Esquirlas de una reunión cumbre
Como una especie de justicia poética, casi 40 años después de aquella juntada con Spinetta que tuvo un final abrupto, Charly García manipuló un demo de la versión original de “La pelícana y el androide”, le agregó instrumentación y voces, y la convirtió en el décimo track de “La lógica del escorpión”.
Por J.C. Maraddón
En aquellas épocas cuando el rock argentino todavía transitaba las catacumbas del underground, mientras la dictadura arrasaba con todo y obligaba a los músicos del género a exilarse o apelar a metáforas para decir lo que sentían en sus letras, se fue construyendo una veneración hacia dos ídolos que parecían incompatibles. Las trayectorias de Luis Alberto Spinetta y Charly García ofrecían más convergencias que divergencias, pero la prensa especializada se obstinaba en presentarlos como figuras antagónicas y sus respetivas legiones de fans compraron ingenuamente ese discurso. Se gestó así una grieta de la que sólo los rockeros aceptaban tomar parte.
Tal vez acicateados por esos estímulos externos, los propios aludidos se prendieron en la jugada: en un tiempo en que los músicos de rock iban de acá para allá de banda en banda, ellos seguían caminos paralelos sin prestarle atención a lo que hacía el otro. El perfil más críptico y experimental de Spinetta contrastaba con la vena más popular y controvertida de García, alimentando una rivalidad entre sus admiradores que no pasó a mayores pero que se hizo patente a comienzos de los ochenta, cuando uno arrancaba con su proyecto de Jade y el otro brillaba con Serú Girán.
El primer síntoma de un probable acercamiento se dio en septiembre de 1980, cuando una tapa de la revista “Hurra” que los ponía frente a frente, derivó en una fecha conjunta de las dos formaciones que ellos encabezaban en el estadio de Obras Sanitarias. Nunca se sabrá si lo de esa publicación fue o no una campaña de marketing, pero lo cierto es que el resultado no pudo ser mejor, porque al fin se habían juntado las dos estrellas de la escena argentina y con eso sellaban una asociación que de allí en más iba a tener nuevos episodios en su historial.
Desde la grabación de “Peluca telefónica” para el primer disco solista de Charly “Yendo de la cama al living” de 1982, hasta la aparición de García en el show de La Bandas Eternas en 2009, fueron varias las oportunidades en que estos divos se cruzaron y compartieron desde escenarios hasta la composición de canciones. Aunque pudo haber habido cortocircuitos propios del ego y la disparidad conceptual de cada uno, no cabe duda de que fueron sinceros cuando probaron de trabajar juntos y también lo fueron cuando resolvieron apartarse porque no coincidían en la manera de hacer las cosas.
Tras el fracaso del intento de grabar un disco conjunto con García, a finales de 1985 Spinetta entró a estudios para registrar los temas de “Privé”, un álbum solista en el que incluyó temas que habían sido pensados para el dúo con Charly, completando un repertorio en el que sólo había una canción elaborada por los dos: “Rezo por vos”. Entre esas piezas recuperadas para “Privé”, se cuentan “Pobre amor, llámenlo” y “La pelícana y el androide”, este último con una típica letra spinetteana que narra un improbable romance entre dos seres que terminan procreando una cría híbrida.
Como una especie de justicia poética, casi 40 años después de aquella juntada con final abrupto, García manipuló un demo de la versión original de “La pelícana y el androide”, le agregó instrumentación y voces, y la convirtió en el décimo track de “La lógica del escorpión”, su flamante último disco. A la par del pastiche de novedades y antigüedades allí reunidas, este rescate actualiza las esquirlas de un choque de cerebros que sacudió la estantería de la música argentina y que todavía emociona a los adultos nostálgicos y a los jóvenes que conocen de mentas esa historia de una reunión cumbre.
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