Cultura Por: J.C. Maraddón02 de julio de 2024

Cuando el espanto no es unánime

“Hitler y los nazis: La maldad a juicio”, se llama la docuserie estrenada por Netflix en el mes de junio, que vuelve a la carga sobre la biografía del mentor del nazismo, con la siempre rendidora fórmula de los testimonios, las imágenes de archivo y la recreación de escenas mediante actores.

J.C. Maraddón


En noviembre del año pasado se cumplió un siglo del intento de golpe de estado contra la República de Weimar que encabezó Adolf Hitler, quien desde el insólito ámbito de una cervecería de Munich protagonizó un putsch que fue motorizado por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. El fracaso de ese movimiento no impidió que diez años después aquel líder fuese consagrado como canciller de Alemania, en el comienzo de un proceso que derivó en la toma del poder absoluto por parte de ese austriaco que había arrancado su carrera política como un simple agitador callejero de ideas en nada compatibles con el sistema democrático.

Más que sabido es lo que sucedió después, con Hitler ya investido de la máxima autoridad y dispuesto a conquistar el espacio vital para la raza germana, aniquilando a todos los que no encajaran en su ideal de la superioridad aria. Ese oscuro inmigrante que había conseguido el aval de muchos alemanes con su verba, iba a desatar una conflagración mundial con un saldo de millones de víctimas, entre las que se contaron aquellas que padecieron los horrores de los campos de concentración, pieza clave de una política de exterminio que puso en marcha una maquinaria criminal.

Tan fuerte ha sido la marca dejada por esos acontecimientos en la memoria de la humanidad, que con frecuencia aparecen entre los títulos ofrecidos por las plataformas online, películas o series de ficción y sobre todo documentales que se refieren a ese periodo la historia contemporánea. Quizás por el morbo que alimentan esos recuerdos o, si pensamos bien, como una forma de resguardar la memoria para que esas atrocidades no se repitan, lo cierto es que la industria audiovisual recurre periódicamente a lo sucedido en la Alemania hitleriana para elaborar contenidos que suelen tener una acogida más que satisfactoria.

“Hitler y los nazis: La maldad a juicio”, se llama la docuserie estrenada por Netflix en el mes de junio, que vuelve a la carga sobre la biografía del mentor del nazismo, con la siempre rendidora fórmula de los testimonios, las imágenes de archivo y la recreación de escenas mediante actores que personifican a los jerarcas involucrados. Nada nuevo puede esperarse de otra producción entre tantas, que procura dar explicación a lo inexplicable, en vez de aportar nuevos detalles que suministren algo no dicho con anterioridad. Pareciera que solo se trata de una nueva maniobra para atrapar a los interesados en el tema.

No es que no sea necesario recorrer una vez más ese periplo de un hombre que llevó al mundo a una guerra de dimensiones nunca antes vistas. Pero a algo más de cien años de aquella infructuosa tentativa de derrocar al gobierno alemán, bien podría ajustarse la mirada a una perspectiva más actual, que involucre el legado de lo acontecido entonces, vinculándolo con hechos del presente a los que sin forzarlos demasiado se les podría atribuir similitudes con los de aquella trágica etapa, en vez de retratar eso mismo como si fuese una pesadilla que quedó atrás.

Lamentablemente, los resabios de esa cruzada totalitaria que Hitler promovió han renacido en un contexto global que, tal como sucedió en la pasada centuria, asiste al descrédito de las instituciones republicanas y justifica la imposición por la fuerza de ciertos preceptos sobre los que se profesa una fe ciega. Una maldad no tan distante de la que nos expone “Hitler y los nazis…” aparenta estar de moda por estos días, en especial entre jóvenes de distinta nacionalidad y extracción social que, de tanto ver tanto material fílmico sobre el Führer, pueden llegar a caer en la admiración en vez de espantarse ante su demencial discurso.

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