Cultura Por: J.C. Maraddón18 de septiembre de 2024

En qué andan hoy los oficinistas

Entre anuncios de adaptaciones y franquicias de “The Office”, resuena desde Australia que se viene una versión donde la jefatura será ejercida por una mujer, gerenta de una firma de embalajes que, por una cuestión presupuestaria, decide invitar a sus empleados a realizar sus labores desde la casa.

J.C. Maraddón

La serie “The Office” tiene muy bien ganado un lugar entre las mejores tiras de comedia de la historia de los medios audiovisuales, porque cambió la concepción del género al romper la cuarta pared y porque combinó de modo magistral las andanzas de una troupe de personajes al mando de un jefe desopilante. De frente al legado noventoso de ese mundo de oficinas en las que operarios de ventas telefónicas eran empujados a competir entre sí para obtener mayores beneficios, Ricky Gervais imaginó esta parodia que debutó en 2001 en la BBC y que bajó de cartel un par de años más tarde, luego de que se emitieran apenas 14 episodios.

Fue la franquicia estadounidense de esta realización la que obraría el milagro de conquistar a la audiencia internacional, con la sensible intervención de Steve Carell en el papel de Michael Scott, ese gerente de una humilde sucursal de la papelera Dunder Mifflin, cuyas ínfulas de grandeza no condicen con sus reales aptitudes. A sus órdenes, una turba de empleados cuya actitud va desde el servilismo más abyecto a la total indiferencia, discurre en entremeses que han edificado un sensacional ciclo de nueve temporadas en la NBC, durante un periodo que fue de 2005 a 2013.

Al igual que otras series de gran éxito en su país de origen, desde el comienzo “The Office” fue asumiendo adaptaciones en todo el planeta, algunas con mejor fortuna que otras, aunque ninguna haya superado a la que se produjo en Estados Unidos, que ha adquirido estatus de culto y ha cosechado millones de fanáticos. Cualquier ámbito urbano en que las historias de oficina despierten alguna identificación, es un potencial mercado para un producto de estas características, que tantos guiños les ofrece a quienes alguna vez hayan desempeñado una tarea de ese tipo.

A lo largo de este año, cuando “The Office” en su variante estadounidense lleva ya tiempo disponible en plataformas de streaming, han llovido anuncios acerca de nuevas franquicias y de futuros proyectos que parten del argumento original y disparan en otras direcciones. Se habla, por ejemplo, de que el año que viene se verá la primera versión africana, de que habrá una remake cuyos episodios transcurrirán en la redacción de un diario en decadencia, y que está en carpeta un spin off también producido por la NBC que promete respetar el estilo de falso documental que fuera tan novedoso veinte años atrás.

Sin embargo, quizás el más sonoro de los titulares al respecto haya sido la novedad de que en Australia se ha desarrollado una “The Office” donde la jefatura será ejercida por una mujer, Hannah Howard, gerenta de una firma de embalajes que, por una cuestión presupuestaria, decide invitar a sus trabajadores a realizar sus labores desde la casa. Con la comediante australiana Felicity Ward como protagonista, la tira tiene fecha de estreno para octubre en la plataforma de Prime y seguramente es esperada con ansiedad por aquellos que cayeron ante el embrujo de este programa hilarante.

Lo curioso de este inminente lanzamiento es que realiza una actualización por partida doble a aquella trama que hoy, en tiempos de empoderamiento femenino y de trabajo virtual, luce por demás añeja, más allá de que sus gags no haya perdido la efectividad ni mucho menos. Con una jefa de sexo femenino y subordinados que se reportan cada uno desde su hogar, el panorama se presenta acorde a este momento que estamos atravesando. Solo resta saber si, en ese contexto amigable con el presente, las andanzas de estos oficinistas (que ahora ni siquiera van a convivir en el mismo espacio) nos siguen haciendo reír con idéntico entusiasmo.

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