, un documental biográfico sobre la cantante Cyndi Lauper que fue estrenado hace pocos días por la plataforma Paramount+.
J.C. Maraddón
Con el aporte pionero de los Ramones, Nueva York ha quedado asociada a la historia del movimiento punk, que después trasladó su epicentro a Londres, pero que tuvo en la metrópolis estadounidense una camada de representantes de enorme valía. Por eso, cuando ese género empezó a perder altura y terminó precipitándose en una caída súbita, no llamó la atención que en la escena neoyorquina se produjera la aparición de intérpretes vinculados a la new wave, que fue como se denominó comercialmente a ese aluvión de bandas y solistas que emergieron a fines de los años setenta, con la energía del punk y la sutileza del pop.
Los nombres de Talking Heads, Blondie o Television forman parte de ese cuadro de honor de los nuevaoleros que tuvieron en el club nocturno CBGB el escenario donde hacer de las suyas. Junto a otros artistas oriundos del resto del territorio estadounidense y de Inglaterra, ofrecieron una propuesta que retomaba cierta pose punk, pero que exploraba otras sonoridades, tanto en lo melódico como en lo experimental. Aunque la new wave nunca ha sido considerada como una movida homogénea, lo que se esconde detrás de esa categoría es más bien el espíritu de una época dentro de la música.
Y si algo punk tuvo esa nueva ola, fue la conciencia de que todos podían hacer música, lo que desató una fiebre generalizada por armar bandas y salir a tocar entre los jóvenes que aporreaban de modo primitivo algún instrumento y se animaban a cantar. De ese fenómeno se alimentó el emprendimiento del tecladista y saxofonista John Turi, quien en 1979 se puso al frente de un grupo llamado Blue Angel y tuvo la feliz idea de reclutar como cantante a una chica de 26 años con una voz poderosa y una presencia inquietante: Cyndi Lauper.
Dentro de un estilo que abrevaba en el rockabilly de los años cincuenta, Blue Angel comenzó a recorrer bares y salas de Nueva York, hasta conformar su propio círculo de fans que los seguía de modo incondicional. Ese predicamento los impulsó a establecer contacto con el sello Polydor, para el que grabaron su primer y único disco, cuyas ventas no estuvieron tan mal… ni tan bien. La compañía desistió de hacer un segundo intento y eso los hundió en el desánimo, pero ya había quienes le habían echado el ojo a la vocalista y la tentaban para iniciar un periplo en solitario.
De aquellos inicios con Blue Angel y de cómo arrancó y se desarrolló su etapa solista nos cuenta “Let The Canary Sing”, un documental biográfico sobre Cyndi Lauper que fue estrenado hace pocos días por la plataforma Paramount+. Dirigido por Michael John Warren, este filme pone el acento sobre ciertos aspectos de la vida pública de esta estrella musical, que la sitúan como anticipándose a perspectivas de género que recién se hicieron patentes mucho tiempo después. Por ejemplo, el mensaje feminista con el que tiñó su versión de “Girls Just Wanna Have Fun” y el respaldo a la comunidad LGBT afectada por el Sida en “True Colors”.
Sin embargo, llama la atención el interés que la película le dedica a ese periodo germinal en el que ella integraba Blue Angel y se montaba desde ese lugar sobre la corriente de la new wave que cautivaba a la juventud rockera. Sin detenerse en ese momento en el que ella se forma como cantante, compositora y agitadora cultural, no hay manera de comprender la contundencia de su debut con “She’s So Unusual”, un álbum que cumplió 40 años en 2023 y por cuyo aniversario se decidió filmar este largometraje.
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